—Me alegra escuchar eso, señor Ayers. Yo igual estaba ansioso por conocer a mis suegros.

O por Dios, que alguien me diga que Derek no acaba de decir eso.

Mi padre frunció el ceño y automáticamente volteó a verme.

—¿Tú y Ada son pareja? —Cuestionó mi madre con una sonrisa en él rostro.

—No mamá. — me apresure a decir — Derek solo está bromeando, ¿Verdad?

—Si te hace sentir más cómoda mantenerlo en secreto no hay problema, cariño. —habló con clara diversión.

Lo fulmine con la mirada y él me guiño un ojo. Juro que voy a matarlo.

—Creo que dejaremos que resuelvan lo que tienen en privado. —dijo mi padre mientras nos observaba con confusión— Ahora pasemos al comedor.

Iba a seguir negando lo que dijo Derek, pero mis padres avanzaron rápidamente al comedor y no pude decir nada.

Mis padres tomaron asiento en uno de los extremos de la mesa para quedar frente a nosotros.

—Y cuéntanos querido, ¿Qué es lo que estudias? —Preguntó mamá.

—Estudio Ingeniería química, señora Ayers. Estoy en tercer año. —contestó mientras una de las empleadas acomodaba los platos en la mesa.

—Que interesante, debes de ser muy inteligente. ¿Tus padres también son ingenieros?

Esa pregunta se ganó toda mi atención, tenía mucha curiosidad por ver que contestaba Derek.

—No realmente. Mi madre era doctora y mi padre era empresario.

—¿Ya no ejercen sus profesiones? —Cuestionó mamá al escuchar que Derek se refería a sus padres en pasado.

—Ambos murieron hace algunos años. —dijo Derek con algo de tristeza en su rostro.

—Lamento haber preguntado eso. No fue mi intención incomodarte. —se disculpó mi madre.

—No se disculpe. Sé que esa no era su intención. —dijo Derek mientras le sonreía gentilmente a mi madre.

—¿Te molesta que te pregunte quien fue la persona que te cuido desde entonces? —Preguntó mi padre.

—No me molesta. Desde que mis padres murieron mi tío William cuido de mí, viví con el hasta que cumplí dieciocho y luego de eso él se fue a vivir a Alemania por trabajo. Me pidió que me fuera con él, pero me gusta mi vida en Londres.

—Si algún día tu tío viene de visita puedes avisarnos, nos encantaría conocerlo. —dijo mamá antes de empezar a comer.

—Por supuesto, señora Ayers.

Todos empezamos a comer y por unos minutos todo estuvo en silencio hasta que mi padre hablo.

—Derek, ayer que mi hija regreso a casa quise hacerle una pregunta, pero sabía que se molestaría conmigo, ¿puedo hacértela a ti confiando en que me dirás la verdad?

Oh no. Vi la cara de Derek y sonrió con malicia, por favor que no diga nada raro.

—Claro señor, seré muy sincero.

—¿Por qué ayer que mi hija volvió a casa traía tu ropa y no la de ella? —cuestionó mi padre a Derek.

—Pues... la verdad es que ayer Adalia me dijo que me deseaba más que nada en el mundo y tuvimos una noche llena de pasión donde desafortunadamente dentro de la emoción le rompí la ropa a su hija. —dijo Derek con diversión.

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