—Eu, ¿seguís ahí? —me dijo mientras me hacía un movimiento con la mano frente a los ojos.
—Si, perdón, ¿qué decías? —le dije.
—Nada, solo si estabas bien. Bueno, nos vemos en el examen —respondió mientras caminaba hacía la puerta.
Me quede un minuto pensando.
—AH —dije exaltada—. La prueba de química, cómo me pude olvidar de eso.
En ese momento agarre la tabla periódica y trate de memorizarme todos los elementos.
"Carbono se representa con una C, el Hidrógeno se representa con una H, el Fósforo es con una F, no ese es el Flúor. No para, qué es esto"
Pero el tiempo se acabó, justo volvió a sonar esa maldita campana.
Trate de escribirme una pequeña ayudita en el banco para poder recordarme los nombres de los elementos. Espero que me sirva.
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—Muy bien chicos, chicas —dice Nancy—. Espero que hayan estudiado mucho, ya saben lo que digo "si estudiaste no hay nada por lo cual preocuparse".
En cierto punto, tenía razón. Pero con todo esto de que se me había olvidado estudiar, estaba muy nerviosa.
Mientras yo trataba de disimular mis pequeñas anotaciones en lápiz negro sobre el banco, Nancy iba pasando por cada fila entregando una fotocopia.
—Muchos éxitos a mi gran alumna —le dice Nancy a Elord.
—Gracias profe —responde Elord.
Por si no lo notaron, mi mejor amiga es la estrella de la clase de química. Es como una Hermione Granger.
—Señorita Thompson —se escucha una voz a mi derecha—. Por favor, agarre una hoja.
—Perdón profesora —le dije mientras agarraba la fotocopia que me daba.
Elord termino a los quince minutos, en cambio, yo tarde toda la hora.
—Y, ¿cómo te fue? —me preguntó Elord.
—Supongo que bien —le dije media indecisa.
Mientras comparábamos las respuestas, nos encaminábamos hacía el comedor. Eran las doce menos cuarto, yo ya estaba muerta de hambre.
—Entonces, tenías que balancear la ecuación que te daba la profesora para así obtener el número exacto— me explicaba Elord, pero yo no le daba mucha importancia porque me quede mirando fijamente al chico nuevo.
—Eu, te estoy hablando —me dijo con voz furiosa Elord—. Tierra llamando a Teby.
—Perdón, me distraje —le respondí— ¿Qué me decías?
—Si tanto te interesa, háblale. Hasta donde sé, no muerde —me dijo ella de una forma irónica.
No estaba muy segura si era la mejor forma de seguir mi día. Ya había llegado tarde, me había tropezado y además me había olvidado de que teníamos prueba. En pocas palabras, un día no muy bueno.
—Deja de decir pavadas —le respondí—. Vayamos a comer que me muero de hambre.
Pero al instante que me di vuelta para mirarla, ella estaba yendo a hablarle al chico. En ese momento me di cuenta de que ella, a diferencia de mí, no es para nada vergonzosa.
—Eu, pregunta ¿te copa venir a comer con Teby y conmigo? —le dijo Elord sin dudarlo al castaño.
—Em... si, no hay problema —le respondió él, con una voz vergonzosa.
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Eran alrededor de las doce y media del mediodía y mi mejor amiga todavía no podía creer que me haya copiado, y, además, de que no sabía el número atómico del Hidrógeno.
—Dos milanesas de soja para James y Teby —dice el señor mientras le pagábamos.
Ah, me olvide de mencionarlo. El chico nuevo se llama James. Son detalles que se me olvidan mencionar. Continuemos.
—¿Milanesa de soja te pediste? —le digo sorprendida.
—¡Si! —me responde— hace pocos meses decidí volverme vegano junto a mis padres.
—O sea que tu mamá y tu papá ¿también son veganos? — le pregunto.
—Solo uno de ellos— me responde—. Mi papá G si es vegano, mi otro papá come carne, pero está tratando de dejarla.
En ese momento me sentí realmente una idiota.
—Perdón —le respondo—. No debí asumir que tenías un papá y una mamá.
—No pasa nada —me respondo—. Ya estoy acostumbrado.
— Y ¿cómo es eso de tener a dos padres? —le pregunto.
Inmediatamente me di cuenta de que no era apropiada la pregunta así que solo me salió decir.
—Lo siento, me levanté con el pie izquierdo hoy —le dije con una voz muy culposa.
—No hay drama —me responde James —, para serte franco, yo tampoco he amanecido muy bien.
—Dos milanesas de sojas —se escucha desde el final del comedor donde te entregan la comida.
Mientras yo me quedo sentada en la mesa que Elord eligió para nosotros, James va a buscar la comida de los dos. Me había quedado pensando en dos cosas. Que le habrá pasado y en cómo será tener dos padres. Pero bueno, eso al final no tuvo importancia.
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Ustedes ya saben la historia, James me rompió el corazón porque me dijo que todavía era una nenita tonta de primaria que no se había dado cuenta de que ya estaba en primer año. En ese entonces, yo estaba muy devastada cuando me dijo eso, pero con el tiempo, asumí que tenía razón. Fui una nena tonta que no sabía nada. Pensaba que los chicos lindos la iban a rescatar, pero no es así. Pensaba que, tener cosas en común haría que el me quisiera aún más. Pero no. Así que aquí les va mi lección número uno:
"Enamórense de aquellos que no les hagan sentir cosquillas o mariposas en la panza cuando los vean o hablan. Tienen que estar rodeados de personas las cuales los hagan sentir seguros. Que al final de día puedan decir que tienen suerte de estar con alguien que los quiera y los entiendan."
La última parte del año estuve tratando de recuperarme de eso. Mis padres me hablaban sobre que vendrían muchos más chicos a mí vida, que el amor adolescente no era importante y que en el mundo había problemas más grandes. Pero, a veces me pregunto si ellos se han olvidado de que también fueron adolescentes. De que alguna vez también han sufrido por amor o por algún problema. ¿Cuándo será el día en el que dejen de rebajar los problemas de los adolescentes?
En cuanto a Elord. Ella siguió con su vida y yo con la mía. Nos distanciamos. Aprendí que a veces, el amor puede construir, pero también, puede destruir. Y el amor que tenía junto a James me cegó tanto, que no pude ver nada más que a él. No lo culpo. El error lo cometí yo por haberme dejado influir por él. Por dejar que, luego de los almuerzos, no acompañara a mi mejor amiga, a mi hermana, a sus partidos de vóley. Por no poder ver el día en el que le entregaron la medalla de honor en química. Porque en vez de escucharla cuando me hablaba de cuanto le gustaba Ray, que era la chica nueva, solo pensaba en una sola cosa. Y si, era en James.
Así que,sin más preámbulos, que comiencen las lecciones de Teby.
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El diario de Teby Thompson
Teen FictionEl amor para ella nunca fue fácil. En este diario Teby Thompson nos va a describir diferentes lecciones que no solo aplican para el amor, sino, para la vida. Desde una ruptura amorosa, hasta una amiga perdida. Desde peleas con su madre y padre, has...
Lección número uno
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