— Te toco lo que quieras

— ¿Eh?

— Ok, eso tampoco sonó bien. No quise decir eso Aash — Se sonrojó y yo reí

— Está bien, me gustaría que me tocaras la guitarra eléctrica, es mi favorita

— La mía igual — Sonrió — Es que con esa se toca el rock, es la hostia

— Obvio que sí — Concordé con él

— ¿Con quién hablas? — Apareció Verónica a joder, perfecto.

— Con él, ¿no ves? — Miré a Lucas

— Ahí no hay nadie — Se sentó en la silla en la que estaba Lucas, y como si fuera un fantasma, lo atravesó.. ¿Pero qué..? — Aparte de zorra, estás loca — Cuando se fue a levantar de la silla la agarré del pelo

— Escuchame bien — Dije amenazante. Ella soltó un quejido por el agarre de pelo

— Sueltame maldita perra — Intentó safarce pero no pudo

—  De perra nada maldita puta — Dijo Lucas levantándose de la silla. Wow, le dio fuerte

— ¿Quien dijo eso? — Miró hacia los lados asustada

— Sueltala Aash, yo me encargo de ella — Dijo y la solté

— No por favor no, te lo suplico, déjame tranquila, no te molestaré más — Dijo vuelta loca. Todos en el salón de clases nos miraban

— Está bien — Dije sonriente — Ahora lárgate — Hizo lo que le dije y se marchó. Todos enpezaron a aplaudirme y yo me senté en mi silla.

Al cabo de unos minutos llegó el profesor y empezamos la clase

Lucas

Nunca le había hablado así a una mujer. Siempre estuvo en contra de mis principios, pero ver como le dijo zorra y maldita perra a Aash me alteró, y mucho.

Pasamos la clase sonriéndonos, pero algo me dejó preocupado. ¿Porque esa chica no me vió? ¿Y como pudo atravesarme como si fuera un fantasma? ¿Y si no me podía ver nadie a parte de Aash y Ángela?

Me quedé dándole vueltas a eso hasta llegar a casa de Aash.

Aashta

12:47 a.m

— Bien, hora de regresar a casa, Luc — Me acosté en la cama y Luc hizo lo mismo, entonces me abrazó y yo correspondí a su abrazo

— Buenas noches, Aash — Me besó la mejilla

— Buenas noches, Luc — Apagué la lamparita y minutos después me dormí

*****

Abrí los ojos y me encontraba en mi habitación, no había rastro alguno de Lucas y no sé porqué no aparecí en su habitación. Espero que su familia no halla estado tan preocupada.

Todavía me pregunto porqué Verónica no lo vió. Si Verónica no lo vió, tal vez nadie más lo vió, por eso nadie me preguntó quien era él. Tal vez solo lo ven quienes saben de su existencia. ¿Y si..?

— Buenos días — Ángela me sacó de mis cavilaciones. Abrió la puerta, entró y se sentó en la cama — Cuentame, ¿que hicieron los dos por la noche? — Puso cara perversa

— Nada — Respondí con los brazos cruzados

— Uy, veo a alguien un poco molesta

«Ya empezó a fastidiarme» Pensé.

— No lo estoy, Ángela. Ahora vete de aquí que tengo que prepararme para la escuela. Deberias hacer lo mismo

— Aish, vale. Ya me voy — Se levantó de la cama y salió de mi habitación. Entonces fui al baño para prepararme para la escuela.

Treinta minutos después salí de casa con Ángela para ir a la escuela. En ese transcurso vi a un chico de espaldas. Se parecía a mi hermano, cuando el chico se dio la vuelta. Sin duda alguna era él. Mi hermano..

— ¡HERMANO! — Grité desesperada y corrí hacia él

— ¡Aashta Cuidado! — Gritó Ángela, miré hacia al lado y un auto venía hacia mí. Lo ultimo que escuché fue a Ángela pidiendo ayuda y todo se puso oscuro.

*****

Desperté aturdida, y estaba en otra habitación, no era la de Lucas, ni la mía, era la de otro chico. Miré hacia los costados y vi una cama, a los lados de ésta habían dos mesitas de noche con una lamparita cada una, en frente habían dos guitarras, una acústica y al lado una eléctrica. A unos tres metros de las guitarras había un closet más grande que el mío.

Aún aturdida me levanté despacio de la cama, me tambaleé pero me apollé en la pared, al mirarme las manos, estaban cubiertas de sangre, al igual que mi ropa. Empecé a temblar y caminé hacia la puerta blanca que había al otro lado de la habitación, cuando la iba a abrir el chico que al parecer era el dueño de la habitación la abrió y me miró asustado y preocupado.

— ¿ Quien.. Quien eres? — Balbuceó nervioso

— Soy.. Aash.. Aashta Cooper — Mis piernas fallaron y caí tendida en el suelo, antes de desmayarme escuché al chico decir:

— ¡Libardo, necesito ayuda! — Gritó desesperado. Todo se volvió oscuridad total..

El Chico De Sus SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora