Capítulo #63: La voy a cuidar

Comenzar desde el principio
                                    

- Vi que la jalaste por los pasillos hasta aquí y vine a ver qué pasaba - frunce el ceño intrigado - ¿Qué sucede? ¿Por qué la tratas así? - el rubio nos mira muy atento.

- ¿Quieres saber? - ella se acerca a él.

- Sí. Si es posible.

- Claro que es posible - trago saliva.

- ¡Paula no!

- ¡Paula sí! - gira a gritarme furiosa.

El miedo hace que la detenga y la toque insistentemente para agarrar lo que quiero e irme. Paula pone resistencia buscando alejarme de cualquier forma.

- ¡Eh, no la trates así! Tranquilo - Emilio nos separa y él me mira como que si me desconociera. No puedo acercarme, mientras él siga siendo el árbitro.

- Ten, Emilio. Mira cómo está destruyendo su futuro tu amiguito con esa mujer - incrédulo me contempla una vez que ve la imagen y vuelve a verla para reconfirmar.

Resoplo con las manos en mi cintura caminando nervioso por otro lado. Es imposible no sentirme descubierto cada día que respiro sabiendo que nuestro romance continúa y que más personas se suman a saber de ello obteniendo opiniones diferentes, pero esta vez sí vale la pena saber la opinión de mi mejor amigo y hermano, quien parece haberse ido lejos de aquí.

- ¿No es photoshop o sí? - por fin reacciona cogiendo la foto como si fuera una hoja en blanco sin validez - ¿Es real está foto, Gian? - otra pregunta al clavo y doy a sobrentender todo con mi mudez.

- Les presto mi habitación para que charlen. Emilio, hazlo entrar en razón, por favor - es enorme la abominación que tengo por ella - El portarretrato lo rompí. Era horrible - una vez dicho esto se larga y espero no verla cerca mío nunca más.

- Entonces no la protegías solo por trabajo o para que Ismael no la lastimara. La protegías porque... ¡estás enamorado de ella! - se colorea por el furor.

- ¡Cállate! - lo abordo con mis venas a punto de reventar.

- Si me pides que me calle es porque tienes miedo de las consecuencias que se te vendrán encima si esta familia se entera de esto.

- ¡Sé cuáles serían las consecuencias, Emilio! ¡Las conozco bien! - mi cabeza bombea.

- Entonces, ¿qué pasa? - pregunta desorientado - ¡Sabiendo lo que puedes perder estás haciendo tonterías! ¡¿La señorita Rubí, en serio?! - reniega y tomo asiento en uno de los muebles.

- Emilio, yo la amo - digo mirándolo a los ojos y niega alucinado.

- ¡¿Amar?! - grita - Tú...- me señala, pero luego se arrepiente. Creo que intenta calmarse colocando sus manos en su boca y volteándose. Paso una mano por mi cuello asfixiado y desamarro mi corbata - Yo sé que soy un idiota, un burlón, un imbécil que no piensa y todo lo que el mundo quiera, pero ¡TÚ NO! - regresa más sereno - ¿Por qué te fijaste justo en la hija de nuestro patrón? ¿Por qué? - de tanto que mueve las manos arruga también la foto.

- Nos elegimos y punto. No nos pueden culpar, ni tú, ni nadie.

- Y dime, ¿qué tengo que hacer? ¡¿Felicitarte acaso?! - echa chispas de nuevo por mi conducta.

- Soy un adulto y sé lo que hago.

- Sí, claro. Un adulto muy idiota. ¡Muy idiota! - no sé cuándo nos intercambiamos de papel.

- Entiendo que es difícil de asimilarlo, pero...- me interrumpe.

- Quiero saber una cosa más...y sin mentir - fija la tiniebla de su vista en mí.

Solo quiero tu verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora