–¿Qué demonios?– dijo la voz de Tom cuando íbamos subiendo a la mitad, nos volteamos y estaba parado boquiabierto en la entrada del pasillo que iba al baño.
Me di la vuelta y empecé a caminar hacia abajo.
–¿Está mamá?– susurré y asintió viendo hacia arriba. Cerré fuertemente los ojos y me volteé.

Mamá estaba parada en la puerta de su cuarto, también boquiabierta, pero más que de sorpresa parecía horrorizada, estaba viendo solamente a Eddie.
–Mamá...– le dije y volví a subir acercándome a ella– Ma', todo está bien, sé que esta situación... es imposible de entender, pero algún día lo harás, lo prometo.

Corrí hacia mi puerta y la abrí para darle paso a los chicos que entraron rápidamente, entré y cerré la puerta con llave. Nos quedamos un segundo escuchando pero afuera no se oía nada.
Me di la vuelta y me fui a mi cajón a buscar el casete.
–Lo tengo.– dije y se los mostré a los chicos triunfante– Mi walkman...– caminé hasta mi escritorio y abrí el cajón donde lo guardaba– No, no, no... no está.– corrí hacia la cómoda y busqué, nada. Fui a la mesita de noche y revisé los cajones, nada.

Entonces lo recordé... el jueves en la noche había ido al restaurante a ayudar, mamá me asignaba trabajos sencillos en la cocina, pero ese día hubo mucha gente y me necesitaba así que me asignó un plato. Pero antes de empezar me dijo que no dejaría que estuviera escuchando música ya que no iba a escuchar sus instrucciones, así que fue y guardó mi walkman en un cajón donde lo dejé olvidado.

–Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, mierda...– repetí más para mí misma.
–No tienes tu walkman, cierto.– dijo Steve y respondí negando, a punto de echarme a llorar por los nervios.
–Está bien...– dijo Dustin– Volveremos a casa de Nancy y te buscaremos uno ahí.

Estuvimos de acuerdo, así que abrí la puerta lentamente y los cuatro asomamos la cabeza, mamá seguía parada ahí.
–¿Qué diablos crees que estás haciendo?– preguntó con voz temblorosa.
–Mamá, no tenemos tiempo ahora, debo irme, lo siento.– dije desesperada.

Empezamos a bajar las escaleras pero ella fue tras nosotros.
–Andrea, ANDREA, EXPLÍCAME QUÉ RAYOS SUCEDE, MALDITA SEA.– gritó y me tomó del brazo– Dímelo ahora mismo o voy a llamar a la policía, estás con ese criminal, ¿a caso también es cierto lo que dicen de ti?
–¿Cómo puedes creer algo así?– pregunté.
–No quiero ni puedo creerlo, no de ti, pero por favor, dime qué pasa, Andy, por favor...
–Ahora no mamá.– le dije, estaba por salir pero me di la vuelta y la abracé, mi pobre madre, ¿cómo le explicaba algo así?– Solo confía, mamá. Sé que es difícil, pero necesito que lo hagas, eres la única persona que no duda nunca de mí; ahora más que nunca necesito que estés de mi lado... ambos.– dije viendo también a Tom que se acercó y nos abrazó a las dos.

Los chicos seguían en la puerta, me giré hacia ellos y di un paso, y entonces todo oscureció.

–No, no, no, no...– susurré viendo alrededor–...ahora no, es muy temprano, no se supone que... aún no es hora.

Estaba parada en medio de la sala, pero no la sala de tío Tom, sino la de mi casa, la casa en la que había vivido toda mi vida, la de Nueva York. Pero esta era oscura y tétrica, las paredes y el suelo estaban llenos de raíces, y en el ambiente flotaban partículas.
Me quedé un momento parada ahí, ¿qué debía hacer? No había nada que yo pudiera hacer, no dependía de mí.

–Eddie...– dije viendo hacia todas partes– Eddie, vamos, lo juraste... prometiste despertarme. Dijiste que lo harías...– me quedé de pie, llorando–... lo prometiste... no quiero morir, Eddie. Tengo miedo, por favor ¡DESPIÉRTAME!
–Andy...– escuché que alguien susurró– Ven, pequeña.
–¿Papá?– pregunté aún llorando.

Caminé hacia un pasillo y pasé por el cuarto de la música, cuando era pequeña lo llamaba el "Reino de la música". Papá tenía muchos instrumentos, él sabía tocar cada uno de ellos, así que para mí era el rey, yo era la princesa violinista.
La habitación siempre estaba llena de color y de luz, pero no esta vez, solo había oscuridad y los instrumentos estaban arruinados por las raíces que los cubrían. Caminé hasta llegar a una puerta al final del pasillo, la abrí y me encontré en una calle, esa calle que jamás olvidaría, en mi memoria estaba llena de personas, esta vez solo había una: papá.

Wake me up [Eddie Munson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora