Capítulo 62

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Playlist de DAMA DE UN VAMPIRO Número 67 (Skaywards - Christian)

Carmesíes

Nozomi

Miro como cada uno de los ciudadanos se llevan sus autos, alimentos y todo lo que antes les pertenecía.

Trato de recordar y muchos de los gobernantes ya no están, supongo que cada uno de ellos fue eliminado, no los conocía a todos, pero sé que la mayoría eran altos ejecutivos y de alta cuna, y viéndolos puedo darme cuenta que ninguno es como antes, lo que me pesa la conciencia.

A mi lado se encuentra Oliver, su cabello blanco ya está un poco largo, por lo que su flequillo está ondeando al viento, sus ojos continúan en dirección a los que se van, parece anhelar formar parte de ellos.

Lo que me recuerda que yo lo convertí en mi esclavo, mi pecho se contrae al recordar todo lo que le hice a sus parientes.

—Oliver...— trato de hablar, pero el me interrumpe.

—Cállate— sigue siendo un chico frío y entiendo que lo esté siendo.

—Puedes irte con ellos si es lo que gustas— trato de sonar lo más sincera que puedo.

—No, sé que no recuerdas todo todavía, pero recuerda esto, me obligaste a ser tu esclavo y me diste la única llave, cuya libertad traería la muerte— «La muerte es la única salida, Oliver»

Su vista es de total odio y frialdad, y solo me hace sentir que debo apartarme de él.

—Así que cuando pueda voy a matarte— suspira —y así acabar con los demonios de mi pasado— se va hacia donde está Cladis.

Me quedo en silencio, sola; tratando de recordar todo el daño que hice, pero siento que algo no cuadra; sí, hice daño; pero ¿De verdad fue demasiado?

No puedes sentir algo que no es tuyo.

No fuiste sola, fuimos, tus manos, pero mi deseo.

Me duele la cabeza y dejo de escucharla, siento una mano sobre mí y volteo viendo a Dereck que es idéntico a mi padre.

La habitación está húmeda, las paredes están llenas de esa sangre carmesí, mis ojos están rojos, mi cabello está teñido con un aroma dulce y embriagador, nunca había tenido una sed tan insaciable, así que dentro de mí decía y me obligaba a beber de los que ahora están en el suelo, veo en un reflejo que soy una niña, una pequeña e indefensa, pero que está siendo sometida por su naturaleza, por la sed de un vampiro de sangre pura.

Escucho pasos a mis espaldas, siento la presencia de auras poderosas como la mía, me doy la vuelta y me sorprende ver a mi padre, a un niño y junto a él, otros; vuelvo la mirada al que está en el suelo para verificar que no es él quien está vivo.

—Tengo la impresión de que no estás bien, pequeña— sus cejas se hunden demostrándome su preocupación, una expresión que jamás le había visto a mi padre.

Su voz es distinta y al ver los cuerpos me siento un poco mal, solo quería saciar mi sed.

—Tu, mamá y mi...hermano...— digo tratando de sentirme mal, pero no lo logro, solo me siento mal porque tengo mucha sed.

—Lo sé, lo sé...— me carga entre sus brazos.

—No soy tu padre, pero era mi hermano— mira al suelo, asqueado de los cadáveres —soy tu tío y al parecer tu único pariente—.

Ambos miramos a los cadáveres que hay en el suelo —¿Mi tío? — nunca lo había visto ni escuchado.

—No te sientas culpable por habértelos comido, mi hermano hizo lo mismo con nuestros padres, solo es que sepas controlar tu sed y que no lo vuelvas a hacer— caminamos lejos de la sala, los hombres que le siguen levantan los cuerpos.

Dama de un vampiro ✓Where stories live. Discover now