Con una mano cuidadosa, Taeyong alcanzó a acomodar un mechón de cabello detrás de la oreja de Jaemin, dándole una pequeña pero tan dulce sonrisa cuando Jaemin lo miró.

 "Gracias".

Fue repentino y suave, tan sincero, llevaba detrás más significado que la simple gratitud por ayudarle en la cocina. Taeyong significaba mucho más, mucho más de lo que Jaemin podía entender, pero lo sintió, las lágrimas se agolparon rápidamente en sus ojos, lo que hizo que la sonrisa de Taeyong se volviera aún más suave y se inclinara para besar su sien, apartándose para darle a Jaemin algo de privacidad.

Taeyong siempre había sido tan dulce con él y nunca parecía forzado, Jaemin no dudaba de sus gestos y sonrisas ni por un segundo, nunca pensó que Taeyong sólo era amable con él por Jaehyun.

Era amoroso y paciente, cariñoso y solidario, alguien en quien Jaemin sabía que podía confiar, alguien en quien confiaba desde el fondo de su corazón.

Si Jaehyun es alguien que venda las heridas de Jaemin, entonces Taeyong es el bálsamo que ayuda a calmar el dolor.

Jaemin se tensó cuando la piel de su cadera derecha le picó, florecieron pequeñas marcas de flores de color púrpura azulado y sólo suspiró, hallándose a sí mismo deseando que éstas florecieran entre sus freesias y petunias.

Astrágalo 'Tu presencia suaviza mi dolor'.




Cierra la puerta de su habitación y se acerca al espejo de cuerpo entero, mirando su reflejo, mordiéndose el labio inferior, arrancándose la piel seca. Sus manos cuelgan sin fuerza a los lados, doblando y relajando los dedos mientras trata de calmar sus nervios, el chasquido de sus nudillos es fuerte para sus oídos.

Su cabello negro se está volviendo demasiado largo para su gusto, pero no se ha animado a ir a cortarse el cabello. Las ojeras hablan de su dificultad para dormir bien, la medicación le ayuda, pero no le quita del todo el insomnio que acaba de desarrollar. Su piel es un tono o dos más clara de lo habitual, sus mejillas no son tan redondas como antes y sus labios están agrietados como siempre.

Jaemin ha mejorado desde que empezó a ir a terapia, su medicación también le ha ayudado, pero el Jaemin que está viendo no es el que conocía perfectamente antes de todo este desastre.

Es el que no quería reconocer.

Agrietado y casi roto, piezas pegadas por sus manos temblorosas y las cuidadosas de sus seres queridos. Todavía sangra, por las grietas dejadas por los trozos perdidos en el camino, pero está aprendiendo a remendarse lentamente para que la sangre deje de fluir libremente y sólo gotee porque sabe que la hemorragia nunca se detendrá del todo.

Y eso está bien.

Todo el mundo sangra.

Algunos más que otros, algunos tienen feos cortes profundos que amenazan con desangrarlos y otros tienen pequeños cortes que se niegan a cerrar.

Todos sangran, por mucho que les duela. Pueden tirarse al suelo, arrastrarse sobre las manos y las rodillas, ponerse en pie de un salto para correr hacia delante y tropezar unos metros más adelante, levantarse lentamente y dar cada paso, hacer una pausa e incluso retroceder, pero todos avanzan.

Antes de que su máscara se desmoronara, Jaemin había pensado poco o nada en la salud mental. Se consideraba a sí mismo como alguien fuerte porque era lo que necesitaba hacer, fingiendo que las miradas y los susurros silenciosos que le seguían no le escocían, no lo atormentaban.

Bouquet [traducción] ;; nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora