IV: EL LOBO ROJO Y EL DRAGÓN

Comenzar desde el principio
                                    

—Lord Baratheon. —Saluda. Sansa nota que el herrero apenas se da cuenta de que lo llama por su nuevo nombre de Casa. Él voltea nervioso haciendo una rígida reverencia, un poco incomoda. Paciencia. Ha tratado con Arya que no quiere nada que ver con la educación y modales, puede con él. —Lord Gendry, es un placer verlo.

—El placer es mío, mi Lady.

—Le seré sincera, mi Lord, mi hermana me visitó la noche anterior mostrando inquietud. Usted le propuso matrimonio a mi hermana.

Él mira a todos lados no queriendo hacer contacto visual. Es experta en notar el pánico y los nervios en una persona, tiene experiencia de sobra en el lenguaje corporal. Nervios. Baja la mirada encontrándose con las manos manchadas de tierra y carbón, los dedos no se pueden mantener quietos.

—Ella me rechazó, mi Lady. —Dice al fin con voz derrotada. —No crea que le pedí matrimonio por su estado de nobleza. A Arya... Digo, Lady Arya es una mujer encantadora, me gusta mucho como es, su personalidad. Es una mujer que no puedes encontrar tan fácil en el mundo. La admiro mucho por sobrevivir a las dificultades que se le presentó. Pensé que, al ya no ser un bastardo, creí que ella querría aceptarme, pero veo que solo empeoró las cosas.

Es difícil de imaginar a su hermana siendo una Dama. No sería Arya si eligiera ser una Dama. Siente pena por Gendry, realmente parece ser un hombre sincero todo lo contrario a su padre.

—Sé que lo rechazó.

—¿Puede hacerla cambiar de opinión? No sé mucho sobre política, pero estoy seguro que sería una alianza fuerte y prospera.

—Lord Gendry, déjeme decirle algo. —Cambió su tono de voz a un tono un poco más autoritario. —No tengo poder sobre mi hermana y, si lo tuviera, yo respetaría su decisión de cualquier manera. Arya siempre ha sido una mujer libre con los sueños contrarios a lo que una Dama posee. Lo último que quiero es ver a mi hermana sufrir por algo que no desea ser. —El joven asintió bajando la mirada, avergonzado. No podía creer que le estuviera rompiendo el corazón por segunda vez. Ahora se siente horrible. —Aun así, no solo fue a verme para contarme de su propuesta. Ella se preocupa por usted y quiere que lo ayude a que no sea manipulable para los Lores de Bastión de Tormentas.

—Si le importo, ¿Por qué me rechazó?

Maldita sea su suerte. Sansa no está preparada para ese tipo de conversaciones de rupturas amorosas.

—Mi hermana es complicada, siempre lo ha sido. Yo no estoy aquí para justificarla de lo que hizo, estoy aquí para ayudarlo. Ha dejado de ser un bastardo, ha pasado a ser un Lord y tiene obligaciones que atender cuando pise sus tierras. Bastión de Tormentas fue el asentamiento de los Baratheon, ahora es suyo, necesitará convencer a sus abanderados de apoyar el reinado de Su Gracia no por fuerza, si no, por diplomacia.

Él frunció el ceño.

—No.

—¿No? —Repitió aturdida.

—No seré un Lord, ni un Baratheon. Prefiero seguir siendo un bastardo a que Arya no me acepte por ser un Lord.

—Bueno, ella... ¡Lord Gendry!

El hombre ni siquiera se giró cuando lo llamó.

¡Maldita sea su suerte!

Nunca pensó que vería a un hombre rechazar a un título por su hermana. ¿En qué clase de mundo extraño despertó esa mañana? Se llevó los dedos al puente de su nariz masajeando levemente. Tantas cosas en su mente, tanto estrés. ¿Qué iba a hacer? ¿Pedirle a la reina que vuelva a convertirlo en bastardo? ¿Y si Daenerys se molesta? No ha llegado el medio día y ya quiere volver a su cama para evitar problemas. No es su problema. Si Daenerys le niega a volver a convertirlo en bastardo, Sansa tendrá que ponerle a un tutor que le ayude a comprender las obligaciones que tiene por delante. Bastión de Tormentas no debe tomarse a la ligera, es sede los Baratheon, quienes se rebelaron contra el padre de Aerys II, muchos Lores apoyaron a Robert.

Su Reina [DAENSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora