La decisión de Sebastian

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Severus ya llevaba como veinte minutos intentando despertar a Harry, pero el chico tan solo protestaba y volvía a cubrirse con las sábanas negándose a abandonar esa cama. El ojinegro no podía evitar sonreír, se suponía que era Harry quien quería mantenerse despierto toda la noche y fue el único que había dormido.


Él ya se había bañado y vestido, afortunadamente no tenía clases hasta dentro de un par de horas y quería aprovechar ese tiempo, por lo que se sentó en la cama dispuesto a no permitir que Harry volviera a quedarse dormido.


Sin embargo, antes de volver a llamarle, permaneció unos minutos contemplando el rostro del chico... "¿Para qué me pediste que te liberara, Harry?" Pensó para sí mismo mientras peinaba suavemente los rebeldes cabellos del ojiverde... "Pero no más, ya no puedo permitir que tu mirada tierna me convenza, ten fuerza como siempre, que yo viviré contigo tu pesadilla hasta despertarte de ella"


Sacó todo el aire de sus pulmones, ahora era su turno de ser el fuerte, así que se liberó de sus pensamientos mientras sacudía suavemente el hombro de Harry.


— Harry, si no abres los ojos de inmediato no tendremos tiempo de desayunar juntos. Me gustaría que lo hiciéramos aquí y he mandado por algo especial para nosotros.

— ¿Desayunar juntos? —repitió esforzándose por terminar de despertar.

— Así es, perezoso, el desayuno está listo pero primero tienes que darte una ducha. En el cuarto de baño está tu uniforme.


Los labios de Harry se fruncieron en un puchero, no quería ir a clases, pero la idea del desayuno con Severus fue su motivación para obedecer y abandonar la cama de una vez por todas.


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Unos minutos más tarde, los dos caminaban por el solitario corredor que les conducía hacia la habitación donde Sebastian había pasado la noche. El ojiverde realmente no tenía mucha prisa por llegar así que prácticamente Severus tuvo que jalarlo de la mano para que avanzara con más velocidad.


— Severus, espera un momento. —pidió consiguiendo soltarse.

— ¿Qué pasa, Harry? No tenemos demasiado tiempo, recuerda que ambos debemos ir a nuestras clases.

— Lo sé, pero... es que, pienso que estos son los últimos minutos que tenemos para nosotros y... ¿podrías darme un abrazo antes de entrar?


Severus no pudo negarse, a pesar de su preocupación por no llegar tarde a sus obligaciones, se giró hacia Harry abrazándole pero en ese instante escucharon pasos a la distancia. Rápidamente el profesor logró que ambos quedaran escondidos en las penumbras mientras esperaban que el grupo de Slytherin pasara por un corredor cercano.


— Debemos apurarnos. —apremió Severus cuando por fin dejaron de escucharse las pisadas.

— Tengo una pregunta para ti.

— Bien, pues hazla ya.

— Anoche yo quería...


Harry guardó silencio, sus mejillas se habían encendido nuevamente y no ayudaba mucho el hecho de estar casi apresado contra la pared por el cuerpo de Severus.


— ¿Qué querías anoche? —volvió a apresurarle.

— Es que... en mis fantasías, yo... te bebía. —confesó bajando la mirada—. Pero no me dejaste... ¿sabe mal?


Severus tuvo que hacer un esfuerzo por contener la risa, le divertía la inocencia de Harry, así que tan solo le volvió a abrazar procurando ser comprensivo por su falta de experiencia.


— Bueno, todo depende, a algunas personas no le gusta que su amante le eyacule en la boca.

— Pero yo quería... aún quiero.

— Algún día podrías experimentarlo con alguien más.

— A mí me gustaría probarte a ti... Por favor, aún tenemos tiempo.


Severus sacó el aire de sus pulmones. No, no tenían tanto tiempo antes de que la ausencia de Harry fuese notada, pero su distracción no fue desaprovechada. El ojiverde rápidamente desabrochó ambos pantalones. Su miembro ya estaba lo suficientemente duro y lo colocó junto al de Severus apretándolos ambos con una mano y provocando que el Profesor se estremeciera.


— Demonios, Harry... ¿porqué ahora? —se quejó, aunque no se apartó, al contrario, su cadera actuó por sí misma impulsándose hacia Harry.

— Porque no hay otro momento, Severus.


Había que reconocer que era cierto, y aunque frotarse con un alumno en un corredor oscuro no era algo que Severus hubiese imaginado nunca, estaba resultándole fascinante. Permitió que Harry continuara frotando ambas pollas mientras él tan sólo disfrutaba.


Al sentir que ya estaba bastante duro dio vuelta a las posiciones y se apoyó de espaldas a la pared mientras empujaba a Harry hacia abajo. El chico obedeció cayendo de rodillas para enseguida apoderarse del grueso pene que la noche anterior le introdujera al delirante mundo del sexo.


Severus cerró los ojos, el placer era inmenso y probablemente contribuía el hecho de estar en un sitio donde se arriesgaban a ser descubiertos. Gozaba de la lengua de Harry moviéndose entre sus bolas como si fuese un experto para luego regresar a tratar de engullir toda la longitud de su pene.


Sus succiones eran poderosas, más de lo que pensó que pudieran hacer unos labios tan suaves, así que tan solo se concentraba en durar lo más posible y mantener su boca callada ya que la tentación de gritar obscenidades era avasalladora.


— Harry... ya estoy a punto de venirme. —jadeó al cabo de unos minutos.


El chico no respondió, por el contrario, siguió succionando ahora con más fuerza, hasta que un sabor jamás experimentado le inundó la garganta. Estuvo a punto de alejarse pero no lo hizo, se mantuvo recibiendo los abundantes chorros de semen hasta que ya no quedó ni una sola gota.


Exhausto, Severus tuvo que ayudarle a ponerse de pie, le abrazó tan fuerte que Harry ya no tuvo que hacer esfuerzo para sostenerse, era feliz sintiendo que sus pantalones también se habían humedecido luego de aquella fabulosa experiencia.


Estuvieron abrazados por un buen rato, ambos respirando agitados, aún con sus pollas húmedas al aire, y Harry abandonándose por completo en los brazos de Severus, con su rostro hundido en el cuello de su profesor... tan feliz como triste.


¿Cómo iba a poder seguir viviendo sin repetir esa experiencia? Rogó para que el tiempo se detuviera en ese momento, para no tener que separarse nunca de Severus, de estar siempre así, sostenido suavemente por él.


Pero como sabía que no iba a ser así, que debía dar ese paso tan difícil, intentó separarse para retomar su camino hacia la habitación de Sebastian. Sin embargo, fue Severus quien estrechó más su abrazo, y silenciosamente le impidió alejarse continuando con esa posesiva caricia.


— ¿Severus?

— Solo un minuto, Harry... —pidió sin soltarle, ahora era él quien tenía su rostro en el cuello del ojiverde, aspirando profundamente de su aroma—... espera solo un minuto más.


No respondió, tan solo decidió complacerlo y cerró sus ojos sonriendo. No importaba lo que viniera de ahora en adelante, ese minuto que Severus estaba pidiéndole valía más que si estuviera exigiéndole la vida.


Me he enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora