- ¡Dios, Jade!-mi hermana me quita los chocolates de las manos y los deja en su lugar-Tengo una hija, no dos.

Resoplo indignada y cruzo mis brazos caminando hacia mi silla, enojada, como una niña pequeña. Junto a mí la pequeña pelinegra cubre su boca para evitar reír. Hina es preciosa y no lo digo porque sea mi sobrina favorita, mi única sobrina en realidad: Su piel es tan blanca como un copo de nieve, su cabello es igual de negro que el de su padre cuando no lo lleva decolorado, sus ojos son grandes y expresivos del mismo color de su cabello, y sus mejillas siempre están sonrojadas, eso es lo único que heredó de su madre. Miento, tiene un leve parecido a los Wood, pero sus rasgos en su mayoría son asiáticos borrando el rastro de los españoles e ingleses.

- ¿Si ves Hina?-me inclino un poco hacia ella-Por eso tu padre sigue viajando, porque tú madre no lo deja comer chocolates.

- ¡Jade!-chilla mi hermana arrojándome el trapo de frutas al rostro haciendo que Hina ría por lo alto.

-¡Mi maquillaje, loca!

-Mami ¿Papá envió una carta?-dice con un poco de dificultad. La entiendo, en esta casa se hablan todos los idiomas que sabemos hablar, español, inglés, coreano y francés. Milagrosamente Hina no se ha vuelto loca con tantos dialectos, milagrosamente yo tampoco lo he hecho.

Comparto una mirada con Jeanne. Le duele engañar a su hija con las supuestas cartas que envía su padre desde Corea cuando en realidad él no sabe de su existencia y está lejos de saberlo.

Respeto la decisión de Jea y la comprendo, solo pasó con el padre de la niña tres jodidos días y ni siquiera intercambiamos números como para decir que podíamos haberlo llamado o contactado, pero así como es comprensible para mí, también siento que es algo egoísta de su parte. Jeong-ji merece saber que tiene una hija y Hina necesita saber que su padre es el Ídol que tanto admira.

-Aquí está-saca un sobre de no sé dónde. Siempre hace que aparezca repentinamente como si de un truco de magia se tratase- ¿Te la leo?

- ¡SI!-respondemos mi sobrina y yo al unísono.

-Hola mi pequeña flor de loto-Hina no se da cuenta de lo afectada que está su madre, pero yo sí- ¿Cómo estás? Espero que bien. Esta semana viaje con mi equipo de trabajo a la ciudad metropolitana de Daejeon, es una ciudad hermosa y como toda Corea, despierta al anochecer. Esta vez nos colamos en el concierto de los Bad Clovers-Hina chilla de la emoción y casi puedo escuchar el corazón de mi hermana rompiéndose-El show estuvo sensacional, Jeong-ji te envía un saludo, no tenía papel conmigo así que no pude pedirle un autógrafo para ti, Hina. Te extraño hija y muero por verte, solo necesito terminar algunas cosas aquí y estaré contigo y mamá, ten paciencia. Te amo.

Mi sobrina sonríe con ilusión ¡Dios! Quiero llorar, toda su vida se ha comunicado con su padre por este medio y ella le responde con una carta colorida contándole todo, absolutamente todo, y eso solo logra que el peso en los hombros de su madre sea cada vez más pesado.

-Papá es el mejor-Hina suspira metiendo la cuchara con esa sustancia viscosa de kiwi en su boca. Se ve mal, pero lo cierto es que sabe fantástico.

Desayunamos juntas como todas las mañanas antes de salir hacia nuestro destino. Jea lleva a Hina a la escuela de niños cerebritos, así le digo yo. Es una escuela que alberga al futuro de nuestro país, programas desarrollados, todos sus estudiantes son bilingües y tienen un excelente promedio académico. Después de eso, Jea llega a Beckter, la firma de arquitectos que fundó nuestra prima hace años junto a su hermoso esposo. Mi hermana es la arquitecta paisajista principal de la sede en Londres.

Me despido de las chicas Wood y emprendo camino hacia mi lugar de trabajo en True Beauty que no es del todo inglesa, es una compañía producto de una asociación y unión de dos empresas de cosméticos entre Londres y Corea del Sur, es por esa razón tenemos alta variedad de productos importados de Corea y nuestro nombre es conocido a nivel mundial.

Cuando nos volvamos a encontrar. ||1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora