Pero por más que luchó, el mar no lo quería dejar ir. Su pecho comenzó a doler, quería llorar, quería rendirse y a la vez mantenerse fuerte. No sabía porqué se había metido allí y peor aún, porque le era tan imposible volver a salir cuando nadar siempre fue una especialidad suya. Sus ojos comenzaron a pesarle, ya no le dolía el cuerpo, de hecho, se veía más tentador quedarse allí abajo, hundido, siendo el faro lo único que sus ojos podrían ver cómo final del camino.

Pero no fue eso lo que vió al final, no. Hubo algo más. Algo que alcanzó a ver antes de perder la conciencia completamente. Esperaba un tiburón, esperaba morir con una enorme ballena comiéndose su cuerpo de manera agresiva, viviendo en su estómago como aquel muñeco de madera que hablaba. Esperaba un enorme pulpo, un calamar, algo que tuviera sentido. Pero, ¿Cómo podría tener sentido si nada de eso lo estaba teniendo?

Y con ese pensamiento de una realidad poco realista, irónicamente, sus ojos miraron una enorme cola de pez pasar al frente suyo. Sus ojos internaron volver a abrirse, quería saber qué era esa alucinación que su mente comenzaba a proyectarle. Su cabeza se giró tratando de encontrar el inicio de ese animal, pero lo único que alcanzó a ver fueron unos hermosos ojos azules brillantes, mirándolo con dolor y preocupación.

Y aunque toda su vida se esmeró por atrapar todo monstruo marino, por primera vez, lo único que cruzó por su cabeza fue un "bonito" que terminó por dejarlo inconsciente mientras unas manos tomaban su cintura y lo hundían fuertemente hasta el fondo. A las profundidades, perteneciendole al mar y a esa criatura en particular. Su criatura.

ㅤLa arena suave debajo de la mejilla de Hyunjin comenzó a molestarle, sumándole a esa molestia el horrible caminar de aquellos bichos pequeños sobre sus brazos desnudos y la mejilla que aún apuntaba al cielo

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La arena suave debajo de la mejilla de Hyunjin comenzó a molestarle, sumándole a esa molestia el horrible caminar de aquellos bichos pequeños sobre sus brazos desnudos y la mejilla que aún apuntaba al cielo.

Se movió en su lugar, apoyando sus manos en la arena y sintiendo su cuerpo pesado, cansado, como si hubiese corrido desde una punta del pueblo a la otra mínimo diez veces. Su pecho dolía, tenía la sensación de estar siendo aplastado por una pesa de setenta kilos y le era imposible moverse sin soltar un jadeo de dolor y una mueca en su rostro.

Se giró en la arena, apoyando su espalda en la misma y dejando que su pecho subiera y bajara en armonía con su respiración agitada y el acelerar de su corazón por el esfuerzo de no causar tanto dolor a su cuerpo. Se trató de sentar, tomándole unos segundos quitar el peso de haber estado tanto tiempo sumergido bajo el agua. Apoyó sus manos detrás de su espalda para luego tirar su cuerpo hacía adelante, sentándose en la arena con las piernas estiradas y el cabello largo cayendo sobre su frente aún mojado.

Miró al frente, cayendo perdido en el mar que se abría ante sus oscuros ojos. La luna dejando un camino brillante en el agua, el faro apagado en la punta del acantilado y las pequeñas olas deshaciéndose en la orilla, dejando un rastro salado en la arena mojada que se acercaba a los pies de Hyunjin. El castaño llevó su mano hasta la parte trasera de la cabeza, recordando cada uno de los detalles que su mente se había encargado de encuadrar en una zona importante de su cabeza. Es decir, no todos los días tienes una batalla con el mar para luego ver al par de ojos más bonitos del mundo.

Se levantó, como si su cuerpo ya no sintiera dolor, como si cada emoción fuera psicológica y pudiera controlarla. Se levantó apoyando sus rodillas a un costado y haciendo fuerza con sus brazos formados a través de los años. Se levantó con el solo fin de acercarse rápidamente al mar de nuevo, volviendo a mojar sus pies y parte inferior de sus pantalones.

