- Serías mi dama de compañía es una oferta tentadora!- indico pasando al baño.

Espérame que? Oíste muy bien Alaia te está diciendo que seas su puta, disfrazando palabras para que igual signifiquen lo mismo. Tenía unos huevos! Demian me estaba ofreciendo trabajo por ser  su cojedera de momentos? Su cojedera cuando le complaciese?.

- Que sea tu puta mejor dicho- me levanté encarandolo.

- Si algo asi- se encogió de hombros mientras me miraba.

No explotes mujer está bien por la mañana, respira y controlate no pierdas la calma.

- Demian discúlpame pero no soy una puta, cual se puede vender así como asi- indique peinando mi cabello- No tienes que sentirte obligado por nada de lo ocurrido anoche- caminé colocándome una diadema de flores blancas y chicas en mi cabello- Solo fue sexo y y ya- susurre mirándolo y sentí algo muy dentro de mi doler al decirlo crudo y sin sensura.

No medigaria nada, no me doblegaria por algo que no tenía sentido para ninguno de los dos, había sido un momento en que ambos estábamos fuera de sí, sin embargo con una lava acomulada que fue extinguida y ya.

Su mirada era fria, no había ninguna mirada genuina y divertida como al despertar, allí estaba Demian el oscuro dando paso a un mar de enojo.- Tienes toda la razón no fue más que simple sexo.- dio un paso y choco su pecho con el mio- Aunque lo neguemos fue más que simple sexo pero, somos tan impulsivos que nos escudamos muy bien- indico aquello en un idioma incompresible para mí pero.- Pequeña Alaia eres una mina de oro- acarició mi mejilla con su pulgar mientras, acariciaba mi cadera con la otra y allí iba mi firmeza.- No me alcanzara la vida para agracerte el haberme brindado una mano.- agrego impactando nuestros labios.

Sentí miedo y desosiego.

Demian estaba siendo sincero de alguna u otra manera, aceptando que le ayude de corazón y no vi para atrás, lo acobije en mi cuarto y lo hice parte de mi vida, tiempo que se avecina con acabar cuando menos lo imaginara.

Aquellos labios impactaron en mi boca, su legua invadió aquel espacio tan indecoroso que sentí fallecer, mis manos se aferraron en su cabello mientras sus manos no dejaron mis caderas en ningún momento.

Necesidad.

Deseo.

Lujuria.

Despedida significaba aquel beso.

Demian se estaba despidiendo lo podía sentir, su frenesí de querer absorber me completamente lo dejaba claro. Y como por cosas en la radio pasaban una canción que me estremeció al escucharla su letra decía todo.

Nos separamos y mire sus pupilas dilatadas, su respiración agitada.- •Mia Piccola•- indico separándose de mí y dandome la espalda.- Se te hace tarde- indico recostadose de la ventana.

Suspiré y fui por mis cosas, me acerqué a la puerta y la abrí no sin antes decir.- Adiós Demian- agregué saliendo y cerrando la puerta sin esperar respuesta.

Corrí llegando a la calle, dejándome absorber por el bullicio de las personas y carros, sintiendo mi corazón contraerse y latir con dificultad, aquello era nuevo y me daba miedo sentir cosas que crei haber congelado hace mucho.

Una llamaráda se estaba extinguiendo pero, un nuevo sentir cobraba vida de minuto a minuto.

Demian será un atormentoso recuerdo que no olvidaría jamás. Don Misterio absorbió hasta mi alma mal trecha....

                      
Demian.

- Maldición Marcus pasando más de las seis de ma mañana me puedes decir porque demonios no has llegado?- dije mirando por la ventana.

Alaia: El Demonio Ruso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora