Obviamente, Peggy no deseaba eso, así que había pasado los últimos dos días buscando hasta el cansancio aquel libro. Y su tiempo se agotaba.

-Creí que ese hechizo lo conocías desde antes de llegar a Camelot.- dijo Douxie.

-Es decir, si, lo había hecho algunas veces.- respondió ella.-Pero lo modifiqué un poco con ayuda de uno de los libros que Zoe me dio.-

Douxie asintió.
-¿Y crees saber dónde está?- preguntó el peli negro.

Lilith saltó a la mesa, logrando que esta tambaleara ante su peso, sacando una sonora carcajada de parte de Joy.

-Yo se donde está.- dijo Lilith.

Peggy frunció el ceño con irritación. Había pasado los últimos días buscando aquel libro, Lilith la había acompañado, y ahora decía saber dónde estaba.

-¿Y por qué no dijiste nada?- preguntó la castaña.

-Porque está en España.- respondió la felina.- No hubieras querido ir allá tu sola ¿O si?-

Un escalofrío recorrió si cuerpo.

No.

Era cierto que no quería volver a España, menos si era ir sola.

-No... - dijo ella, sus palabras no pasaron de ser más que un susurro.-¿Irías conmigo, Douxie?- preguntó con ojos brillantes y llenos de un nuevo ánimo.

Douxie sonrió e hizo un ademán con la cabeza.
-Claro que sí, amor mío.- exclamó el peli negro.- Pero ¿Que hay de Joy?-

El bebé, quien aún sostenía las enormes piezas del puzzle y se entretenía por sí mismo, soltó otra risilla al ver como Lilith se transformaba en un ratón frente a él.

-Llamaré a Marius.- respondió la castaña.

Peggy se levantó y tomó a Joy de los brazos de Douxie, mientras este iba y preparaba una pequeña maleta para el niño.

Mientras Peggy esperaba a que Marius respondiera, el niño en sus brazos intentaba tirar de su cabello y sollozaba cada vez que su madre se lo impedía.

El teléfono fue, al fin, respondido.

-Margaret.- se quejó Marius del otro lado.- ¿Por qué llamas tan temprano en la mañana?-

La bruja frunció el ceño ante tan mezquina respuesta.

-¿Creciste en un establo?- le reprochó.- Se dice 'Buenos días, Madre'... Y, segundo, son las dos de la tarde ¿Aún sigues en la cama?-

Marius se quejó desde la otra línea.

-Dieux, vous avez raison.- dijo después de unos segundos. Dioses, tienes razón.

La bruja rodó los ojos.
-¿Puedes cuidar a Joy unas horas?- preguntó ella al fin.

°°°°

El viaje en el auto había sido suficiente para que el bebé cayera dormido, lo que hacía, de alguna forma, que transportarlo fuera un poco más sencillo.

Cuando llegó a la puerta del departamento de su hijo mayor, este le recibió con poco entusiasmo.

Llevaba una pantalonera floja, una playera de Hora de Aventura demasiado arrugada, su cabello estaba desarreglado y unas oscuras ojeras decoraban su rostro.

-Buenos días, Solecito.- exclamó la castaña con entusiasmo, dándose pasó hacia el departamento.-¿Seguro que puedes cuidarlo? Puedo llamar a Olivia también.-

Después de Todo [Tales Of Arcadia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora