— Leoben, Austria – Dijo seria provocando una mueca de enfado en Okoye.
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Nakia se ocupó de averiguar la localización exacta de la antigua sede abandonada de HYDRA, camuflada en un polígono industrial. Olivia no habló con nadie durante el trayecto, se limitó a escuchar las órdenes.
— Llegamos en 1 minuto. Ya sabéis lo que tenéis que hacer. Quiero ojos en todas las esquinas. Tenéis comunicadores para informar de la situación.
Tras terminar de hablar, Okoye se dirigió al grupo que estaba a su cargo, Nakia hizo lo mismo con el suyo; y Steve y Olivia se quedaron al final de la sala del quinjet. Nakia y Okoye debían guiar a sus grupos, una por delante y otra por detrás, para acorralarlos mientras el capitán y Olivia entrarían por el centro en busca de la habitación subterránea que aparecía en los planos donde supusieron que tendrían a Bucky.
Justo cuando aterrizaron, las dos mujeres salieron de la nave seguidas en formación por las Doras, forzando las entradas de aquel fuerte y desapareciendo de su vista. Steve se acercó a la pared y sacó su escudo de la espalda cogiéndolo con ambas manos.
— Las señoritas primero.
Olivia corrió hacia él y saltó sobre el metal. Rogers impulsó hacia arriba el peso de la chica haciéndola aterrizar en el techo de cemento, subiendo después él de un salto. La pelinegra sacó una navaja de su traje y hábilmente abrió una de las trampillas de ventilación. Su baja estatura le permitía entrar en sitios pequeños así que se deslizó por ella hasta llegar a otra rendija. Pudo ver a dos guardias custodiar el ascensor que los llevaría a la planta baja.
Olivia sacó una bala y la tiró por el conducto de ventilación, haciendo que el ruido lejano alertara a los hombres. Cuando no estaban prestando atención rompió la rendija con sus pies y saltó hasta el suelo. La pelinegra sacó un dardo tranquilizante y lo clavó en la nuca del primer hombre que no tuvo tiempo a reaccionar, cayendo en peso contra el suelo.
El segundo intentó disparar contra ella pero Olivia corrió hacia el y le quitó la pistola de la mano con una patada. Él hombre la atacó dándole un puñetazo en una de sus mejillas, haciendo que una gota de sangre saliera por su boca.
Olivia la limpió con su dedo índice y sonrió justo antes de volver a golpear sus rodillas haciendo que cayera al suelo, después sujetó su cabeza con las manos y la impulsó con fuerza hasta su rótula, haciendo que se desmayase al instante.
— Despejado – Dijo por el comunicador. Steve apareció por el otro lado del pasillo, él se había ocupado de despejar la vía de salida.
Unas luces rojas comenzaron a parpadear por todo el edificio, y las bocinas de alerta delataron a los wakandianos.
— Mierda – Maldijo Olivia en voz alta.
— Ahora empieza la parte divertida – Contestó el capitán.
— Yo siempre estoy preparada para una buena fiesta – Gritó Olivia mientras se tiraba por el suelo pasando bajo las piernas de uno de los hombres que había entrado corriendo. Le dio un golpe en la nuca y pisó la zona donde su rodilla doblaba, causándole un dolor punzante.
Steve comenzó a desarmar hombres a la velocidad de la luz, pero el espacio reducido y su inferioridad en número los estaba haciendo peligrar.
— ¡Vete! – Le gritó el capitán.
— ¡No sin ti!
Olivia sacó unos dispositivos circulares de su traje y comenzó a correr por el espacio pegándolos a la piel de los hombres. Algunos de ellos intentaron frenarla, dándole golpes en los brazos, piernas y cara, pero consiguió evitar los más graves y soportar los débiles.
— ¡No los toques!
Le dijo a Rogers. Este se alejó del hombre con el que peleaba y de repente vio como todos caían al suelo retorciéndose de dolor.
— 200.000 amperios – Le dijo la chica cogiendo aire mientras le enseñaba un control remoto en su mano. — Es como si les acabara de caer un rayo - Steve hizo una mueca de orgullo y sonrió.
— Has desacatado una orden.
— Tú mismo dijiste que no abandonas una misión si queda un solo hombre dentro.
Steve negó con la cabeza mientras intentaba ocultar una mueca de felicidad.
— Tenemos que ir a por Bucky.
Olivia salió corriendo, intentando llegar al exterior del edificio. Okoye había avisado de que las Doras estaban fuera, defendiendo el quinjet de los hombres de HYDRA e intentando averiguar dónde estaba el soldado o quién era el jefe al mando.
Al llegar al exterior uno de los hombres golpeó con fuerza la cara de Olivia sin que ella pudiera defenderse. Sintió como un hilo húmedo empezaba a caer de su nariz mientras desenfundaba sus dagas plateadas, haciéndole varios cortes al hombre que se retorcía en el suelo ahora.
Olivia escuchó el sonido de un motor arrancando en la lejanía y vio a un hombre entrar rápidamente en los asientos traseros. La pelinegra se acercó al vehículo que empezaba a moverse a unos treinta metros de lejanía. Se paró en seco sabiendo que no llegaría a él corriendo. Cerró uno de sus ojos y con su brazo derecho lanzó una de sus dagas, clavándola en la rueda trasera. Volvió a lanzar otra haciendo que atravesara el cristal trasero y se clavase en el ordenador de aborto estropeando todos los sistemas eléctricos.
La pelinegra corrió hacia el coche, ignorando los gritos de Steve que le decía que parase.
Sacó a la fuerza al hombre sentado en los asientos traseros, tirándolo al suelo y pisando su pecho con una de sus piernas.
— ¿Quién coño eres tú? – Preguntó con un tono de voz cortante y asqueado.
— La persona que voló esta ciudad hace doce años, y la que va a volver a hacerlo. ¡Soldado, ahora!
Olivia se giró sobre su torso sintiendo un golpe por su pecho que la mandó al suelo al instante y la arrastró más de diez metros. Un dolor punzante apareció en su espalda por las piedras y demás objetos que se clavaron en ella. La chica se incorporó tras coger aire durante unos segundos y volvió su mirada a Bucky.
Lo tenía frente a ella, con una máscara que tapaba la mitad de su rostro, pero sabía que era él. Ambos comenzaron a pelear cuerpo a cuerpo. Olivia no tenía sus dagas y tampoco quería sacar su pistola contra él. Bucky tampoco sacó ningún arma.
Steve los vio en la distancia y quiso ir a por ellos, pero los hombres de HYDRA no paraban de llegar y atacar la única forma que tenían de salir de allí. Se acercó como pudo y alertó a Okoye.
Bucky no paraba de atacar agresivamente a Olivia mientras ella sentía como la mayoría de sus huesos dolían tras el fuerte golpe que le había dado al llegar. Bloqueó los ataques del soldado como pudo, sin darle la oportunidad de acercase demasiado a ella. La pelinegra conocía la forma y el estilo del castaño a la hora de pelear, así que no le resultó complicado prever algunos de sus golpes.
A pesar de todo el dolor de su cuerpo, de la sangre que acumulaba en su cara y de las lágrimas que se querían agolpar en sus ojos, Olivia se armó de valor y comenzó a atacar al soldado, sintiendo que estaba luchando contra ella misma.
— ¡El botón de seguridad! – Escuchó Olivia gritar a Okoye, refiriéndose al punto de control que habían instalado en su brazo y él no conocía.
Si hiciera eso podría hacerlo parar al instante, pero ella quería saber con quién estaba peleando. Estaba dispuesta a averiguar si solo estaba ante el Soldado de Invierno o si detrás de esa fachada estaba Bucky Barnes intentando salir.
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MIND KEEPER » Bucky Barnes | OC
Fanfiction❝ El Soldado de Invierno no merece la compasión ni el socorro de nadie, y Bucky Barnes hace mucho tiempo que desapareció dejando una simple sombra de lo que algún día fue.❞ Al menos, eso es lo que él creía. Y hacerle cambiar de opinión no iba a ser...
27 || sangre
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