-Mamá...- los ojos de Skyler brillaban, cuando Noah lo abrazaba- Te quiero.
-Yo también, mi pequeño tesoro...
Aquella tarde, Jay los visito, tenía muchas ganas de ver a la bebé, aunque ya la había visto por la mañana cuando llevo a los diablillos a casa de Joe, Taku también lo acompaño, encontró varios objetos que usaba Noah en su recuperación después de la cesaría, junto a lo que más odiaba el omega, el cual lo miro con rabia cuando lo saco de la caja.
-Ese bicho del demonio ¿Por qué lo has traído Taku? – el alfa se rio, mientras Noah se quejaba, inflando sus mejillas- No lo necesito, Hera toma siempre de mi pecho, y no me duele.
-Joe, dijo que lo necesitabas...- el omega amenazo con la mirada al beta, mientras este silbaba mirando a Tyrion- Ya que uno de tus pechos no produce suficiente leche...- se sonrojo, cuando termino de decirle- Lo siento, no quería ser tan directo, leí que era muy doloroso si pasaban muchas horas y que utilizar el saca leches os ayudaba.
-Gracias, pero no lo necesito...- volvió a repetir, mientras Taku dejaba la caja sobre la mesa – Es muy incómodo, y si lo pones mal duele mucho, sientes como si te arrancaran el pezón.
-Puedo conseguir uno automático, si es más cómodo para ti, mi amor...- negó con la cabeza, no quería volver a ponerse esas cosas en el pecho- Ahora no estás en el hospital, debes empezar a utilizarlo – lo miro pícaro, sabía que Jay lo golpearía si lo decía, pero le dio igual – No puedo estar siempre, estimulando tu pecho, cuando no salga leche, al final será más doloroso, está bien hacerlo una vez si no tienes más remedio, pero si lo hago más se hinchara de nuevo.
Noah se sonrojo, y Jay comenzó a mira al doctor de reojo, Taku mantenía su mano sobre la pierna de su pequeño beta, para que no hiciera nada malo. Joe fue valiente unos segundos, hasta que escucho el gruñido de su omega.
-Mi amor, a mí también me gusta hacerlo, pero dentro de unos días debo volver a trabajar...- Noah pellizco su pierna y Joe se rio- No puedo dejarte en casa, con el bollito sabiendo que sientes dolor, por ser un omega cabezota.
-Jay me ayudará a cuidar de Hera, no tienes que preocuparte por eso, puedo vivir sin esa cosa del demonio.
-Aun no te has recuperado de la operación, Sue te explico que no debía forzar tu cuerpo durante al menos un mes, eso significa que no puedes retener la lecho en un solo pecho...- no quería seguir escuchándolo – Al final te molestara, cuando te pongas alguna camisa y empezaras a mancharlas todas, aunque te pongas los discos, sentirás un picor en el pecho pero no podrás sacar la leche, porque te niegas a usar esto...- le enseño el sacaleches- Me dará igual si te pones a llorar, porque te duele.
Intento ignorarlo, mientras Noah lo miraba triste, podía ver cómo le salía una pequeña lágrima de sus ojos, debía resistir, debía ser un beta fuerte, no podía ganarle su pequeño omega otra vez, así que se mantuvo firme en su decisión,
Jay esperaba que Joe, se pusiera a temblar como siempre lo hacía cuando Noah le hacía algunas de sus jugarretas, el doctor siempre caía en los engaños, aunque se intentará hacer el fuerte. Noah limpió la lágrima que cayó sobre su mejilla, mientras hacía como si fuera a llorar de verdad.
-No me vas a ganar está vez, pequeño dulce...- el omega puso su mano sobre su vientre, donde tenía los puntos e hizo una mueca de dolor- No te voy a ayudar, iré a jugar con Yoko.
Se levantó del sofá, sin perderla la vista al omega, Noah dejó a Hera en su cunita y camino apoyándose en los muebles, sabía que estaba fingiendo, cuando sentía dolor de verdad, no lo miraba a los ojos, pero ahora lo estaba haciendo.
-Hermanito ¿Estás bien? – Jay se levantó supuestamente preocupado, para ayudarlo a caminar- Aún no estás del todo recuperado ¿verdad? – Noah se quejó, cuando se sentó de nuevo en el sofá.
ESTÁS LEYENDO
Lo que ocultan las palabras
RomanceNoah siempre se había sentido solo, apartado de la sociedad por ser un omega masculino, su tío siempre lo odio y no dudo en demostrárselo, su madre supuestamente se fue con su amante alfa y lo dejó con él. Noah siempre creyó esa historia y llegó a...
CAPITULO 162
Comenzar desde el principio