Love in War [Merthur]

Llamada del Dragón

—No me vengas con cuentos. Sé lo que es la magia, y lo que hiciste fue más allá de cualquier explicación lógica. ¿Quién es tu maestro? ¿De dónde obtuviste esos poderes?

Respiré profundamente, sintiendo que la verdad era inevitable. Genial, primer dia y ya me van a quemar

—No tengo un maestro, Gaius... Nací con estas habilidades. Soy un brujo, y yo...

La sorpresa se reflejó en el rostro de Gaius, seguida de una mezcla de incredulidad y preocupación.

—Eso es imposible... ¿Quién eres tu? 

—Yo... yo soy Merlin. 

La confesión de mi verdadera identidad como hechicero dejó a Gaius sorprendido. Se acercó para verme mejor, y la intensidad de su mirada me hizo sentir un poco incómodo. Cuando me preguntó si mi nombre era realmente Merlin, asentí con sinceridad. Sin embargo, en lugar de dejarlo satisfecho, pareció aún más desconcertado.

—¿Merlin? ¿Ese es tu verdadero nombre? —preguntó Gaius, mostrando un rastro de incredulidad.

Me sentí ofendido por su tono y le respondí con firmeza:

—Sí, ese es mi nombre. Merlin.

La sorpresa en el rostro de Gaius se transformó en algo más profundo. De repente, se acercó y, antes de que pudiera reaccionar, me abrazó. La cercanía y la calidez del abrazo me desconcertaron, y sin entender completamente lo que sucedía, lo aparté de golpe, mostrando un atisbo de enojo en mi mirada.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté, sin ocultar mi irritación.

Gaius retrocedió, observándome con una expresión comprensiva y apologetica.

—Lo siento, pero es solo que... tu madre, Hunnit, te buscó durante años. Dijo que un día encontrarías tu camino aquí.

Mis ojos se abrieron con sorpresa e incredulidad. Hunnit, mi verdadera madre, había estado buscándome. La mención de su nombre hizo que mi enojo se intensificara. Sin pensar, lo aparté de nuevo, esta vez con más fuerza.

—¡Esa mujer está muerta para mi! —le espeté, mi voz resonando con un tono amargo—. Me abandonó en un bosque, solo y al borde de la muerte. ¿Cómo puede se atreve a estar buscándome?

Gaius, visiblemente consternado por mi reacción, intentó explicarse con calma.

—Merlin, lo que estás diciendo no tiene sentido. Hunnit no podría haberte abandonado en esas condiciones. Debe haber alguna confusión o malentendido.

La ira creció en mí ante sus palabras. ¿Cómo podía él, un completo desconocido, afirmar conocer la verdad sobre mi pasado? Me adelanté, mirándolo con ojos llenos de rabia y dolor.

—No puedes entender. No sabes lo que pasó. Hunnit me dejó solo en el bosque. Estuve al borde de la muerte. ¿Por qué debería creerte a ti y no a mis propios recuerdos?

Gaius trató de mantener la calma y expresó con firmeza:

—Merlin, las personas a veces tienen razones que nosotros, desde afuera, no podemos comprender. Hunnit pudo haber tenido motivos que desconocemos. Pero lo que te estoy diciendo es que ella, de alguna manera, ha estado buscándote. Debes escuchar su historia antes de juzgar.

Mi mente luchaba entre la furia y la confusión. ¿Hunnit, realmente me estaba buscando? ¿O Gaius estaba tratando de manipularme con alguna artimaña?

—No lo entiendes —repliqué, con una mezcla de desesperación y resentimiento—. Lo que sea que estés sugiriendo no puede cambiar lo que pasó.