Quería convencerme de que estaba inquietándome de más, pero cuando vi a Haye salir del cuarto como si acabara de ver al diablo, supe que no estaba equivocado.


A Haye ni siquiera le importó que la puerta se cerrara con un estruendoso golpe, llamando la atención de unas cuantas personas que se encontraban alrededor. Estaba molesta, no...era algo más que eso. Ella hizo su camino en mi dirección con pasos rápidos y firmes, pero no se detuvo al pasar junto a mí.


Mierda.

 
Ella me ignoró deliberadamente y siguió caminando con determinación en dirección al estacionamiento. Estaba tan ensimismada —y cabreada— que no se detuvo siquiera cuando grité su nombre, mucho menos me tuvo consideración al escucharme caminar como un perrito faldero detrás de ella.


—Haye...oye, espera, ¿qué...? —la seguí justo por detrás, caminando a su ritmo al mismo tiempo que sentía todo mi cuerpo tensarse con angustia—. Haye.


No se estaba deteniendo y la expresión de pura cólera en su rostro tenía a mi corazón latiendo agitado. Ella no dijo nada y tuve que pararme en medio de su camino para que me escuchara.


—¿Puedes...? ¿Puedes detenerte un segundo? —permanecí obstaculizando su paso—.  ¿Quieres decirme qué fue lo que...?


—La odio —espetó inesperadamente, con su pecho subiendo y bajando sorprendentemente rápido, y con tanta rabia y desprecio que sus ojos se volvieron negros—. Ni siquiera creí que pudiera ser capaz de odiar pero...la odio...y odio...odio odiarla —su voz se quebró y fui capaz de identificar la frustración y los contradictorios sentimientos que esto le generaba.


Sus ojos se llenaron de lágrimas y la severidad en su expresión flaqueó, quise acercarme y abrazarla, porque simplemente era incapaz de soportar verla triste, pero cuando traté de hacerlo, ella se apartó.


—No —sentenció, dando otro paso hacia atrás—. Aléjate.

  
—¿Por qué te enojas conmigo? ¿Qué...? ¿Hice algo malo?

 
Haye presionó sus labios juntos y me dedicó una mirada que caló profundo en mí, sentía como que podía tenerme confesando cada cosa mala que hice alguna vez. Haye enojada daba miedo.

 
—¿Puedes decirme? Porque no estoy entendiendo un...

  
—¿Hay algo que no me hayas dicho? —me cuestionó con tono acusatorio, poniendo firmemente su mano en mi pecho para mantenerme distanciado de ella.


—¿Qué?


—Tú sabes qué.


No sabía qué mierda le había dicho ella, pero si íbamos a hablar, no podíamos hacerlo aquí, el lugar estaba básicamente vacío, pero cualquier persona podía pasar y escucharnos. —Vamos a hablar a otro lugar, ¿sí?


La expresión en el rostro de Haye cayó al escuchar mi sugerencia y supe entonces que ella me malinterpretó, mierda. —Ni siquiera sé porqué me sorprendo.


Expuso con dolorosa decepción y sin siquiera dejarme explicar, ella comenzó a caminar con el objetivo de alejarse de mí.

unplanned ━ j.jkWhere stories live. Discover now