Esos intensos ojos, los había visto, lo sabía. Estaban detrás suyo cuando regresaba a la casa al caer la noche, estaban fundidos en la oscuridad de su cuarto cuando se despertaba a media noche, estaban en sus sueños, acechándolo.

<No te detengas>

El hombre no hablo, no se movió, solo permaneció ahí viéndolo fijamente, y aun así él supo que era su voz, él era quien le decía eso.

<Baila>

Como si de una orden se tratara él se sintió intimidado, su cuerpo comenzando a reaccionar, sus caderas volviendo a moverse. Sus ojos no se apartaban, estaban fijos en el desconocido, y repentinamente la idea de seguir moviéndose era necesaria. Él quería tener su atención, quería seguir sintiendo esa pesada mirada en él. No sabía que le ocurría, pero le era imposible moverse al ritmo de la eterna canción y rogar que el extraño sujeto no deje de mirarlo.

<Nunca>

<Sigue moviéndote>

Sus ojos se entrecerraron, sus manos delineando su cuerpo. Las miradas volvieron a sentirse sobre él, pero como si algo los controlara sintió que estas poco a poco se apartaban. El castaño permanecía de pie al inicio de la pista de baile, la gente parecía evitar cruzarse en su camino. ¿Era miedo, era deseo? Él no tenía idea, pero sus ojos simplemente no podían dejar de verlo. Temía que desaparezca, temía perderlo de vista y ya no encontrarlo de nuevo.

Como si el desconocido supiera lo que pensaba, le sonrió, algo en la simple mueca hizo hervir su sangre, su mentón levantándose sutilmente, sus manos deslizándose hacia su estómago y espalda baja abrazándose de forma seductora. No podía dejar de bailar, no podía detenerse.

<Te gusta ser observado, te gusta ser deseado>

Uno de los lados de su boca se elevó, el desconocido pareció poner su rostro de lado, él quería tenerlo cerca, quería que se pegara a él.

Quería que lo tocara.

Sorprendido por sus propios pensamientos se tambaleo, la mueca del contrario pareció transformarse en una más notoria sonrisa, un paso en su dirección fue dado y el repentino cosquilleo corrió de vuelta por su cuerpo.

< ¿Qué tan cerca?>

No sabía cómo esa voz llegaba a él ni a que se refería, pero el deseo de que el extraño se acercara completamente a él lo puso ansioso. Sus labios se separaron dejando que una sola palabra fuera susurrada.

-mucho.

Lo vio dar un paso y luego otro, como si estuviera deslizándose en la pista lo vio acortar la distancia entre ambos y por algún extraño motivo toda la gente que los rodeaba pareció apartarse. Su cuerpo no se detenía, él se movía, aún más lenta y seductoramente ahora, sentía el impulso de hacerlo. Los ojos del extraño estaban llenos de promesas, algunas de ellas le aterraban, pero aun así no podía apartarse.

<Lo queres, lo deseas>

Cuando el hombre se paró en frente noto como solo unos pocos centímetros lo separaban, si estirase su mano simplemente podría tocarlo.

< ¿Queres que lo haga?>

Lo quería, no entendía porque lo hacía, más aun, tan desesperadamente. Él no era un chico de relaciones rápidas, jamás había ido a casa de un chico que apenas conociese, jamás cedió ante la emoción del momento, y aun así...ahí estaba. Deseando ser jodido por un desconocido.

Su pie se tambaleo al reconocer sus propios pensamientos ¿Ser jodido, eso quería? El extraño era sexy y aterrador, no podía desearlo de esa forma, no tenía sentido.

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