Capítulo veintidós

Comenzar desde el principio
                                    

—Sé que es mi culpa, pero déjenme decirles...

—No es tu culpa, Catherine. Al menos no completamente— logra intervenir Apolo.

   Sus amigos voltearon hacia la voz grave de él, y observando con ligeras pausas a ese hombre de anchos hombros, los progenitores de los compañeros de su hija se terminan por quedar en un silencio absoluto. El extraterrestre se aleja de la ventana, y caminando por la sala con las manos en el espinazo, se limita a analizar la bienvenida de la alien.

—¿Quién es él?

—Antony, él es mi...

—Amigo desde antes de que todos nuestros hijos existieran— resume Apolo mirándolos con una sonrisa—. Y padre de uno que también está del otro lado del mundo.

    Los adultos restantes lo miraron con sorpresa, y esperando otra respuesta de Catherine, respiraron hondo cuando vieron rayos de color violeta salir de los dedos de Apolo. El padre de Mérida grita como un loco, y lamentándose por haber preguntado quién era, se refugia detrás del sillón en el que estaba sentado. Leonor, impactada, va por él al tiempo que pide disculpas más de una vez al extraterrestre.

—No me digas que esta fue tu bienvenida.

—Lo fue, y lo curioso es que su susto no ha evolucionado— recuerda Catherine con una manos debajo de su barbilla.

—Omitiendo esta reacción que todos esperábamos, ¿Qué otra cosa deberíamos saber, Cat?— inquirió Clara, la madre de Julia.

    Ella suspira luego de unos segundos, y contando en su memoria los detalles, comienza a enumerarlos en voz alta:

—Saben desde hace ya muchos años que soy una alien, que no pertenezco a este planeta y que estoy aquí solo para proteger a Lara.Sin embargo, jamás les conté el por qué con claridad.

   "Lo cierto es que me casé con alguien que no conocía del todo, y ese hombre no pensaba en otra cosa más que en el mismo y en su dolor. Sé que la empatía es importante, pero estar cerca de una persona que solo quiere estar en su burbuja puede resultar muy agobiante. Y yo fui compañera de alguien así: solitario, obsesivo y un poco violento. Me embaracé, continúe siendo muy ciega y, cuando mi hija nació, pude darme cuenta de que algo no andaba bien en ella: su cabello era blanco, y hasta el sol de hoy sigue siendo así, pero nadie en ninguna luna ha tenido la cabellera de ese color.

   No se cual es su plan, ni cuántos va a utilizar para lograrlo, pero tengo la certeza de que desea reunir a la familia, y veo que lo está consiguiendo."

   Los sonido de los automóviles llega hasta sus oídos, los que estaban detrás del sofá vuelven a sus lugares con lentitud, y la narradora, sintiendo una emoción parecida a la impotencia, mira a su compañero: él hace un asentimiento con la cabeza en señal de aprobación, sabiendo que de algún modo, esas palabras tienen un poco de verdad incrustada.

   Apolo, por su parte, sonrió con diversión: jamás había visto a unos humanos tan de cerca, y ahora que lo había hecho, pudo dejar ir la idea que siempre había escuchado de los labios del padre de "El Conquistador": esos seres no eran malos ni amenazantes, y estaba seguro que tampoco merecían la destrucción total.

   Apolo, por su parte, sonrió con diversión: jamás había visto a unos humanos tan de cerca, y ahora que lo había hecho, pudo dejar ir la idea que siempre había escuchado de los labios del padre de "El Conquistador": esos seres no eran malos ni am...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   Una carcajada le recorrió la garganta, y bebiendo un poco más de la segunda taza de té que había aceptado, Abel se rio con las ocurrencias de Chelsea. Esta logra el cometido propuesto en su cabeza: relajarlo para después hacerle unas preguntas. Él no se doblegó ante Joen, y aunque con Lara pudo expresar que daría información, aun no soltaba la sopa entera. Fue entonces cuando ella decide acercarse un poco, y dejando la puerta de la habitación abierta, le cuenta los mismos chistes y anécdotas que Scott solía inventarse para ella.

   Extrañaba a su amigo, también a su madre, y pese a que la presencia de Peter la consolaba, no podía dejar de pensar en que ellos estaban muy lejos, a varios países de distancia. Sacudió la cabeza para alejar esas sensaciones, y preparando su voz para contar otra anécdota, fue interrumpida por Joen:

—Menos charla y más acción.

—Lo dice el chico que casi lo mata en un cubo de hielo— lo regaña Chelsea.

—Yo no lo hice. Al menos no el hielo.

—¿Qué es lo que necesitas?

   Joen frunce el ceño ante la sumisión de Abel, y aun cuando no desiste en tener cuidado, confía en su palabra y camina hacia ellos. El soldado de la Luna de Hielo se aparta un poco, y mirando a los ojos al guerrero de la Luna Morada, se prepara para sus métodos extremos.

—¿Qué planea Samuel?

—Esperaba un golpe primero— río Abel para luego lanzarle un guiño a la pelinegra.

   Esta lo mira confundida, y cruzándose de brazos, sale del cuarto para no volver a entrar en él.

—Si vas a coquetear, hazlo mejor— bromeó Joen dándole unas palmadas en el hombro.

—¿Alguna otra cosa que quieras saber?

    Al ver la negación del soldado morado, suspira con desdén y jala un poco de la esposa que tiene en su muñeca izquierda. Era su mano más débil, pero siempre había tratado de ejercitarla.

—Él quiere hacer una especie de ejército. Al principio solo serías tú, Lara, Owen y yo, pero creo que anhelaba muchos más. No sé por qué lo hace, tampoco sé cual es su enemigo, y creo que no se detendrá hasta obtener lo que quiere.

—¿Qué es lo que quiere, Abel?— pregunta el otro acercándose a él.

—A ti y a Lara: por lo puedo, ustedes tienen algo que él necesita.

   La confusión es sembrada en la cabeza de Joen, y tomando asiento en una de las camas, coloca ambos codos sobre sus rodillas y trata de pensar en las miles de posibilidades que se le presentan. Una carcajada lo distrae por un momento, y dando una mirada hacia el comedor, se encuentra con la sonrisa relajada de Lara y el circo que Alex y Julia interpretan.

   Su cabello se mueve sobre sus hombros, su rostro sin maquillaje luce relajado y su blusa azul se mueve con cada movimiento que da. Tuvieron que comprarles ropa a cada una como forma de compensación, y pese a que el dinero no era el problema principal, si la falta de suministros que no tomaron en cuenta antes.

    Lara gira su cabeza, y dándole un saludo junto con un beso en el aire, vuelve a concentrarse en el espectáculo que la divierte. Él se muerde los labios en señal de emoción, y prestando atención a Abel, este le comenta:

—El amor significa peligro, chico. Y creo que es el más riesgoso que alguien puede llegar a tomar.

—¿Cómo lo sabes? Nunca te has enamorado.

—En realidad no lo sé: creo que siempre he pensado que cualquier emoción o sentimiento conlleva algo de sacrificio— resumió el pálido enderezando la espalda.

   Lo sabía a base de experiencia, así como el que estaba frente suyo sabía más cosas que él no lograba entender aun.



¡Hola de nuevo! Espero estén muy bien, mundanos. No se olviden de darle una estrellita, comentar, guardar y seguirme. Recuerden que son cosas muy necesarias para el crecimiento de una escritora como yo, además me pone muy contenta y me ayudan a saber si les está gustando o no. Gracias por leerme y por estar aquí. Cuídense mucho.

*Redes sociales*

◼Instagram: (arroba)ginashield

◼Facebook: (arroba)shield.gina

◼Tik Tok: (arroba)gina.shield

Besos infinitos, Gina Shield.

PD: ¿Qué pasará en el próximo capítulo?, ¿Chelsea se enterará del paradero de su madre?, ¿Samuel podrá crear ese ejercito que tanto anhela?

Luna de Hielo [Saga Moons #2] {➕}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora