EVADE

24. Sueños reveladores.

Entonces, fue ahí cuando les hizo un señalamiento a unos sujetos que llegaron por la misma puerta que la silueta. Ellos se acercaron, me tomaron de los brazos y algo hicieron conmigo porque después de eso no pude ver nada. Más que luz blanca.

Un gran nudo se formó en mi garganta de la impotencia por no poder defenderme. Me sentía inútil. 

Paredes blancas.

Paredes opacas.

Luces brillantes.

Y cuando volví a abrir los ojos el entorno se llenó de siluetas oscuras. Todos me estaban rodeando. Y poco después, ubique a Jess.

Él tomó su filosa arma y pasó sus dedos por la punta. Lo vi a los ojos y todo mi cuerpo se tensó. ¿Por qué me estaba haciendo esto a mi? Entonces, la silueta se inclinó hacia él, colocó una mano sobre su hombro y muy firme dijo:

Erfülle deinen Mission, Demon.

Y todo pareció suceder en cámara lenta; Jess lanzó su arma hacia mi dirección, que terminó encajada justo en mi pecho. Justo en el corazón. Todos mis sentidos se detuvieron. Me era cada vez más difícil respirar. La garganta me ardía y poco a poco sentí los hilos de sangre brotar de mis labios y de mi pecho. Caí de rodillas contra el suelo. Intenté arrastrarme e incorporarme de nuevo y volví a fallar. 

Necesitaba salir de aquí. Necesita huir. ¿Por qué nadie hacía nada?

El sonido de mi cabeza chocar contra el suelo de mármol hizo eco por toda la habitación. Estaba débil, sola y herida. Y justo en ese momento, Jess se aproximó hacia mí. Me sujetó del cabello con brusquedad y me miró fijamente a los ojos. Las lágrimas empañaron mi vista mientras trataba de liberarme de su agarre.

Él era peligroso.

Él era cruel.

Él era...

—Sam.

 Pronunció mi nombre con calidez.

—¡Sam! 

Abrí los ojos como platos, con la respiración alterada y mire hacia todos lados.

—Tranquila, solo fue un sueño —la voz de Jess se volvió cercana y mi vista se fue aclarando poco a poco—. Fue una pesadilla. —me dijo él. 

Cuando sus ojos se encontraron con los míos un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo.

—¡Suéltame!—exclamé con desesperación. Luche para alejarme de él. Jess frunció el ceño e intento acercarse, pero yo me aleje de golpe y retrocedí al instante.

Y de pronto ya no sentí más el colchón y, caí directo al suelo sintiendo un dolor sobre el dorsal.

Estúpida.

Mire hacia mi alrededor con el pecho subiendo y bajando agitadamente. Y poco a poco reconocí mi habitación, ya no había ninguna luz blanca. Todo había sido una pesadilla. Suspire aliviada y pase mi mano por mis mejillas. Estaba muy sudada y alterada. 

¿Por qué había soñado algo tan cruel?

Escuché unos pasos y dejé de respirar al verlo caminar hacia mi dirección. Llevaba sus comunes pantalones de chándal y una sudadera oscura. Tenía los ojos hinchados y el cabello desordenado. Lo había despertado. Seguía asustada, pero ya no tanto como hace unos minutos. Verlo ahí, tan calmado y preocupado, me calmó.