Cuando yo era un río seco.

El y yo nos volvimos cercanos, nuestras habitaciones estaban al costado del otro.

Viniste a crear una inundación.

Ya había pasado un mas de un ciclo, mi hermana despertó junto a los otros. Y ella junto a otra persona crearon un pequeño lugar solo para los Nobles. 

Días después nos llamaste, él y yo estábamos en la sala en la que aparecimos por primera vez, estábamos inquietos.

—¿Quieren ser mis protegidos? —pregunto, él y yo nos miramos confundidos.

Pero a pesar de la confusión te debíamos muchos favores, y ese seria uno. Asentimos.

Ella dejo al descubierto su cuello. Por ambos lados. ¿Qué quería?. 

Nos hizo una señal de acercarnos.

Dijiste: "Bebe de mi, bebe de mi"

Empujo suavemente nuestros rostros hacia su cuello, ¿Quería que bebiéramos la sangre de ella?.

—Beban de mi. —dijo tranquilamente

Y nosotros... bebimos su sangre.

Cuando estaba tan sediento.

La sangre se escapaba a veces.

Derramas sobre una sinfonía.

Era dulce. ¿No sentía ella dolor?

Ahora no tengo suficiente.

Nos separamos por impulso y ella tenia una cara de satisfacción. Nos dio una sonrisa sincera. Luego de eso... Nos desmayamos.

Pusiste tus alas sobre mi, alas sobre mi.

Ese cálido calor nos despertó. La vimos dormir, sus alas nos tapaban como una manta.

Cuando estaba tan pesado.

Nos sentíamos culpables, debes de estar muy cansada, era nuestro pensamiento.

Esas alas negras nos volvieron a tapar, nos quito un peso de encima... No nos odiaba.

Derramas sobre una sinfonía.

Cuando estoy deprimido, deprimido, deprimido, deprimido.

Dos años después. Por primera vez habíamos tenido una pesadilla, él y yo estábamos deprimidos. Nos calmaste diciendo que estarías allí siempre para protegernos.

Ah, oh-ah, oh-ah.

No tenia pensado hacer un contrato. Pero aquel niño rubio y naranja me había 'salvado' de que me utilizaran de sujeto de pruebas. 

Un mes después, nosotros tres fuimos para atacar el lugar... Primero fuimos por un atajo por el que me ayudo escapar el niño. Ella frunció el ceño con sus ojos bien abiertos. Mato sin piedad a toda la gente de ahí, dejo viva a aquellos que fueron utilizados en contra de su voluntad.

Ese niño estaba cerca de la muerte, cuando me vio sonrió.

—Volviste... gracias. —su voz sonaba áspera.

No sabia por que agradecía, pero me dolía el pecho.

Me haces sentir ebrio y dragado.

¿Por qué... Raí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora