Esa noche había vuelto a ser la rutina que ambos tenían, esa noche se había ido por su camino en los cielos cuando se había dormido sobre sus papeles, debía marcharse ya, tenía otras cosas que hacer antes de volver.

Las viejas leyendas aclamaban y respondían a la luna como un santo, una figura, una divinidad, algunas culturas, incluso, la retrataron como un ser divino al que podías pedirle recados, cualquier deseo que tuvieras, en las noches de fin de mes, podrías pedirle lo que deseabas, lo que anhelabas con todo tu corazón y alma, pero eso si, debía ser tu máximo deseo de verdad.

Muchas veces la luna dió suerte a las cosechas de pueblos olvidados, en sus relatos más contados, de los que ya no existen o debes preguntarles a tus parientes más lejanos, la luna unía amores, y esa era su actividad favorita.

Los amores que estaban destinados a ser eran unidos por la máxima exponente del amor, la luna y su magia cuando estaba llena era imparable.

Y se encargaría de cumplir el deseo más sincero y profundo de un inventor.

A la mañana siguiente, el inventor despierta apurado, exaltado, por un golpe de algo rompiéndose en su cocina, un frasco había caído al suelo, sin explicación aparente.

Levantándose, mientras se intentaba acomodar el pelo, se dirige a la cocina, en donde no solo la puerta estaba abierta, sino que dentro de ella encuentra una jovencita que miraba el café y los vidrios en el piso curiosa, no esperaba que se cayera y se rompiera.

Levantando la mirada, mira al inventor, sonriendo alegremente y yendo a abrazarlo, siendo alejada rápidamente, no confiaba.

¿Cómo una mujer se había metido a su cocina, a su casa? Podría ser una ladrona, aunque no pensaba como una ladrona rompería un frasco de café y lo estaría mirando con curiosidad, como si no entendiera como había sucedido.

Detalle importante, estaba vestida de blanco, tenía la piel pálida, y ambos ojos color miel, junto a cabellos blancos como la nieve,le recordaba mucho a su amiga, pero no era ella, jamás lo sería, tal vez sería una loca que se había metido sin querer, o un fantasma.

-Um, ah... ¡S-señorita! ¿Qué hace en mí hogar? ¡Por aquí está la puerta! -sonriendo nerviosamente, intenta guiarla, recibiendo un fuerte abrazo de su parte, el miedo que tenía solo había aumentado un 7000% en ese momento, como el rubor en su rostro también, no sabía quién era, que hacía ahí, ni tampoco porqué lo abrazaba, tal vez aún estaba soñando- ¡S-señorita! ¡P-porfavor suelte! ¡N-no la conozco!
-Nikola...-sonriendo, se acurruca mejor, luego se separa un poco, se señala a ella misma- Yuuuki.

¿Uh?

-¿Perdone...? -absolutamente nadie sabía de su paloma amiga, mucho menos su nombre.
-Yuuuki, yo. -se señala, orgullosa de saber eso.
-¿Yuuki? -la joven niega, todo lo confundía cada vez más y más.
-Yuuuki. -se cruza de brazos, mirándolo.

Era imposible que una paloma se transforme en humano, que una paloma se convirtiera en una bella señorita, menos.

Pero todo estaba igual, blanca como la nieve en todo, hasta en su pelo, y los ojos amarillos que su amiga animal tenía, los tenía la joven que se había metido, quien sabe cómo, en su hogar, y que hacía minutos había roto su frasco con café.

El nerviosismo y el miedo poco a poco era cambiado por curiosidad y duda, Yuuki no existía más que como un animal sin mente que le gustaba hablarle, un animal insulso, volador, que comía migas de pan.

Al ver bastantes plumas cerca de la ventana, traga en seco, seguía sin creerlo, y ella solo seguía mirándolo confundida, ¿Acaso ya no la quería más?
-¿Yuuki? -se acerca, temblando,le toca el rostro.
-Yuuuki. -se cruza de brazos, ¿Cómo alguien podía confundir tantas veces su nombre?
-Y-yuuki, ¿Pero cómo? ¿Acaso...? -piensa, sin encontrar explicación lógica, la vuelve a mirar, conteniendo cualquier reacción de felicidad que tenía, su amiga era humana, al fin, su mejor amiga era humana.

Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora