¡Quisiera entenderlo, pero no puedo! ¡No te comprendo!

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Tal vez tenga razón. Según van las cosas, veo improbable que exista algún tipo de amistad entre nosotros, pero no parece que me odie; al menos no del modo que yo pensaba.

Onil no es como Imri, mientras que a este último no le molesta tanto que rompan su espacio; con él es distinto y por eso mi plan falló.

Antes mencioné que el hombre actuaba distinto cuando nos conocimos, recuerdo que pudimos conversar con normalidad en aquella cafetería de la universidad. Actualmente, no es así. Onil se comporta diferente porque al ser una persona con la que se debe ir a un ritmo más lento, adoptó una conducta defensiva al sentir que irrumpía en su relación con Im.

Fui tan invasiva que arruiné algún indicio de caernos bien.

En pocas palabras, lo asusté.

Él es el que se tiene que acercar a nosotros, no al revés. Me tardé en comprenderlo.

—¡Cuando regrese a casa les voy a invitar una hamburguesa con doble carne y mucho queso!— mejor comenzar de cero —Se los prometo.

—¡¿En serio?!— es fácil hacer que los ojos le brillen al chico —¡Yo quiero!

—¡Yo!— contesta Ra.

—¡Los tres fueron muy valientes!— le doy varios besos al pequeño.

—Ah, no fue nada. Te dije que te protegería.

—Mi hermanito es muy fuerte— comento pasando la mano sobre su cabello —Hace rato que quería golpear a esos imbe...— no es apropiado decir malas palabras delante del niño —Esos estúpidos me tenían hasta las narices.

—Lo que me sorprende es que Onil haya sido capaz de escuchar el aullido del niño, eres muy sensible.

—Pff— responde él.

Su sentido tan desarrollado es de temer, ya que, Ra tampoco es que haya aullado tan fuerte como para haberlo escuchado por más que se trataran de lobos.

El resto del camino fue silencioso. Rem se transformó por lo que dejó de hablarme para correr por el perímetro. Onil seguía con la vista al frente y Ra en ningún momento apartó sus pequeños bracitos de mí.

Contemplar el área me hizo dar cuenta de que no estaba tan perdida como pensaba, todavía desconozco la razón por la que me desvié hasta tal punto que me metí en el territorio de otra manada. Lo que sí sé es que nunca en mi vida volveré a actuar de esa manera, aprendí mi lección, lo que hice fue muy malo.

Ahora lo único que me falta es enfrentar las consecuencias. Me queda claro que toparme con aquellos lobos no fue nada comparado con lo que se viene.

¡Aah!, temo entrar por esa cueva.

Quiero ver a Imri, ¡pero no quiero ir allá y dar la cara! Nunca me había sentido tan asustada por la reacción de alguien ante algo que hice mal. ¿Esto es lo que significa hacerse responsable de sus acciones? ¡En el pasado no sufría remordimientos ni nada, y ahora mis piernas tiemblan por cada centímetro que nos acercamos!

Detesto la culpa.

Para lograr subir a través de la cascada, tuve que ir en la espalda de Rem y vaya que por unos segundos me arrepentí. No exagero cuando digo que vi mi vida cruzar por delante de mis ojos cuando, de un par de saltos, el muchacho llegó hasta la cima.

Todavía no me acostumbro a este nuevo medio de transporte.

Como ya me sabía el camino (no había otro más en el interior de la cueva), no vi la necesidad de continuar yendo detrás de mis cuñados. Así que, teniendo todavía a Ra en mis brazos, tragué una gran bocanada de aire y seguí caminando hasta que los rayos de luz impactaron con mis ojos.

Soy la mamá de un niño lobo, ¿y ahora qué sigue?Where stories live. Discover now