Erik hizo un puchero ante lo dicho por su hermana.

―Solo salí de la casa donde estaba con él…―susurró desviando su mirada―Ahora dime en dónde estamos y cuanto tiempo ha pasado.

―Estamos en la segunda casa y han pasado siete horas desde que nuestro padre te disparó un dardo gracias a lo que hiciste, ¿eso lo recuerdas?

―¿Qué hice? Yo solo recuerdo que unos tipos me secuestraron, básicamente.

―Esos supuestos nobles que se sacrificarían en realidad eran mercenarios que venían desde Inglaterra, y tú mi querido hermano mayor los destripaste por completo en nuestras caras antes de que pudiéramos cenar.

En el marco de la puerta relucía una silueta esbelta sin rostro básicamente. Aquel hombre sacó una caja de cigarrillos de su bolsillo para sacar uno de estos y encenderlo antes de tomar la pipa en su bolsillo con tal de fumarla, y eso fue suficiente para que Erik reconociera cual de sus hermanos era.

Aquel se trataba de Sebastian, un chico de piel pálida y ojos azulados que eran acompañados de un lacio cabello castaño.

―Disculpa, ¿Cómo dijiste?

―No te preocupes, ya lo limpiaron todo, ahora el problema sería saber cuando vendrá el Shinria que te llevó, ¿cierto Stella?

La mencionada asintió cabizbaja.

―Lo mejor que podemos hacer ahora es esperar mientras que nos explicas cómo demonios puedes tener garras, rabia y ojos dorados de la nada.

―¿O sea que hablaremos de algo que yo ni siquiera sé? Ni siquiera recuerdo qué pasó después de ser basicamente secuestrado nuevamente por mercenarios.

Antes de que otra palabra saliera de la boca de alguien Sebastian se retiró sin más, incluso ignorando a Isak, quien entraba al cuarto con una vela en mano.

―¿Por qué está oscuro? Así no se podrá ver su estado, Stella.

―El doctor dijo que debíamos mantener la luz apagada para su descanso… o algo así, no recuerdo muy bien.

―Stella, el doctor acaba de llegar y aquí no ha entrado ni siquiera un sirviente, solo está la familia.

Por unos segundos todo el aire salió de los pulmones de Stella mientras miraba a su hermano con terror cosa en que este le correspondió.

―Isak…

―Y los Shinrias ocultan sus feromonas de ser necesario… ¡Carajo!

El rubio salió huyendo del lugar en busqueda de su padre, pero este no parecía dar señales de vida, todo estaba oscuro ahora y de momento supo que algunos o con suerte algún Shinria se había adentrado al lugar. Los habían encontrado demasiado rápido como para ser real y tras voltear hacia una estantería donde yacían los rifles se encontró con rosas blancas en las plantas que adornaban el lugar, estas mismas brillaban y parecían rodar sobre su eje.

Aquello se trataba de un Shinria de tierra puesto que ellos son conocidos por rastrear a través de las plantas y dejar como marca este tipo de rosas de la misma forma en que los Shinrias de fuego dejan cenizas por todos lados.

De forma repentina el hombro de Isak fue tocado haciendo a este saltar en su lugar, luego sintió una respiración tibia en su oído.

―No estás concentrado sabiendo que hay Shinrias aquí…

La tenebrosa voz provenía de su padre, mismo quien le pasó un mosquete cargado.

―Ve al cuarto donde está Erik y saca y a Stella, ese Shinria solo viene por su destinado y nada más.

The pleasure of darkness [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora