Y ella tenía razón.

Cassey era mi tortura personalizada.

Ahora mucho más.

Cuando me había preguntado donde estaba el baño, pensé que era para hacer sus necesidades. Jamás pasó por mi mente que él se estuviese bañando.

—le pregunté sin moverme de mi lugar.

—Necesitaba refrescar las ideas. —me dijo dando un paso dentro de la habitación.

Traía el pelo y el torso mojado, y las gotas de agua se perdían en los jeans que tenían el botón desabrochado.

¡Mierda!

¿Acaso se podía estar más caliente?

Creo que no.

—Mientras me bañaba he estado pensando en lo que te iba a hacer. —me decía mientras llegaba frente a mí.

El cierre de los jeans quedó a la altura de mis ojos. Y en lo único en que podía pensar era en terminar de zafarlo y sentirlo en mi interior.

—¡Jamie! —me dijo en una suave cadencia mientras ponía una mano hacia mi rostro.

Su mano acarició mi mejilla mientras yo cerraba los ojos ante la sensación del calor de su mano contra mi piel. Y lentamente Cassey levantó mi rostro.

—Abre los ojos. —me pidió dulcemente y yo obedecí. —Antes de hacer lo que tengo pensado hacer, necesito que me respondas algo.

—¿Qué quieres saber?

—¿Porqué me hiciste una felación en el cine?

—Porque te necesitaba, cuando estoy a tu lado olvido el lugar donde me encuentro. —no iba a decirle nuevamente que estaba enamorada de él.

He aprendido de mis errores. Él no me había respondido nada cuando se lo dije. Así que no lo iba a repetir.

—¿Solo me necesitabas? —me preguntó enarcando una ceja.

El quería que lo repitiera, pero no lo iba a conseguir.

—Cassey lo que te dije el otro día, no lo voy a volver a repetir.

—¿Que fue lo que me dijiste? —me preguntó mientras soltaba mi rostro y acariciaba mi cabello.

—No te voy a seguir el juego Cassey, ya te lo dije. —sus repetidas preguntas estaban haciendo que perdiera la paciencia.

—¿Qué me dijiste? —insistió.

—No, lo siento, no harás que lo repita.

—No quiero que lo repitas Jaime. —la caricia de su mano en mi cabello enviaba un delicioso hormigueo por mi cuerpo.

—¿Entonces qué quieres que te diga Cassey? —casi le grité al borde de la locura.

—La verdad, solo dime la verdad.

—Te amo, estás feliz. —en cuanto lo dije llevé mis manos a mi rostro y me cubrí la boca.

Maldito sea Cassey y sus poderes de convencimiento.

—¿Entonces me amas y estás enamorada de mí?

—Ya lo sabes. —le dije poniéndome de pie. —Y esta vez no me vas a hacer repetirlo una vez más. No me hagas humillarme una vez más. —le dije mientras me alejaba de él.

Cassey tomó mi mano rápidamente y me giró haciendo que chocara contra su cuerpo mojado.

—¿Humillarte por qué? —preguntó frunciendo el ceño.

Solo©  ✔️(+18)#2 Solo Un ToqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora