Sohyun que había estado esperando mientras seguía con cuidado los movimientos de Doyoung entendió esa como la señal necesaria para colarse en el local y entró tras dedicarle una fugaz mirada a su novio en agradecimiento.
Dentro las cosas no pintaban mucho mejor.
Cada dos metros, un grupo de personas parecía pelearse entre sí. Los guardias de seguridad del club parecían no dar abasto y Sohyun se asustó al toparse en tal panorama. Si aquella era la parte fuera de los reservados que solían frecuentar su hermano y sus amigos, no quería imaginarse qué podría haber pasado para que Taeyong le llamara.
Escaneó la sala de izquierda a derecha una vez más dispuesta a caminar con cuidado entre las peleas para llegar a los reservados de billar pero recibió un empujón que le hizo dar un par de pasos hacia adelante.
—¡Perdón! —Se giró y se encontró con un sofocado Doyoung que le tendía una mano que con gusto tomo. —¡Tenemos que irnos! —Gritó por encima de la música. —El guardia me ha visto entrar y seguro que viene a sacarme. —Sohyun no se lo pensó más veces y con Doyoung de la mano, sintiéndose algo más segura al no encontrarse sola, caminó hacia las escaleras que daban al reservado.
Empujó la puerta con su cuerpo y tosió al respirar el aire de la habitación. Olía a demasiadas sustancias ilegales que Sohyun podría enumerar durante horas y se puso en lo peor. Rezaba porque Jaehyun no hubiera cometido ninguna locura y trató de buscarle a él o a Taeyong entre la nube de humo y la tenue iluminación.
La gente del reservado también estaba alterada y de fondo, oía las voces y gritos de una pelea.
—¿Yujin? —Sohyun siguió la vista de Doyoung cuando le escuchó hablar a su espalda y esta vez, ella le siguió a él hasta donde estaban.
Soltó la mano del moreno para acercarse a su mejor amiga que temblaba contra la pared. No sabía qué había ocurrido ni qué hacía Yujin en el reservado del club cuando ella pasaba todas las navidades con su familia en casa.
—Ey Yujin, ¿estas bien? Ya estamos aquí. —Le pasó un brazo por la espalda y sintió que se le encogía el corazón al sentirla temblar bajo su tacto. Miró a Doyoung sin saber que hacer mientras frotaba la espalda de su amiga. —Ahora nos vamos ¿vale? —Dijo con suavidad. —Encuentro a Taeyong y nos piramos de aquí. —Yujin rompió a llorar y señaló la otra punta de la sala.
Taeyong intentaba separar a Yuta de Jaehyun entre un circulo de gente y casi por inercia, Sohyun corrió hacía ellos preocupada sintiéndose algo mal por dejar a su amiga con Doyoung solos.
—¡Eh! ¡Nakamoto! —Chilló. El puño de Yuta apunto de encontrarse con el cincelado y ahora ensangrentado rostro de Jaehyun se detuvo en el aire y el japonés se giró reconociendo a la perfección aquella voz que llevaba años sin oír. Empujó a Jaehyun, casi inconsciente, contra la pared entre el griterío de todas las personas en la sala y caminó enfadado hacia donde estaba Sohyun.
Estaba dispuesto a pegarle también a ella. Su mera presencia le molestaba, sus aires de superioridad moral, sus lecciones feministas y sus eternos rechazos. Quería golpearle e iba a hacerlo. Estaba convencido.
Sohyun cerró los ojos pero no se movió del sitio, implacable esperaba la llegada de un golpe por parte de Yuta pero este no llegó. Taeyong junto a Doyoung, que no sabía en qué momento había llegado hasta ahí, habían tomado a Yuta por los brazos y entre zarandeos se lo llevaban a la otra punta de la sala.
Yuta era mucho mas fuerte que Doyoung o que Taeyong, pero aun así se las ingeniaron para mantenerlo a raya.
—¡Yuta, joder! —Gritó Taeyong. —¡Por tu jodida culpa va a venir la policía y todas las personas de aquí están hasta las cejas de droga que tú les has vendido! ¡Deja de actuar como un puto subnormal! —Sohyun pocas veces había visto tan enfadado a Taeyong, su cuello y su rostro parecían acumular la ira de mil furias y hasta Doyoung, que solo había coincidido con Yuta un par de veces no muy agraciadas, tenía el rostro rojo de la rabia.
La peliazul corrió hasta donde estaba su hermano sin poder tenerse en pie y le palmeó con cuidado las mejillas, manchándose de sangre que caía de su nariz y de su boca, intentando que le respondiera o hiciera algún ruido.
—Ey, vamos, vamos Jaehyun, dime algo. —Rogó. —Tenemos que irnos.
—Yujin... —Murmuró el chico.
—Esta bien, esta ahí ¿ves? —Señaló a su amiga que lloraba lejos. —Tenemos que ir con ella y luego nos vamos los cuatro a casa, ¿vale? —Jaehyun asintió. —¿Puedes hacerlo? —Volvió a asentir y Sohyun lo ayudó a caminar apoyando todo su cuerpo sobre el suyo.
Con dificultad dieron un par de pasos en dirección a donde estaba Yujin esquivando a todas las personas que con aire chismoso se había reunido para contemplar la pelea.
—¡Quieto todo el mundo! —La puerta del reservado estalló contra la pared y tres agentes de policía armados escanearon la sala. —¡Que no se mueva nadie!
—No, no, no... ¡joder! —Maldijo Sohyun. —Jung Jaehyun por lo que mas quieras dime que no te has metido ningún tipo de droga porque si no...
—Lo siento noona. —Murmuró. Tosió llenándose la ropa de sangre y vistos en una encerrona, Sohyun se desplomó contra la pared mientras sentía los ojos arder. Una mezcla del humo del ambiente, el enfado y la preocupación por Jaehyun y su mejor amiga hizo que estallara en lágrimas en el mismo momento que su espalda tocó el muro. Se deslizó tratando de sujetar a Jaehyun pero ambos acabaron en el suelo.
La policía se estaba acercando hasta ellos y Sohyun miró a Doyoung, que también le estaba mirando. Sentía que todos los momentos buenos que había supuesto para ella el día de nochebuena se acababan ahí mismo, con la policía a escasos centímetros preguntando por los involucrados en la pelea. Por su hermano.
Pero de alguna manera, ver a Doyoung mover los labios para entonar un: "No te preocupes. Todo va a salir bien" mientras le miraba con cariño unos metros más apartado se sintió liberador para Sohyun.
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Hard for me |Kim Doyoung; NCT|
FanfictionKim Doyoung, que siempre ha sido extremadamente escéptico, se topa con un anuncio en el que una bruja ofrece sus servicios de hechicera. Un día, no siendo del todo él, cree que es buena idea llamar a la bruja para reírse un rato, pero la magia de la...
Capítulo 39
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