chapter fourteen: stop blaming yourself

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Steve la miraba desde el otro lado de la sala. Ella no reaccionaba con nada, ni siquiera cuando Hopper pasó a un lado suyo y dejó un apretón en su hombro como forma de consolación. Eso le preocupaba, que Morgan fuera a perderse a sí misma como el año pasado.

En realidad, a todos les preocupaba lo mismo.

Robin y Hunter estaban sentados en otro de los sofás, con Anthony sosteniendo el hombro del de lunares en un intento de mantenerlo fuerte. Él conoció a Bob y sabía lo importante que se volvió para Morgan, y aparte estaba preocupado por la salud de Will, igual que Robin.

El par de amigos se miraron mutuamente y luego a Morgan cuando esta por fin reaccionó; parecía que no podía respirar bien, pero trataba de ocultarlo inhalando con entorpecimiento. La castaña miró a todos lados como si buscara algo para después salir rápidamente de la sala. Un instante después se escuchó la puerta de la casa abrirse y luego cerrarse con fuerza.

Hunter hizo el ademán de levantarse para ir tras ella; no quería dejarla sola, sabía lo impulsiva que se volvía en situaciones así. No obstante, Robin lo detuvo sosteniendo su brazo.

─Necesita respirar─únicamente dijo eso. Lo que ella había notado y los demás no, era que Harrington ya había ido en su búsqueda. 

El aire fresco proveniente de los árboles resultó tan liberador para Morgan como devastador

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El aire fresco proveniente de los árboles resultó tan liberador para Morgan como devastador.

Sus manos temblaban aún más que antes y ya se encontraba fastidiada de eso. Odiaba no poder tener el control de su propio cuerpo y que este actuara por voluntad propia, tanto así que de ningún modo pudo evitar que sus labios temblaran igualmente y las lágrimas comenzaran a bajar por sus mejillas una tras otra.

─¿Morgan?

Evitó voltear a pesar de reconocer la voz. No quería hablar con nadie, ni que nadie la viera en ese estado. Detestaba que la vieran llorar.

─¿Mog...?

Cerró los ojos, tratando de parar el llanto, pero el apodo saliendo de sus labios solo lo aumentó.

─Debí de estar ahí─musitó entre lágrimas, siendo apenas comprendida por el chico.

Se giró hacia él y el corazón se le rompió. Hacía mucho que Steve no veía a Morgan en ese estado; sus ojos estaban rojos al igual que su nariz y el puchero en sus labios era una imagen tierna y deprimente a la vez

─Debí de estar ahí─repitió con el corazón destrozado.

Steve intentó dar un paso hacia Morgan, lo que provocó que ella retrocediera y negara repetidas veces con la cabeza, así que regresó a su lugar y trató de suavizar su voz.

─No tenías forma de saber que eso iba a pasar.

─Pero si hubiera estado ahí, tal vez lo hubiera salvado.

THE SONG OF LOVE-STEVE HARRINGTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora