-¿Se te perdió algo?- Escuché una voz masculina detrás de mi, una voz grave y un tanto rota...Justo como si se pudiera saber el dolor de las personas por el tono de su voz. Y esta se escuchaba misteriosa y relajante.

Me quede quieta y me di cuenta de que me hablaba a mi. Me puse de pie rápidamente sacudiendo el polvo de mis brazos y pasando mis dedos por mi cabello para que volviera a su lugar.

-Si, eh...- Voltee a ver al chico que tenía enfrente y vi sus ojos, profundos y brillantes. No era posible...

Él estaba parado Justo enfrente de mi.
Una cadena de oro colgaban de su cuello perfectamente acomodada que caía debajo de su camisa gris, su cabello avellana que yo recordaba ya no existía mas, ahora este brillaba con la luz de la noche y era de un color negro azulado ligeramente despeinado, salvaje y roto.
Su piel ahora pálida hacía que su cabello se viera tan oscuro y sus brazos no tan delgados ni tan robustos y su mirada dura, rota e indiferente me hizo darme cuenta de que aquel chico que tenía enfrente de mi...
Era Lane Wood...pero no era el chico suave que algún día conocí...su mirada se veía aún más rota que la última vez hace unos años.
Sus ojos...eran tan profundos y vacíos, por un instante me sentí perdida en un gigantesco mar de colores azules, celestes y aguamarinas en donde todas las criaturas estaban en mi contra.
Eran unos ojos llenos hermosos.

Mi cuerpo no respondió ante mis órdenes, y los ojos azules de Lane eran como un abismo, uno en el que me había atrapado y perdido por completo.
Su mirada recorrió todo mi cuerpo pero este chico no hizo ningún gesto, y, confuso comenzó a caminar hacia mi.
No hizo falta que dijera ni una sola palabra para que en ese mismo instante quisiera huir.

No sabía que contestar.

-Yo...ya me iba- Dije tartamudeando mientras caminaba hacia dentro de la fiesta otra vez.

Mientras mi respiración se volvía cada vez más agitada entre en pasos largos abriendo paso a empujones entre todas las personas a mi alrededor. Quería huir y el arrepentimiento de no haberme quedado en la residencia sola me invadió por completo por que nada de esto hubiera pasado.

Subí las escaleras de la inmensa casa a tropiezos por qué sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. Camine por el gran pasillo mientras intentaba encontrar alguna habitación vacía o algo en que esconderme mientras llegaba Sophie o Báez o el que sea.

Cuando por fin una puerta de una habitación se abrió y entre. Era el baño...
Suspire y me senté en el piso rendida, aquí no iba a pasar nada. O eso creía a por qué aún escuchaba pasos en el pasillo.
Entre la presión de los miles de estudiantes que estaban en esa fiesta, en decirle a Sophie que estaba en el baño y en que el chico que me rompió el corazón estaba en el mismo lugar que yo...no sabía que hacer
Sentía nauseas y una montaña rusa de emociones que ya no quería tener presente.

Pasaron veinte minutos en los que solo me cuestionaba por qué vine aquí en primer lugar.
Cielos...yo sabía que no podía quedarme encerrada en este baño toda la noche, necesitaba volver a la residencia y no tenía idea de cómo huir.
Me arme de valor...gire la manija de la puerta y salí viendo hacia el suelo. Ya estaba armando mi plan de huida, Báez ya me esperaba fuera de la casa y solo correría hacia él y me largaría de ese lugar.
Camine por el largo pasillo para llegar a las escaleras y por cada paso que daba más sentía que se alejaba el camino...como si solo estuviera caminando en círculos sin llegar a ningún lugar.
Casi lo lograba, solo faltaba un poco... pero alguien me tomo del brazo Justo antes de que llegara.
Su mano se sentía tan helada...como si hubiera estado dentro de un congelador durante horas o tal vez días. Me queje por lo frío que se sentía.
Alce la mirada hacia la mano que sujetaba mi brazo, anillos y pulseras...y levanté la mirada un poco más hacia el y entonces lo vi de nuevo.
Lane...

Hola de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora