A: Ah! Ah! Yo todo romántico y la señorita me burla…

B (besa sus labios) : Te amo Armando.

A: Y yo, yo te amo, cielo.

B (sonrojándose) : Armando… crees…

A: Que vida, que quieres decirme?

B: Crees que tenemos tiempo para…

A (impaciente) : Betty!!! Para qué?

B (se acerca a su oído y le susurra) : Para pasar un ratito por su apartamento doctor…

Betty no se espero que su prometido le respondiera con un beso tan apasionado que la dejara sin aliento, para arrastrarla luego literalmente hasta el carro y poner rumbo a su apartamento.

“He aprendido que sin importar las consecuencias, cuando soy honesto conmigo mismo llego más lejos en la vida.
He aprendido que hay muchas maneras de enamorarse y permanecer enamorado.”

Son las diez de la noche cuando Armando despierta envuelto en el aroma de su mujer, en el sutil encanto de su cabello rozando su piel, de su abrazo tierno y su respiración suave y acompasada, se queda contemplando la placidez de su rostro. Han hecho el amor con urgencia para luego volver a entregarse con ternura y sin premura. Se han dormido abrazados, protegiéndose, envolviéndose con el inmenso amor que se tienen.

A: Amor, Betty, despierta cielo, debo llevarte a tu casa, o mi futuro suegro me mata.

B: Otro ratito, un ratito más amor…

A: Si cielo, nada me gustaría más que pasar la noche los dos juntitos, pero como están las cosas debemos hacer buena letra, no crees?

B (abre del todo los ojos y le acaricia la cintura, sube por su pecho y recorre con un dedo sus labios) : Otra vez queriendo quedar bien con sus suegros doctor y, con su prometida... ¿Qué? Ah! No hay unos mimos para esta pobre  mujer desvalida, necesitada de su cariño?

A (sonríe marcando sus hoyuelos) : Ay mi picarona, tu vas a acabar conmigo, esta insaciable mi doctora, pero como yo soy el que debe ser perdonado, debo esmerarme para que ya no tenga necesidades, a ver venga para acá...

Comienza un recorrido de besos húmedos, que van desde sus labios a su cuello, para entretenerse en sus senos que ya han comenzado a crecer para el. Pone duros sus pezones con suaves roces de su lengua, mientras sus manos recorren el terciopelo de su piel desnuda. Ella se estremece, comienza a gemir de placer y a repartir calidas caricias en el cuerpo de su amado. Sus lenguas invaden mutuamente sus bocas y sus manos no descansan hasta recorrer alternativamente la espalda, los brazos, los glúteos del otro.

Armando abandona sus labios y vuelve a rendir culto a sus pechos. Betty lo separa suavemente y ahora es ella la que toma la iniciativa, repitiendo las caricias que el le prodigo. Armando suspira, jadea y gime al sentirla tan audaz, al sentir como ella desciende con sus caricias hasta su intimidad que la espera enhiesta y dura... Son breves roces, delicados, como brisa calida sobre su no menos calida piel, el se vuelve de espalda sobre la cama y ella se coloca a hojarcadas sobre él introduciéndolo en su interior, húmedo y caliente.

A: Mi cielo estas tan cálida y suave, tan húmeda...

B (sin dejar de moverse sobre él le confiesa) : Así me haces sentir tu, mi amor…. Armando, te amo, te deseo y no quiero prescindir de ti, te necesito mi vida, te necesito mucho…

A: Y yo mi vida, yo necesito a cada minuto de ti, te amo Betty…

Con movimientos lentos pero firmes, ambos llegan a los clímax juntos, cayendo exhausta un sobre el otro.

B: Armando?

A: Si cariño...

B: Adelantemos la boda...

A (la separa mirando intensamente sus ojos) : De verdad, lo deseas?

B: Quiero estar todas las noches en tu lecho y no tener que escondernos nunca más de nadie, mi amor.

A: Sabes? Es lo que más deseo, mañana hablamos con tus padres al respecto, pero hay un problema, amor, no tendremos mucho tiempo para preparar la boda…

B: Yo deseo algo íntimo y sencillo y para eso no hace falta mucho tiempo.

A: Bien señorita, sus deseos son ordenes, antes de la próxima colección estaremos viviendo como marido y mujer, te parece mi reina, estas de acuerdo?

B: Todavía queda un mes?

A: Aja… deseas que nos casemos antes?

B: No… esta bien…

A: Betty, quieres antes verdad? Dime tesoro a que viene el apuro de golpe?

B (poniéndose colorada) : Armando, tu quieres tener hijos?

A: Por supuesto que quiero tener hijos contigo, muchos, muchos niños como tu…pero a que viene eso?

B: Si?

A: Si

B (sonríe) : Me creerías si te digo, que hemos encargado el primero, en este preciso momento…?

A (besa sus labios con una ternura inusitada) : Siempre creeré en ti, pero si no es así tenemos todo un mes para abocarnos a ello mi vida… ja, ja, ja.

Vuelven a empezar su ritual amoroso como si nada hubiese sucedido hasta el momento, olvidándose que deben volver a la casa de Beatriz.

SEGUIREMOS CONVERSANDO….

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