Los dedos pálidos del viejo apretaron las correas del maletín.
—Señor Jeon, n-no diré nada a nadie, sabe que puede confiar en mí.
—Yo no confio en nadie, Señor Kan, ahora responda a mi pregunta.
El silencio de la habitación fue incómodo, sin embargo fue roto después de un par de minutos.
—A los catorce.
—Le pregunto esto porque tengo una reunión en un par de horas con unos japoneses… generalmente son preguntas que hacen cuando quieres invertir en su negocio— Jungkook hizo un ademán con la mano y se dio la vuelta para dirigirse hacia la puerta—. La mafia japonesa está a otro nivel, ¿escuchó esos rumores que la yakuza está volviendo a ser lo que era?
—S-Sí, señor Jeon.
—Nadie quiere hacer tratos con ellos cuando les falta unos cuantos empujones para encabezar Japón nuevamente.
—Y-Yo no di-
—Su mercado más fuerte es el de la prostitución y ahora están buscando jovencitas… ese es el trato que cerraré hoy con ellos, interesante, ¿no lo cree?
—Le prometo que no diré nada, Señor Jeon— tal vez el doctor había alzado la voz más de lo debido y su tono colérico se había escuchado con claridad porque pronto dos armas estaban apuntándole.
—Que así sea, Hwan— Jungkook se paró a un lado de la puerta y extendió su brazo para indicar que saliera del cuarto principal—. Acompañen al señor Kan a la entrada.
Cuando los los trabajadores cumplieron la orden de su jefe y no quedaron más que Jungkook y Hye, el más joven fue a recoger un portafolio negro de una de las mesas para entregarle a la mujer.
—Quiero que me consigas toda la información de Park Jimin— Jeon le entregó el folio—. La que no está aquí ni en ese informe policial.
—¿Algo en específico, señor?
—Quiero saber en qué casas de acogida estuvo— empezó diciendo—. Su día a día en esos lugares y quiero el nombre del psicólogo que fue asignado a su caso. Una vez que consigas su nombre, averigua en dónde ejerce su profesión y pide una cita.
La mujer lo observó confundida más no cuestionó nada y se limitó a asentir brevemente.
Las horas pasan con rapidez ya que pronto llegó la noche junto con una pequeña parte de la Yakuza a la puerta de su casa. Alrededor de unos cinco autos totalmente negros se estacionaron frente a la residencia de Jeon Jungkook, de ellos bajando hombres con vestimentas informales y armas de fuego en mano. Los tatuajes que se lograban ver en sus brazos y parte de sus cuellos eran lo que más llamaba la atención. Cuando las puertas del primer auto se abrieron fue señal de Jungkook para acercarse.
Uno de los cuatro japoneses trajeados fue el primero en sonreír, mostrando una dentadura de oro puro.
—¡Un placer conocerte en persona, Jeon Jungkook!— exclama con verdadera euforia en un coreano muy extraño.
—Konbanwa, Kaito-san, Pusan e yōkoso. [Buenas noches, señor Kaito, le doy la bienvenida a Busan.]
Los cuatro japonés negaron con su cabeza y cada uno de ellos rieron sonoramente antes de tomar la mano de Jungkook para dar un apretón amistoso.
—Nada de eso, Jeon Jungkook— pronunció otro japonés—. Estamos en tus tierras, así que nosotros hablamos tu idioma.
Con una leve inclinación de cabeza, Jungkook hizo una seña para hacer pasar a sus invitados. La casa en la que ahora estaba era grande, tenía varias habitaciones, salas vacías y un búnker del que nadie tenía conocimiento, ni siquiera el mismo jefe de the hanged.
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Детонирующий || Kookmin
FanfictionCuando un sádico encuentra a un masoquista natural se convierte en un escenario mortal y tóxico, todos los sentidos se activan en forma de supervivencia, los vellos se erizan y todo el mundo aguarda en silencio expectantes ante al detonante nuclear...
XI: DON'T TRUST HIM.
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