Caminó hasta que el agua golpeaba sus rodillas, mirando con desespero hacía todos los costados, sus ojos iban y venían desde el faro hasta la orilla de nuevo, deteniéndose en cada ola, en cada brillo que dejaba la luna en el agua, en cada roca siendo vilmente golpeada por la marea y exclusivamente en aquella enorme piedra dónde había empezado todo. Pero no había nada, el mar estaba, irónicamente, vacío. Ni un solo rastro de que sus recuerdos eran reales y no de un profundo sueño.

Se giró de nuevo, mirando la arena dónde había aparecido y salió rápidamente del agua. Corrió hasta la arena mojada, agachándose y apartandola a un costado con fuerza, dejando rastros de arena en su cabello y sus manos ya adoloridas por el raspar de las diminutas piedras. Y entonces, mientras de sus labios salían pequeños "No puede haber sido solo un sueño" un grito se oyó por toda la playa, haciendo a Hyunjin levantar la mirada y posarla en aquel pelinegro con varios abrigos encima y una mirada de preocupación directa al mar.

—¡Hyunjin! —Gritó Seungmin, tomando la punta de su abrigo con sus manos y ajustándolo más a su cuerpo. —¡Hyunjin!

El castaño se levantó de la arena, mirando todo lo que había hecho por un libro y por un estúpido sueño. Definitivamente había perdido la cabeza, estaba delirando, nada de eso era real y él solo se había caído al agua mientras pescaba, nada más. Cerró los ojos, suspiró y alejó todos los pensamientos que lo atormentarían por el resto de la semana, mes e incluso la vida entera. Quizás pensar tanto en la competencia ya comenzaba a volverlo loco.

—¡¿Hyunjin?! —Preguntó Seungmin, mirando la sombra oscura del mayor parado en la arena. Hyunjin levantó la mano para hacerle saber que estaba en lo cierto, mientras bajaba la mirada y su pecho se hundía en una decepción gigante. —Mierda, ¿Que...?

Seungmin se acercó corriendo a Hyunjin soltando el abrigo y tomando al mayor de los hombros en cuanto lo vió al frente suyo, deteniéndose en cada una de las lastimaduras que tenía su débil cuerpo. Hyunjin solo se limitó a alejar la mirada de Seungmin hasta el mar, mirándolo tan en calma que lo hacía sentir irreal a todo lo que había vivido. Si, irreal. Como una leyenda. Nada de eso era real.

—Estoy bien. —Musitó el castaño, relamiendo sus lastimados labios mientras Seungmin le miraba con un claro ceño fruncido.

—Lo hiciste. Fuiste hasta allí. —Reprochó, soltando los hombros de Hyunjin mirando alrededor. —Ni siquiera tienes tu barco. Hyunjin, ¿Que hiciste?

El mayor no contestó, de hecho, no tenía ánimos ni siquiera de hablar con su hermano. Sabía que le venía una reprochada importante ahora, pues hundir un barco y perder más de tres cañas no es algo por lo que deba sentirse orgulloso. Menos teniendo la mirada preocupada de Seungmin en todo lo que hiciera, simplemente quería volver a casa, acostarse en su cama y dormir una eternidad si eso era posible. Sacarse los ojos azules de aquella criatura de la cabeza y pensar que todo era solo un sueño, no podía aceptar que de pronto las leyendas tenían sentido.

—Vamos a casa, Minnie, por favor. —Pidió el mayor, bajando la mirada a la arena mientras el menor hacía una mueca y tomando su brazo sobre su hombro, cargaba el pesado cuerpo del castaño hasta la separación del pueblo con la playa.

Y mientras Seungmin se encargaba de contarle a Hyunjin los cuidados que debía tener en el mar, el mayor se giró, mirando por encima de su hombro el agua una última vez y viendo como el faro se encendía y apagaba en un pestañear; como si ese fuera un pequeño recuerdo de que nada de eso era un sueño, Hyunjin estaba vivo porque la criatura lo quiso así, no por otra razón. Pero hacerle entender eso a Hyunjin, era tan difícil como evitar el reproche de su familia cuando se enterara que hundió un barco.

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En las profundidades - [Hyunin] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora