Lamentablemente cuando Xiao Jiu cumplió doce años, Qi Ge fue vendido y al poco tiempo una familia acomodada compró al pobre omega. El dueño de una de las calles donde Xiao Jiu mendigaba, pagó un alto precio por llevárselo a su casa. De esa forma, el camino de ambos jóvenes se separó. Las imágenes frente a él se desvanecieron y Shen Yuan se vio dentro de una habitación, limpia y fina, parecida a la recamara de una mujer. Un joven entró corriendo, cuidando de no tirar las cosas con las que se tropezaba para esconderse bajo una mesa al fondo en la habitación. Bajó el mantel por el frente para que no se notara su cuerpo por debajo y guardó silencio. Shen Yuan cruzó la habitación hacia la mesa y se agachó para ver al joven. Dio un pequeño salto al escuchar un golpe abrupto en la puerta, reteniendo el aire mientras su corazón se aceleraba conforme el silencio se iba; un hombre pasó dando fuertes pisotones al suelo. Buscó con la mirada en la habitación, deteniéndose en donde se encontraba Shen Yuan. Él tragó seco y se levantó para enfrentar al hombre, pero había olvidado que no era más que un simple espectador. No era parte del sueño.

Fue traspasado por el hombre y éste al llegar a la mesa, jaló el mantel y levantó con brusquedad al joven que se escondía debajo, zarandeando su cuerpo con fuerza mientras el otro trataba de zafarse del agarre.

"Tendrías que quitarte ese sucio aroma para evitar que te encuentre."

"¡Sueltame!"

"Mi hermana no siempre va a estar aquí para salvarte. ¿No pensaste que no habría lugares para esconderte cuando ella salga?"

El hombre puso a Xiao Jiu contra el suelo, inclinándose sobre él para oliendo su cuello en la parte donde estaba la glándula de aroma. Apretaba con fuerza las muñecas del omega, impidiendo con su peso que el Joven escapara. El hombre rió ante sus intentos. Shen Yuan se inclinó en el suelo y palideció al ver al omega bajo ese alfa.

"... ¿Baba?"

Su rostro estaba limpio y su cabello no tapaba más su rostro. Ahora que podía verlo claramente, era a su madre a quien veía. Y el otro hombre debía ser Qiu JianLuo. Sí... era un rostro parecido al de Qiu Huaitang. No podía ser nadie más.

Esos eran los recuerdos de Shen Qingqiu.

Una voz fuera de los recuerdos le habló sin interrumpir la escena frente a él.

"Hay ciertas cosas que no deberías ver. Este no es tu pasado, ¿estás seguro de querer avanzar en el sueño? No puedo asegurarte que las cosas se pongan mejores más adelante."

Qiu JianLuo susurraba algo en el oído de Shen Jiu. ¿Quería ver lo que pasará después de esto? Ayudaría a terminar de descubrir el trasfondo en la vida de Shen Qingqiu y, tal vez con ello podría saber sobre las acusaciones de Qiu Huaitang meses atrás. No sabía si era correcto verlo, pero era necesario para entenderlo y poder ayudarlo. Era su madre después de todo.

Se sentía como un niño escuchando algo que no debería sobre sus padres. Shen Qingqiu jamás habló sobre su vida pasada, cuando hablaba con él siempre se enfocaba en el presente y el futuro. De vez en cuando hablaba sobre el pasado, pero eran recuerdos que remontaban al nacimiento de Shen Yuan, cuando era pequeño y rara vez sobre sus discusiones con Liu Qingge cuando eran discípulos.

"Seguiré viendo" se decidió a decir Shen Yuan y retrocedió cuando el escenario volvió a cambiar.

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Era de noche.

Shen Jiu había sido arrastrado por dos sirvientes hacia el cuarto de Qiu JianLuo hasta ser arrojado sobre la cama. Shen Yuan no podía hacer nada al respecto, así que se mantuvo apartado de todo. Qiu JianLuo llegó poco después y al verlo rasgar las túnicas de Shen Jiu, cubrió sus orejas y se dio la vuelta, hecho un ovillo en la esquina de la habitación.

Hijo De Una Clara Canción De Otoño |SAVE| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora