Capitulo 13- Insinuaciones y vestidos.

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Que decepción.

¿Pero...? No, iugh.

-¿Porqué tengo tu camiseta?- dije mirando mi atuendo.

-Apenas llegamos te quitaste la ropa. Estabas muy borracha.

-¿Que tanto?

Ethan se levantó de la cama, se paró frente a mi.

-Decías que ibas a casarte y que por eso tenías que divertirte, pero no fuiste capaz de reconocerme.

-Es que en mi cabeza solo quedan las cosas importantes- dije con una sonrisa- Que pena.

-Ajá. Por eso dijiste que Ethan es muy guapo ¿No?- se burló.

Yo comencé a reír. No, eso no es posible.

-Estas mintiendo.

-Es tu pensamiento, no me culpes. Los borrachos dicen la verdad ¿No?

-Pues si. Bien, lo que sea- me encogí de hombros- De todas maneras que bueno que no volvió a suceder.

-Claro. Seguramente pensabas que si había pasado, que lastima.

-¿Son tus pensamientos? Porque no son los míos.

-Si yo hubiera querido hubiera pasado. Pero no fue así. No me apetece, contigo no.

Yo solté una carcajada. Idiota.

-Si claro. ¿Que hubieras hecho? Pues nada. ¿Quien te dijo que a mi si me apetecía?

Ethan se acercó a paso seguro, yo retrocedí por instinto. Me intimida. Estúpida pared ¿Porque siempre estás ahí para que choque contigo?

-¿Quieres saber lo que hubiera sucedido anoche?- preguntó con la voz ronca.

Si.

-No- respondí cortante.

Ethan apoyó sus manos en la pared, se acercó lo más que pudo hasta que ya no quedó espacio entre nosotros. Su aliento rozó mi oreja eso me provocó un escalofrío.

-Primero, hubiéramos llegado a la habitación- comenzó a susurrarme- La ropa no sería un problema, la haría desaparecer de tu cuerpo como si nunca hubiera estado allí, yo me habría quitado la mía... y estaríamos en la cama.

Sus manos se posaron en mi caderas, jugueteando con el dobladillo de su camiseta. Pude sentir el contacto de sus manos con la piel de mis piernas, el mínimo roce ardía, sus palabras no ayudaban.

-Te habría tocado lentamente y te hubiera probado por todas partes- murmuró.

Mi corazón estaba como loco, ¿Hace calor aquí, verdad?

Tragué en seco. Él lo noto. Puso su mano en mi cuello suavemente y me hizo mirarlo a los ojos.

-Estarías pidiéndome que lo hiciera, pero te habría hecho esperar un poco. Luego te hubiera besado mientras mi mano bajaba más allá de tu abdomen. Estarías loca por sentirme, y justo ahí, me hundiría entre tus piernas, suave, duro, como pidieses. Gritarías mi nombre y no me molestaría en detenerte- mostró una sonrisa ladeada mientras sus labios rozaban los míos- Nos hubiera venido bien tener tanta protección. Una noche muy larga, sin duda.

El me altera, de...otras maneras.

Cállate.

¿Escuchaste lo que dijo? Yo quiero. Se escucha bien, debe sentirse aun mejor.

Bien, si. Lo admito. Eso sonó... emocionante. Demasiado, y lo hizo a propósito, sabía que sonaba terriblemente bien con esa voz, tan cerca de mi. Su boca. Tan malditamente cerca de la mía que solo debía inclinarme un poco más...

Todo comenzó con un contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora