𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍 ❛𝓢𝓾𝓷𝓼𝓾𝓷❜

IV

-¡¿SUNGHOON DONDE ESTÁS POR EL AMOR DE DIOS!?- Grito Jake desesperado. Le aterraba el hecho de que estuviera en cualquier parte del basto espacio de Versalles sufriendo solo, haciéndose daño sin nadie a su lado para confortarlo o protegerlo de no pasarse consigo mismo. Sunghoon era alguien que necesitaba atención, consuelo, amparo... lo necesitaba a él. Quería encontrarlo de una buena vez y que el susto se le pase como todas aquellas veces en las que veía a Sunghoon sano después de una violenta crisis, abrazar al menor hasta que se le quiten las ganas de llorar y repetirle hasta que ya no pueda más que todo iba a pasar a pesar de saber que ambos sabían que era mentira. Si era sincero consigo mismo no podía diferenciar quién era el más necesitado, si él o Sunghoon, quién buscaba maás auxilio o amor en un mundo indiferente ¿Era su principito el que lo necesitaba o era él quien requería al príncipe? por más que lo pensase no había respuesta. Rogaba, rezaba por que él le pueda responder , deseaba con todo su ser, que por un milagro lo encontraste hecho una bolita tras un librero con lágrimas secas y un vidrio en la mano, pero las cosas no eran así. Sentía todo como si fuese un turbio sueño pero su carne tensa y huesos temblorosos sabían que nada de eso era una pesadilla. Descartes mentía, la vida no podía ser una mentira porque los momentos como esos cuando la muerte le respiraba en la nuca y podía saber que se ahogaría de temor le daban la certeza que la vida es nada más que la verdad. Maldita sea la realidad, maldita sea estar vivo, maldita sea amar. Quería, no, anhelaba a su chico de vuelta. Tenía lágrimas en los ojos y le abrumaba el hecho de que podía estar en cualquier parte perdida de Versalles. A veces odiaba que ese lugar sea tan estúpidamente grande. Odiaba haber nacido.

En medio de ese pánico creciente donde ya no sabía que hacer y solo quería llorar hasta que pueda oler el perfume de Sunghoon de nuevo, escuchar su voz o sentir sus frágiles manos sobre su espalda Wonyoung abrió la puerta abruptamente con el rostro molesto.

-¿Que ocurre y porque hay tanto alboroto como si fuera mercado de pueblo?- dijo ella irritada entrando al lugar. Iba acompañada por una jovencita baja, delgada y jovial de cabellos castaños y ojos grandes del mismo color. Era su dama de compañía, Leeseo. Ella cerró la puerta tras la princesa y la habitación se bloqueó del ruido de afuera quedando en un silencio aislado del que se podía escuchar el murmuro de la bulla.

-¿Acaso no escuchó?- Dijo Jake sin creerse que Wonyoung este como si nada mientras él estaba a un paso del colapso. Ella negó la cabeza sin comprender. - Su hermano, el príncipe Sunghoon ha desaparecido.-

La joven abrió la boca lentamente y se quedó petrificada en su sitio con destellantes lágrimas acumulándose en sus ojos con la voz de su conciencia susurrándole al oído. Sabia que se las debía tragar, actuar como si fuera ignorante.

Agissez bien, princesse, vous avez fait le serment de garder le silence jusqu'à la mort. Le mensonge est l'art de la vérité.

La chica se tragó su propio aliento y estaba evitando a toda costa volver a recordar el dolor de ver a su hermano partir. Podía ver el dolor y desesperación en los ojos de Jake, lo entendía. El no saber dónde estaba aquel que tanto amaba o como estaba, si se sentía mal, solo, feliz o en peligro. Con la única diferencia que sabía la razón y que al menos Sunghoon le tuvo la confianza para decirle lo que haría y despedirse, permitirle abrazarlo una última vez y mirar sus ojos antes de verlo partir para siempre. Desde el momento que lo vio desaparecer por los límites de Versalles hacía el este no paraba de repetir la escena que tuvo con su hermano en su habitación durante la madrugada. Se veía como un recuerdo borroso y transparente que tal vez nunca ocurrió pero sabía que era real cuando su corazón dolía por haber perdido una parte fundamental en la capacidad de amar. Entonces aquella cruel película que no tenía fin dentro de su recelosa mente le provocaba un dolor en el alma caóticamente insoportable.