One Love, One house

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Es tu amiga, es tu amiga, es tu amiga... Se repitió como un mantra.

Quizás con el deseo de que su propia mente borrara la nueva imagen de ella, y todo volviera a la normalidad. ¿Un consuelo? Al carajo aquel consuelo, cuando estaba despertado algo distinto en él.

¿Se arrepentía? No

¿Lo deseaba? Sí.

¿Quería arruinar mucho más su amistad? También.

Desde un inicio no lo creyó posible, era algo que se vio inalcanzable a sus ojos, pero ahora, cuando todo fue planteado, ahora sería mucho más difícil abandonar esa idea.

—Shikamaru~ ¿Los muchachos ya llegaron a la casa?

—No lo creo —respondió sin voltear hacia la puerta, no estaba listo—. Chouji avisaría.

—De todas maneras, revisa el grupo.

Shikamaru gruñó a sus palabras más no se detuvo. Hizo lo que ella pidió, y con el móvil encendido, había otro mensaje.

¿No quieres hablar? Somos ambos adultos y responsables sobre nuestras decisiones. Quiero, no, necesito hablar contigo.

Frunció el ceño al notar la urgencia en sus palabras. Nunca antes había escrito de aquella manera. Ni cuando eran algo, ni al inicio de su prohibida relación. Suspira con pesadez y revuelve su propio cabello. Eso estaba mal. Muy mal de su parte.

—¿Les escribiste? —preguntó Naruko. Su voz sonó tan cerca que con la mirada neutral que siempre cargaba su rostro, vaciló.

—Mmm... no... pero podemos esperarlos en el mismo lugar.

Alzo la mirada y el voluptuoso cuerpo de Naruko se plantó frente a él. Su boca se secó.

A veces Shikamaru olvida quien era Naruko al estar rodeada de chicos. Ella era una de ellos, algunas veces. En momentos con sudaderas gigantes que lograba robarle a él para cubrir su cuerpo y un pantalón ancho sus piernas, y zapatillas altas en sus pies. A lado de ellos, era uno más.

Pero también estaba estos momentos, en donde todo de ella se daba a relucir. En donde hasta los detalles más delicados se escapaban de su lado. El leve maquillaje sobre su rostro y sus llamativos labios buscaban de su atención. Piernas que antes sostuvo entre sus manos y apretó con sus dedos, resguardados en unos jeans que se acoplaban a su figura. Eran momentos como esos que deseaba esconderla para solo apreciarla él, y otros, donde quiere presumirla ante todos para que fueran envidiosos. Era algo que no diría, claramente.

—Te ves... bien... —murmuró, sintiendo ese calor subir por sus mejillas.

—Vaya, vagabundo, es lo más lindo que escuchado viniendo de ti —respondió sin dejar de sonreír, y se tomó la libertad de dejar un beso sobre los delgados labios de su mejor amigo—, gracias.

Carraspeó, apartando la mirada—. Podemos irnos ya.

La alegría de Naruko lo hizo sonreír mientras esta repetía que era noche de chicas, y que necesitaba tener un poco de carne asada por parte de Chouji, y él no la iba a detener. Apretó los labios y el sabor del labios de la chica se mezcló en su paladar. Shikamaru lo sintió como un aviso, como si tuviera que anticipar cada lo que ocurría esa noche.

Apagó su móvil, escondiéndolo en el eterno maletín de compañía de Naruko. Escondió ambas manos en su bolsillo, en espera de que fuera mejor la noche.

Lo rogaba. No, lo deseaba.

Ambos subieron al auto y en un camino con un poco de música, Shikamaru escuchó cada una de las palabras de Naruko, cada uno de los arranques que la molestaban, inclusoel hecho de haberse encontrado más de una vez con su ex al compartir trabajo.

Sweater Weather (Shikanarufem!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora