- el amor que ustedes tienen es tan poderoso que nadie podría destruirlo-

En eso tenía razón yo me negué por miedo a perderlo.

Una concubina logra poner el mundo de cabeza.

Recosté mi cabeza sobre su hombro y cerré mis ojos dejando que el aire pegara en mi rostro.

Sintiendo cantar a los pájaros.

No dejaría que nadie me quitara lo que es mío.

Luego de aquella platica muy motivadora y llorona regrese a mi habitación para cambiarme por el vestido de gala que ocuparía esta noche.

Estuve acompañada de Navier y Heinrey.

Todo era fantástico pero tanta gente aveces me agobiaba.

- la noche es fresca debería abrigarse - escuche la voz de mi marido detrás mío.

Posó su saco sobre mis hombros y me quedé pensando en lo que uno de los guardias me dijo.

El emperador no la embarazo fui yo y se lo demostraré.

No me gustaría que la gente que me recibió y apoyo se separe.

Quería creerle pero no sabía si fue mandado por el mismo Emperador.

- Quiero que acepte mis disculpas - hablo de primera.

Pensé en lo que estaba apuntó de hacer.

Solo quería comprobarlo una vez más.

Quería saber si su amor aún estaba ahí.

Me gire y me acerqué a él quien se encontraba recargado sobre un pilar.

- debo comprobar algo -

Fue lo único que le dije para tomarlo por su corbata y besarlo.

Me giro para ahora ser yo quien estaba recargada sobre el pilar y posar sus manos en mi cintura.

Una vez que termine el beso me acerque a su cuello y deje una marca en el mismo.

- como su majestad pido que me de la razón de este beso tan sorpresivo - utilizo su tono formal.

Solté una risa.

- nada en especial solo reclamo lo que me pertenece - contesté con el mismo tono.

Tome su mano rápidamente y la coloque sobre mi vientre.

- sienta como su hijo esta feliz -

El sonrió como tonto y me abrazo nuevamente pero esta vez era diferente.

- le juro que no estaba en mi seis sentidos - explicó sobre mi hombro.

Lo acaricie en repetidas ocasiones.

- ya me explicaron que fue lo que pasó y no es necesario hacerse la prueba de paternidad -

Se separó y me miró incrédulo.

- ¿enserio? - pregunto como si no pudiera creerlo.

Asentí.

- el guardia me lo explico y confío en el pero ahora mi pregunta es ¿como nos libraremos de la joven? -

Me miró burlón.

- tengo un plan bueno - comentó.

- espero mucho de ese plan - respondí con la misma sonrisa.

Nos quedamos esa noche viendo el hermoso cielo estrellado sin preocuparnos por nada.

Solo era el y yo.

Y así será siempre.

Por qué......

Yo soy suya y el es mío.

Nadie nos iba a separar por nada del mundo.

Iríamos junto contra todas las adversidades.

La verdadera Emperatriz / Sovieshu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora