Mami: Espero que no sea difícil para ti aceptar que tienes un tío tan joven. Maximiliano es un gran hombre y tu padre no le daría la espalda a su familia, así como no lo haremos tú y yo. Sé que seguramente te costará aceptar su presencia en nuestra pequeña familia, pero también sé que eres bondadosa y que lo harás sentir como en casa. Mañana, tengo turno demasiado temprano, no voy a estar para despertarte TAL VEZ, así que espero que no te quedes dormida hasta la tarde y faltes a clases como otras veces ha pasado. También quería decirte que tu padre acompañará a Helena al hospital. Maximiliano se irá contigo a la Universidad, ¿Podrías ayudarlo a inscribirse? Ya tu padre habló con el rector y van a dejarlo anexarse a clases, aunque las inscripciones han pasado. Te quiero mucho, Stracy Holloway Ferguson, eres una gran hija.

No respondo porque hacerlo sería firmar mi acta de defunción. Mamá piensa que estoy dormida y paso a los mensajes de mis amigas. Solamente son fotografías de la pizza y ellos comiéndola.

Vanessa es la única que me envía una fotografía de su gatito y a ellas sí les respondo, aunque los mensajes ni siquiera le llegan porque sé que deben estar durmiendo. Jacob está en línea y leo sus últimos mensajes.

Jacob: Te extraño, amor.

Me envió una fotografía de él sonriéndole a la cámara.

Jacob: Las estrellas están tan bonitas como tú.

Jacob: Salió una nueva película de Marvel, te invito a una cita a ver la película y comernos a besos, ¿Qué dices?

Una sonrisa se forma en mis labios.

Yo: Acepto.

Yo: ¿Qué haces despierto?

Su respuesta es inmediata.

Jacob: ¿Qué haces despierta tú?

Yo: No podía dormir.

Jacob: ¿El libro terminó así de mal que te dio insomnio?

«Es por mi nuevo tío», pienso, «Por alguna razón no puedo dejar de pensar en él y en sus ojos», pero por supuesto eso no voy a decirle a Jacob.

Yo: Sí, no sé cómo sigo amando a Rhaenyra Fischer si me hace sufrir tanto con sus libros.

Él manda una carita riendo y me siento mal por mentirle.

Me remuevo sobre la cama y su respuesta llega.

Jacob: Ve y prepárate un vaso de leche caliente. Sabes que eso siempre te hace dormir. Es lo que haré yo, tampoco logro dormirme :D

Yo: Eso haré. Quiero descansar, ¡te quiero!

Jacob: Yo te quiero más, mi princesa.

Me envía varios corazones y dejo el celular sobre la mesita de noche. Me levanto y me coloco las pantuflas de unicornio para salir de mi habitación. Me abrazo a mi misma y trato de hacer el menor ruido posible porque no quiero despertar a nadie. Tengo el cabello suelto y la tela del camisón que me cubre es de satén rojo, del mismo color de mi cabello.

La calefacción está apagada por lo que hay algo de frío. Estoy que me devuelvo para ir y colocarme un suéter, pero no lo hago porque ya estoy por llegar a la cocina que extrañamente tiene la luz encendida.

Me tengo en seco cuando escucho que se abre el refrigerador y asomo mi cabeza por el marco de la puerta, tensándome cuando veo quién está ahí.

«Padre santo que estás en los cielos», es lo único que soy capaz de pensar. Maximiliano se empina una copa de vino, está de espaldas, sentado sobre el mesón, sin camisa y con el cabello desordenado. No puedo evitar preguntarme qué es lo que hace despierto a estas horas ni qué hace con el vino de mi padre.

Si tan solo no fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora