—¡Maria del Mar! —siseé de nuevo.

—¿Qué? —se rio fuertemente y varias personas alrededor se giraron para vernos— ¿Desde cuándo eres tan reservada?

—¿Desde cuándo eres tan ordinaria?

—¿Desde qué salí de la verga de mi padre en forma de espermatozoide?

Solté una risita y suspiré al saber que sin duda alguna no podría hacer nada con ella.

—¿Cómo se sintió? —preguntó sin más.

—¿El qué?

—El tener los ágiles dedos de un artista dentro de ti. ¿Hizo magia?

Sí.

—Estoy a punto de irme, eres una perdición.

—Oh vamos, dame un poco de información, permíteme el fantasear con esa joya.

Estuvimos bromeando un rato ahí sin más y nuestras carcajadas se escucharon por todas partes, mi última clase había sido a las doce y tendría que esperar hasta la noche para poder ir a limpiar el auditorio del maestro Vandeleur, mentiras sería si no admitiese el hecho de que estaba desesperada por verle de nuevo, yo simplemente necesitaba su atención.

—Dime que está mal —le pedí a la morena.

—¿Uhm? —su boca estaba llena de papas fritas una vez más.

—Es un maestro universitario y estar cerca de él podría meterme en problemas acá en la universidad, además, está comprometido con otra mujer —miré mi ensalada—. Dime que está mal el comenzar a fijarme en él.

La vi masticar las papas lentamente y me observó fijamente sin más.

—Maria...

—Está mal —admitió encogiéndose de hombros— Pero... ¿A quién le importa? La verdad es que solo te estás divirtiendo un poco, no es nada serio, no habrá problemas.

Abrí la boca para decirle que tenía razón, pero no lo hice, no fue posible porque yo sabía la clase de obsesiva que era.

—Además, Lory Castle nos cae mal —me recordó— ha sido una perra contigo, no merece nuestra simpatía.

Asentí sintiéndome un poco insegura.

Ambas terminamos nuestros almuerzos en silencio y nos dirigimos a los baños para lavarnos las manos y los dientes, en el proceso evité a todo mundo y solo me centré en mis pensamientos.

—Sin embargo, si hay algo raro en todo esto —me dijo ella cuando llegamos al lugar—. No miento cuando digo que siempre ha sido un maestro reservado y distante con todo mundo, es cortes, pero no lo suficiente para ser llamado amable, por tal, ¿Qué tienes tú que no tengan las otras?

Me encogí de hombros.

—¿Suerte?

Mi mejor amiga no dijo nada por un largo rato, nos aseamos y volvimos al exterior después de un momento, era el momento de separarnos, ya que ella tenía clases en otro bloque y yo iría a la biblioteca a estudiar un poco, aun así, antes de irme, ella habló de nuevo.

—Luz, tienes mucha luz —dijo pensativa— tú podrías ser la persona mas bocazas, molesta y necia del mundo, aun así, tienes una clase de luz tierna y llamativa que hace imposible no verte y acercarse cuando hablas o te ríes de algo.

Sonreí.

—Te quiero mucho como amiga y persona, la mayor parte del tiempo eres una plaga de Egipto andante, sin embargo, también eres amable con los que quieres y es por ello por lo que espero que aquello que le haya llamado la atención al maestro de ti no se vea afectado.

ALEVOSÍA  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora