—¿Cómo te sientes?

—Cansado, pero estoy bien, o eso dice el doctor —sonríe un poco y da un par de palmadas en la camilla indicándole a Rob que se siente a su lado— ¿Ya vas a decirme que hacías ahí? —pregunta cuando lo tiene cerca, esperando su respuesta.

—¿Para qué quieres saberlo? Lo importante es que pude ayudarte, ¿no?

Joshua lo mira y sonríe rodando los ojos. Aún siente algo por él y no podía negarlo. Siente como la mano de Robbie acaricia la suya y comienzan a entrelazar sus dedos—. ¿Por qué estás aquí? —susurra. No entendía por qué estaba sucediendo esto, pero le gustaba y quería que fuera real; pero sabía que al salir del hospital todo volvería a la normalidad.

—Porque eres importante para mí... y quería asegurarme de que estuvieras bien.

Joshua se sonroja y lo único que quería hacer en ese momento era besarlo, pero no podía moverse mucho así que o Robbie lo besaba o se quedaría con las ganas.

—Además —continúa al ver que Joshua no decía nada—. Quiero disculparme contigo, ojalá pudiera regresar el tiempo y haberme dado cuenta antes de lo que siento.

—¿De lo que sientes? —Joshua frunce el ceño.

—Sí. De lo que siento por ti. Que en realidad con quien quiero estar es contigo.

Una amplia sonrisa aparece en los labios de Joshua, no podía creer lo que estaba escuchando, sentía que estaba soñando o que todo era efecto de la anestesia y el medicamento que le habían dado para el dolor. Pero era real.

—Yo también quiero estar contigo.

Robbie sonríe y siente como su corazón comienza a latir rápidamente al acercarse a Joshua para besarlo. Rosaron sus labios tiernamente y el ruido de la puerta los hace sobresaltarse y separarse de inmediato.

Al darse la vuelta, Rob se encuentra con Iraní. Ambos chicos estaban muy nerviosos ya que no sabían si ella había alcanzado a ver toda la escena del beso.

—Hola, eh, yo... estaré a fuera —Rob balbucea un poco y sale de la habitación encontrándose con Marie.

Maldice por dentro. ¿Pero en qué estaba pensando? Pudo haber sido ella quien entrara a la habitación y los encontrara besándose y eso hubiese sido peor.

—¿Él está bien? —se atreve a preguntar Marie.

—Sí. Todo salió bien.

—Le traje un poco de ropa, por si la necesita.

Rob asiente—. Me comentó que te has estado quedando en su departamento. Puedes regresar a casa cuando quieras.

—No es el momento para hablar de eso, Robbie.

—Ok.

(...)

—¿Ya vas a decirme qué ocurría antes de que yo llegara? —Iraní insiste.

—Nada, ya te dije. Robbie solo acomodaba mi almohada.

Ella entrecierra los ojos— Ok, te creeré. Aunque sigo sin entender por qué está aquí. ¿No se supone que se odian mutuamente?

—No. Somos... amigos. Es decir, es uno de mis jefes —suena nervioso—. Así que hablamos y decidimos arreglar las cosas y ser amigos.

—Bien. ¿Y Dave?

—No lo sé. No ha llamado. Él solo huyó y los tipos lo siguieron, no estoy muy seguro de lo que pasa con él. Creo que tenían razón sobre él.

Un par de golpes sonaron del otro lado de la puerta y segundos después Marie entró. Joshua toma un gran bocado de aire al verla entrar; si antes se sentía incómodo, ahora se sentía peor después de lo que había pasado con Rob hace unos minutos. Pero debía fingir, por ahora, frente a ella.

~

Había sido una noche larga. Marie insistió en quedarse a cuidarlo, en caso de que necesitara algo, pues sentía que se lo debía al estar durmiendo en su casa. Robbie e Iraní se fueron a sus casas evitando tener una conversación sobre lo que había o no visto al llegar a la habitación.

A la mañana siguiente, Robbie regresó para ayudar a Joshua a llegar a su departamento. Había estado en observación en el hospital solo para asegurarse de que todo esté bien y era hora de irse, solo usaría muletas por un mes en lo que se recuperaba de la herida.

Marie, Joshua y Robbie permanecieron en silencio en todo el camino al estacionamiento. Se dirigieron al auto de Rob, quien ayudó a Joshua a subirse y guardó las muletas en la parte de atrás, mientras que Marielle se dirige a su auto, pues ella condujo hasta el hospital la noche anterior.

—Eso fue incómodo —Joshua rompe el silencio al estar los dos dentro del auto.

Robbie lo mira y suspira con alivio—. Creí que solo era yo —comienza a conducir hacia el departamento de Joshua.

Joshua sonríe un poco—. ¿Hablaste con ella?

—Lo intenté, le dije que puede volver a casa cuando ella quiera, pero dijo que no era el momento para hablar de eso.

—¿Sabes qué pienso? Creo que querrá quedarse más tiempo con pretexto de ayudarme... como lo hizo anoche.

Robbie ríe entredientes y desvía la mirada.

—¿Qué? ¿Qué es lo gracioso?

—Se me ocurrió algo, pero no creo que sea posible —ríe de nuevo.

—No importa, dímelo —pide Joshua con curiosidad.

—Ok, solo pensé en que si ella no quiere venir a casa, sería divertido que tú vinieras.

Joshua sonríe ampliamente y da un beso en su mejilla—. Me encantaría.

¿Mi esposo es GAY? © Robbie Amell [LIBRO#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora