Pero era inútil, se decían los cachorros, sus padres estaban en un profundo sueño y ellos sentían sus pancitas sonar del hambre. De pronto eran tres niños saltando sobre los adultos.

Era bastante claro, de los cuatrillizos, Junghwan, quien tenia cabellos negros, ojos grandes como su papa Bin, Jisu, la castaña con adorables pecas, un bonito lunar en la punta de su nariz e instintos de alfa y Junkyu, con el cabello azabache y sonrisa cuadrada, eran los revoltosos, a comparación del pequeño Doyoung, un tierno lobito castaña con ojos pequeños y labios finos, el cual era todo tímido y callado, él estaba observando como sus hermanos gritaban. A sus cinco años eran muy inteligentes y desastrosos para su propio bien.

Al notar que ya estaban exhaustos, Changbin aprovechó la ocasión y atrapó a Junghwan en sus brazos, haciendo cosquillas.

--¡Voy a comerte! —gritó riendo al notar las risas de sus hijos, pues Seungmin había aprisionado a Jisu y Junkyu, imitando la acción de su alfa.

--¡Papá, no! ¡Voy a morir, voy a morir!

No podían dejar de reír, la escena no era lo mas divertida y hogareña posible. Minutos después, estaban calmados, bueno... "calma" era una palabra que no conocían en realidad.

--Ven con papá, Doyoung—Seungmin extendió su brazo libre a su pequeño bebé que había mantenido distancia.

No esperó dos llamados, el cachorro corrió a los brazos de su papi Min, quien no perdió el tiempo y repartió dulces besos por los mofletes de Doyoung.

--Papi, tengo hambre—mencionó el mismo, sacudiendo un poco el brazo de su progenitor para que lo escuchara entre los gritos de sus hermanos.

--Está bien, vamos a la cocina, cariño—el omega se puso de pie, tomando entre sus brazos. No habían ni siquiera entrado a la cocina cuando un ruido en seco, junto a risas, se oyeron detrás de ellos--. ¿Qué ra-

--... ¡Auch!

--No lo puedo creer.

Changbin estaba en el suelo, había sido tacleado por Jisu, la lobito estaba mordiendo la oreja mientras Junkyu y Junghwan reían a carcajadas.

--¡No puedes contra mí! ¡Soy la mejor!

--Huyamos de aquí, Minnie—susurró el mayor, riendo cuando lo ultimo que escucho fue un ¡Traidores! De su alfa.

Doyoung estaba sentado en la cimera, en sus pies colgaban a la par que ayudaba a papi Min a revolver una ensalada de frutas con granola (aunque secretamente se comía los pequeños pedazos de fresa, su boca estaba manchada de rojo), cuando entraron los tres revoltosos con Changbin.

Junghwan estaba en la espalda del alfa, Jisu colgado de su cuello y pues... Junkyu era un tema aparte, él estaba aferrado a su pierna.

--Amor, he sido atacado brutalmente por tres lobos feroces—se quejó el pelinegro. Una vez los niños estaban en el suelo, fue directo a abrazar a su omega, fingiendo llorar en su cuello.

Está bien, Seungmin no quería decirlo en voz alta, pero sintió su corazón derretirse de amor. La forma en la que Changbin afectaba sus sentidos era inexplicable, lo amaba tanto que, al envolver sus brazos alrededor de su cuerpo, sintió relajarse.

--A veces debes aceptar tus derrotas, mi alfa—acotó divertido, depositando un beso en la nariz del susodicho y otro en sus labios cuando salió de su escondite.

El azabache lo miró, dando una sonrisa brillante, y otro beso más en sus labios.

--No puedo obtener derrotas contigo a mi lado.

--¡Buagh, que asco!

Oh, si... por un momento olvidaron ese pequeñísimo detalle, no estaban solos.

--¿Qué pasa, mocosos? ¿También quieren besos?

¡Es mío! - SeungbinWhere stories live. Discover now