—La monjita diciendo groserías, esto debe ser anotado en mi lista de cosas que jamás pensé presenciar en la vida. —Río por lo bajo ante sus ocurrencias.

—No digo groserías, solo estoy bajo mucha presión en este momento. —Me defiendo de forma inocente.

—Debo comportarme entonces, no sea que la presión te haga acertarme un puñetazo.

—Tonto. —Ambos reímos y mi miedo va disminuyendo poco a poco.

—No debes temer a mi lado, nunca permitiría que nada malo te sucediese. Si estás aquí dentro es porque sé perfectamente lo que hago. —Sus palabras terminan de tranquilizarme. Aún siento la adrenalina correr por mis venas y el corazón latir fuertemente, pero confío en él y en sus palabras.

—Más te vale o quedará en tu conciencia. —Bromeo y él asiente sonriente.

A pesar de la velocidad, las curvas y los autos que intentan rebasarnos, logramos llegar a la meta de primeros. Todos los espectadores vitorean a nuestro auto mientras Hades aparca en medio de la calle.

—¡Ganaste! —Lo felicito entusiasmada. Él voltea a verme y niega con la cabeza.

—Ganamos, monjita, ganamos. —Me abarcan unas inmensas ganas de abrazarlo, y estoy a punto de hacerlo, pero me detiene el sonido del cristal de la ventanilla a mi lado; son los chicos, alegres, que vienen a felicitar a Hades.

Abro la puerta y salgo del auto luego de quitarme el casco y desabrochar el cinturón. Estamos rodeados por decenas de personas que abrazan y felicitan a Hades por ganar la carrera. Me aparto un poco y voy hacia al lado de Alan que se encuentra bebiendo cerveza en uno de las carpas donde las venden.

—¿Qué tal el viajecito? —Pregunta con una sonrisa pícara.

—No sé que responderte a eso, fue... caótico. —Digo finalmente.

—Cómo el conductor, todo un caos. —Bebe un sorbo de su bebida y me pasa la botella, le doy un sorbo mientras observo hacia Hades que está en medio del gentío.

Un bonito caos.

Al cabo de los minutos, el resto de los chicos se acercan a nosotros y todos nos encaminamos hacia la camioneta para ir al bar.

—Falta Hades. —Digo cuando veo que Nathan enciende el motor.

Miro por la ventanilla que está a mi lado y logro ver a Hades a lo lejos, ya no hay tantas personas como antes. Siento una repentina pesadez en el estómago al ver que las mismas chicas del inicio de la carrera se le acercan.

—Él se nos une luego. —Responde Nick y yo asiento insegura.

¿Preferirá irse con ellas?

Durante todo el camino no dejo de pensar en él y esas chicas; en que se irá con ellas y no vendrá con nosotros.

Conmigo.

Llegamos al bar y a pesar de qué hay una larga fila para entrar, todos pasamos sin hacerla, tal vez conozcan a los dueños o algo así. Caminamos por un pasillo completamente rojo, desde la alfombra que recorremos, hasta las luces que nos alumbran. Llegamos a una puerta doble tapizada del mismo color y, al abrirla,la música está a reventar los oídos. Me quedo embobada viendo el lugar; es demasiado grande, incluso tiene un segundo piso que se puede observar desde aquí abajo. Luces de todos colores van de un lado a otro al ritmo de la música electrónica que inunda el ambiente. Montones de personas bailan, toman, y se divierten por todo el lugar. A un costado se observa una gran barra con dos chicos atendiendo a las personas y muchos tragos de hermosos colores.

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