-¡ Ten mas cuidado!- bramo Lucía al darse cuenta de que había sido una persona con la que se había chocado, levanto la vista y enmudeció, pues delante suya se encontraba un chico muy alto y musculado, de ojos azules y pelo alborotado con algún que otro tatuaje en la piel.

- Has sido tu la que se a cruzado en mi camino, asi que, mira por donde vas la próxima vez- dijo el chico con un tono molesto y gélido. Lucía quiso darle una contestación mas pero su amiga se lo impido dejando que aquel chico se fuera de rositas.

-¿ Estas loca?- dijo en un susurro- ¿No sabes quien es?- Lucía la miro enarcando una ceja y negó con la cabeza.

-¿Se supone que es alguien importante?- pregunto algo molesta.

- Es Rafael, es un tío peligroso, la gente dice que a matado a personas por menos de nada, no te conviene enfadarlo- siguieron caminando por los amplios pasillos del centro comercial alejándose lo antes posible de allí, Lucía hecho una mirada tras de si buscando a ese tal Rafael, al hacerlo vio que el chico la miraba a lo lejos con una expresión casi ilegible.

- Tranquila, si de asesinos se trata yo me se de unos cuantos que a ese le darían mil vueltas- dijo Lucía refiriéndose a los Canes.

- Ya lo se, pero aquí hay tipos como ese a que no te conviene cruzarte estando sola- el agarre de Elena se intensifico sobre el brazo de su amiga.

Lucía intento distraerla y cambiar de tema, juntas se dirigieron hacia las tiendas que le había mencionado su amiga para probarse ropa como unas locas. La tarde se las paso volando cada una salió con un par de bolsas en las manos directas al coche para irse de allí. Estando ya en el coche decidieron irse a casa de Elena para concluir el día.

- ¿Qué te parece si nos hacemos unos sándwiches y nos vemos una peli donde salgan tíos buenos?- dijo Elena guiñando el ojos a la pecosa de su amiga.

- Eso seria fantástico- dijo Lucía con una sonrisa picara.

Y asi fue, las dos amigas se adentraron en al garaje subterráneo que tenia el bloque de pisos donde vivía su amiga, Elena vivía en un hatico espectacular, no se podía quejar, el trabajo que tenia su madre la daba ciertos privilegios, aunque Lucía tampoco se podía quejar en ese aspecto. Las dos amigas subieron en el ascensor y rápidamente atravesaron la puerta de la viviendo de la pelinegra, se pusieron manos a la obra para prepararse la cena y sentarse cómodamente en el sillón a cenar.

- ¿Cuál vemos?- pregunto Lucía refiriéndose a la película que verían.

- Magic Mike sin duda- era una de las películas favoritas de Elena por lo que Lucía no puso impedimento alguno.

Elena se encontraba con los ojos abiertos como platos de suspiro en suspiro viendo lo hombres que se mostraban en la pantalla, mientras que Lucía tenia la mente en otra parte. No paraba de pensar en los canes y lo que la había pasado estos días atrás, entonces se acordó de lo que su padre había menciona en la hora de la comida.

- Elena, ¿puedo hacerte una pregunta?- dijo sacando a su amiga de sus delirios mentales.

- Si claro, dime- paro la película para centrarse en lo que la estaba a punto de decir su amiga.

- ¿Tu te has enterado de algún tema sobre los canes aquí en la ciudad?- dijo mordiéndose el carrillo derecho de su moflete, estaba un poco nerviosa.

- Que yo sepa no, ¿porque?- puso mas atención al tratarse de ese tema, Lucía lo podía ver en sus ojos.

- Por nada, es una tontearía- soltó la pecosa restándole importancia, pero su amiga estaba demasiado intrigada como para dejar el tema pasar.

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