Me retiré los zapatos para no marcar el piso con las huellas impregnadas en barro y apretujé mi pelo para evitar que siguiera marcando un camino de agua. Tras terminar me golpeé la cara con algo de esfuerzo.

Tenía sueño de nuevo.

Seguí mi recorrido para adentrarme todavía más. El interior —que ahora si destellaba, no como cuando estuvimos aquí por primera vez— parecía un poco más vivo <<énfasis en poco>>. Varios cuadros adornaban las paredes, y varias puertas cerradas parecían esperar ser abiertas como si hace mucho tiempo nadie las explorara.

Suprimí mi curiosidad para evitar alargar esto. Además no quiero ser tachado de chismoso, y mucho menos ser usado en el ejemplo <<La curiosidad mató a Izuku>>. Nombre que acabo de inventar, pero igual de claro que la frase original.

Sentí que llevaba haciendo vueltas en círculos, hasta que llegué a un enorme salón de varios a metros cuadrados. Una alfombra enorme con el logotipo de las visiones electro tupía todo la madera del suelo. Enormes columnas de madera sostenían el techo que a su vez se dividía en varias secciones hechas con sumo cuidado y detalle.

Finalmente tras detallar todo mi ojos dieron con la persona a la que estaba buscando.

Su clásico Kimono violeta con patrones del elemento que dominaba, gobernado por el color violeta claro que parecía más un rosado pastel en los extremos inferiores. La dos cintas carmesí que rodeaba su cintura y sostenían su visión. Su pelo como siempre estaba trenzado dejando ver la horquilla que perfilaba a su derecha en su larga cabellera violeta.

Y como si se tratase de mí cuando contestaba una llamada, estaba dando vueltas en algo que se alejaba bastante de un círculo perfecto, se asemejaba más a la rotación elíptica de la tierra. Miraba el suelo y hacía enfrente irregularmente.

Creo que no se ha dado cuenta de mi presencia. Debería de decir algo, parece que está por explotar.

—Sho-Shogun —alcé la voz para que prestara atención.

Cosa que funcionó lamentablemente bien.

Ella se giró para encararme. Sus ojos destellaban un mar de agonía que fácilmente podrían haberte matado si seguía observándolos por más de dos minutos. Detuvo por completo su "meditación" para empezar a acercarse hacia mi.

Ahora que lo pienso fue una mala idea venir en las condiciones actuales.

-Número 1: no está Lumine.

-Número 2: la protagonista de la razón número 1, hizo que no muriera la primera vez que peleamos contra la Shogun.

-Número 3: no había un plan de por medio.

O diablos.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Ehhh... ¿vengo a hablar?

Definitivamente no sonaba convencido de mis propias palabras. Ella no expresó sentimiento alguno en su rostro cosa que me hizo poner todavía más nervioso.

—Estoy meditando acerca de la eternidad, no hay tiempo para eso, y aunque lo tuviera no me interesa intercambiar opiniones contigo. Vete.

One Shots Crónicas de Romances InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora