– Eso no es así ______. Realmente nos preocupamos por ti. Puede que no podamos responder por los demás, pero si por nosotros dos. – Refutó esta vez Thor captando la atención de la joven quién sonreía de manera triste.

– Puede... es cierto, es posible que después de tanto tiempo hayáis demostrado que sois los únicos que realmente sentisteis algo por mí, y es por esa misma posibilidad, que ahora mismo estáis aquí. Es por eso que quité mi protección para poder darle el mensaje a Heimdall, para reunirme con vosotros. A pesar de todo os lo debo, porque por mi parte siempre fui fiel a mis sentimientos, para mí seguís representando una relación muy importante en mi vida.

– No es justo. – Murmuró Tony con una cara llena de enfado.

– Lo sé, sé que no es justo que os haga venir aquí después de actuar cómo actué.

– No _____. – Volvió a hablar Tony. – Lo que creo que no es justo es que seas tú quién se disculpe con nosotros. – Esa confesión hizo que abriera los ojos de la impresión. No eran muchas las veces que Stark se disculpaba y mucho menos de aquella manera tan abierta y sincera. – Fuimos nosotros los que te engañamos y usamos. Cuando quise darme cuenta del daño que te estábamos haciendo era demasiado tarde, ya no sabía cómo pararlo. Debí confiar en ti, no subestimarte como siempre hago. Tuve que tener el valor de contarte todo lo que estaba pasando, todo lo que habíamos hecho, pero por ser egoísta y por temor a que no quisieras verme más... te fallé. – Confesó bajando la mirada y limpiando disimuladamente un par de lágrimas.

– No fue el único que te falló ______. – Continuó esta vez Thor. – Confiabas en nosotros, pero nosotros no hicimos lo mismo contigo. No ha habido un día en el que no lamentara no haberte contado nada y Tony está en la misma situación. Siempre me demostraste ser valiente, ser fuerte, joder... eres la midgardiana más impresionante que conozco y eso no fue suficiente para abrirme los ojos y dejar de buscar excusas para ocultar mi miedo a perderte.

– Chicos... – Susurró la joven mientras las lágrimas corrían como alma que lleva el diablo por sus mejillas.

– Lo sentimos _______. No sabes cuánto pequeña. – Se disculpó Tony sin poder retener más las lágrimas observando como ella se acercaba un poco más.

Y con cada paso que daba podía observar como sus dos acompañantes se ponían más en guardia por si veían algún movimiento sospechoso. No obstante, lo único que hicieron los dos vengadores fue recibir a la joven en un gran abrazo que necesitaban desde hacía mucho.

– Lo siento tanto pequeña. – Volvió a decir Tony mientras besaba su cabeza. Tras unos minutos los tres se separaron con grandes sonrisas en sus rostros.

– Todo está olvidado chicos, no puedo estar enfadada, no con vosotros dos a los que siempre consideré como mis hermanos mayores. – Confesó ______ con una sonrisa de oreja a oreja decorada todavía por las lágrimas.

– Teníamos tantas ganas de verte, hay tanto de lo que hablar.

– Lo sé Tony.

– No pequeña, no sabes nada de lo que ha pasado desde que te fuiste.

– Tony tiene razón _____. Todo ha sido un caos desde que te fuiste. Puede que no fuera la mentira lo que nos tenía unidos sino más bien, eras tú.

Ella negó lentamente ante las suposiciones de ambos.

– Sé que las cosas están mal, pero quiero que me lo contéis todo. Por eso hice esta reunión.

– Antes de nada, quiero saber si lo que vas a hacer es destruir lo que queda de los vengadores. – Cuestionó Tony un tanto reticente a contar todo lo que sabía sobre todo clavando la vista en los dos sujetos que estaban detrás de ella.

InstintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora