—Buenas noches, el placer es todo mío, soy Julietha Navarro, oriunda de este país, así que no es necesario que me hables en francés aunque igual te lo agradezco, además de que tienes un acento muy marcado.
Mentira tras mentira tras mentira. « Tú no eres así, Juls. ¿En qué momento dejaste que esta versión tan distorsionada de ti se mostrase? »
—Oh, no lo sabía. Ya lo suponía, porque igual y no parecías una europea natal.—entorné los ojos y fingí que no sentí la acidez de su comentario—Soy Vivianna Lessmes, prometida del arquitecto Ruiz y una gran admiradora de su trabajo.—soltó por fin diciendo su nombre y mi sonrisa titubeó, perdí fuerza hasta casi soltar mi abrigo al suelo por la impresión.
Prometida. Del. Arquitecto. Ruiz.
«Vuelve. Vuelve que esta frente a ti» me recordó mi mente, casi suplicando para que no me desestabilizara.
—Es un halago para mí, señorita Lessmes.—le dije asintiendo y fingiendo felicidad combinada de vergüenza por sus palabras aunque como siempre no solía sentir nada cuando alguien venía y me decía que me admiraba—Por cierto, hacen muy linda pareja.—lo miré a los ojos, y no era feliz ¿eh?—Muchas felicidades.
—Lo sabemos.—atacó la pelinegra retrocediendo y colocando la mano de Aarón en su cadera cuando este se quedó sin palabras, sin respuestas, sin gesto, sin manera de cómo continuar con todo esto—Llevamos comprometidos hace un año,—entrelazó sus manos, en modo posesivo,—ya en un par de meses nos casaremos.
«Tú también te casarás, Julietha. Ambos consiguieron ser felices, aunque lo consiguieran con otras personas, así era como debía acabar el cuento, es decir, ¿Cuándo has visto que un demonio y un ángel terminasen juntos? »
Quise acallar la voz retumbante, apagar mi lado moral donde se encontraba trabajando mi cerebro, mi consciencia y mi memoria en conjunto por tan solo unos segundos.
—Es...Que fantástica noticia.—dije con emoción.
No podía ver a Aarón, no cuando me centré en aquella chica a su lado parecía tan sonriente, tan fascinada, tan dueña de él que me replanteé el hecho de decirle que quería respuesta a una pregunta que hace un momento no le había soltado: ¿Qué te obligó a dejarme?
Y no a modo de reproche, sino porque sabía que algo o alguien me acechaba, iba tras de mí, o de él, quería despejar esa duda de mi mente y saber quién de los dos lidiaba con un pesar mayor.
Eso pude deducir tras oír a Dominik despotricar contra el bar Eclipse, muy en el fondo sabía que se refería a Aarón, así que agradecí mantener mi boca cerrada para que no dañar su dichoso compromiso.
—Ya estábamos pensando poner el cuadro en mitad de nuestra sala de estar o incluso en nuestro dormitorio.—confesó arrojándole más alcohol a una herida muy oculta dentro de mí.
—Vivianna...—intentó entrometerse su futuro esposo pero ella no cedió, estaba dejando claro algo y ni él ni yo éramos nadie para impedírselo.
Mierda. Mi cerebro se convirtió en mi enemigo de un momento a otro y no pude evitarlo, me imaginé a él diciéndole a ella que todo estaría bien, a él abrazándola, a él besándola, a él acariciándola, a él siendo feliz con ella y la pequeña parte de mi corazón, ese vértice que se quedaba al descubierto porque el escudo de hielo no alcanzó a congelarlo, también perdió su consistencia, se quebró, se hizo añicos al pensar estúpidamente que yo pude haber sido ella...pero no fue mi elección y él me desplazó a un costado para no tomar ese lugar.
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Contigo hasta el infinito (INFINITO #2)
RomanceUna parte de ella se rompió hace tres años y él es quien conserva los pequeños trozos que le hacen falta. Reconstruirse no fue un camino fácil y los muros de hielo congelaron su corazón, su vida había dado una vuelta completa, sus sueños se estaban...
Capítulo 12
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