Capitulo 10: Será a mi manera.

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―No lo digas ―hablo con la voz entre cortada―. Por favor Brittany estoy intentando hacer las cosas bien, ¿Cuánto más vas a condenarme?

―Cuanto yo quiera ―sentencia, justo en ese momento noto cuan de difícil será acercarme a ella―. No me importa ese dolor patético del que hablas, no me interesa saber si sufriste o no.

Trago fuerte, hago lo posible por no romperme frente a ella. Mentiría si dijera que aquellas palabras no me lastimaron, lo han hecho―. Bien..., si es así yo...

―Solo vine a negociar ―pasa de mí y toma el asiento que hace un rato dejó―. Ahora me gustaría saber si realmente tienes un plan para la agencia o solo lo dijiste en un momento desesperado.

―Si tengo un plan Britt, el día que conseguí la documentación del estado financiero de la agencia trabajé en una estrategia que podría funcionar.

―¿Podría?

―No puedo mentirte, todo depende de la respuesta de la gente y para eso tenemos que trabajar duro y en equipo.

Rueda sus ojos, no me hace falta ser adivino para darme cuenta del desagrado con el que recibe mis palabras―. No creo que haya otra opción.

―No la hay, pero si el resultado es el esperado la reputación de la agencia volvería a la cima.

―Eso es lo que me interesa.

Asiento apretando a mi bebé―. Necesitamos hablar acerca de mis condiciones ―digo aquello con cautela y volviendo a mi asiento. Observo como se remueve incomoda.

―Ya Franco comentó que querías darle tu apellido a Sabina.

―Si... me gustaría además poder verla con frecuencia, y de ser posible quedarme con ella los fines...

―Momento Blake ―me mira con ojos grandes―. No pienses que accederé a todo sin chistar, Sabina no es un juguete que voy a pasarte cada que se te antoje. Por ahora accederé solamente a que tenga tu apellido, lo que ya es bastante.

―Quiero verla más seguido...

―Y lo harás, solo que cuando yo así lo decida.

La miro incrédula, ¿me cree estúpido? Hace un rato dejo claro que si fuera por ella no estaría aquí con mi hija.

―Dices eso para salir del paso, necesito algo más que una promesa vacía.

―Quieras o no tendrás que confiar en mí ―promete aquello con ojos maliciosos, estoy seguro que disfruta de esto―. La única que autorizará tus visitas a Sabina seré yo, visitas que no se harán en la villa de mi hermano sino en algún establecimiento público. Espero que tres horas sean suficientes.

―¡Debes de estar jugando! ―suelto aquello con impotencia olvidando por un momento a mi pequeña que solloza en brazos, me disculpo en un susurro mientras la meso. Observo la expresión de disgusto de la mujer fría frente a mí―. No estoy de acuerdo con eso, aun no me dices con seguridad cada cuanto podré verla. No accederé a solo unas horas si pretendes que la visite solo una vez al mes.

―Tal vez la veas dos veces al mes ―sonríe con malicia.

¡Maldición! Se está mofando de mí.

―No juegues Brittany, no intentes sacarme de quicio.

La mujer se inclina hacia adelante adquiriendo una posición muy sensual, trago fuerte, mantiene ambas manos en sus costados, cruza sus piernas mientras ladea su cabeza de manera coqueta.

―Hasta donde recuerdo era muy fácil y divertido hacerlo.

Esos orbes marrones me miran con alguna clase de expresión que no comprendo, es como si su pequeña cabecita estuviera planeando algo que ignoro. Esa sola sospecha me pone los vellos de punta. Por más mal que suene, controlar a la antigua Brittany era muy sencillo. Lo único que tenía que hacer era hablarle en susurro muy cerca de la oreja y seducirla, con eso bastaba, esta sin embargo se muestra más segura de sí misma, como si no le temiera a nada. Su cadera luce más ancha al observarla en esa posición, su cabello café conserva un brillo diferente, y esos labios ¡Joder!, esos labios lucen apetitosos, sin duda está hecha una mujer. Algo en mí se enciende al imaginarla adquiriendo nuevas experiencias, nuevas experiencias con otros hombres ¡Joder! No, no quiero ni pensarlo.

Calm (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora