Frágil (Aizawa Shota y tú)

Un regalo.

Volé rápidamente hasta la entrada y abrí la puerta con una sonrisa amplia.

- Hola ____

- Shota - Dije mientras mis pies tocaban el suelo - ¿Qué te trae por aquí a estas horas?

- Acabo de terminar mi patrullaje y quería pasar a saludarte... ¿No interrumpo nada o si? - Dijo rascando su nuca.

- Tranquilo, estoy sola - Reí leve mientras lo dejaba pasar - ¿Traes cigarrillos?

- Siempre.

Nos sentamos en el sofá de mi balcón. Observó que mi cenicero estaba lleno de colillas.

- ¿Día estresante? - Preguntó mientras me entregaba un cigarrillo.

- Se podría decir que si - Respondí.

- Sabes que si necesitas desahogarte con alguien, estoy para escucharte - Dijo antes de darle una calada al cigarrillo.

- Gracias, pero tampoco tengo la necesidad de hablar de eso ahora mismo.

Quedamos en silencio observando la luna llena. Desde mi punto de vista la veía bastante apagada.

Que irónico.

Me levanté para pararme sobre la baranda de hierro de mi balcón. El viento se sentía perfecto en las noches.

- Nada de tirarse ____ - Dijo divertido.

- Reí - No tengo ganas... todavía - Dije mirándolo con media sonrisa.

Frunció el ceño pero con una sonrisa leve, ya iba acostumbrándose a mi humor tan raro.

- De igual forma ya bájate porque me da vértigo verte ahí - Dijo apagando su cigarrillo y levantándose del sofá - dame la mano.

- ¿Me vas a obligar Aizawa? - Sonreí retadora.

Antes de que pudiera reaccionar me tomó de la mano haciendo que baje de la baranda. El estirón fue lo suficientemente fuerte para que choquemos.

- ¡Eres estúpido! - Reproché - ¿No te lastimé?

Soltó una pequeña risa mientras negaba con la cabeza. Suspiré aliviada.

- ¿Interrumpo algo?

Me aparté de Shota y giré para ver al dueño de la voz.

Keigo...

No recuerdo la última vez que lo había visto tan serio en una situación que no sea de trabajo.

- Hola Hawks - Saludó Shota - no interrumpes nada porque ya me iba, tengo cosas que hacer.

- Adiós Eraser - Dijo mientras se sentaba en la baranda sin quitarle la vista de encima.

- El pelinegro palpó mi cabeza con suavidad - Nos vemos ____.

- Adiós - Dije aún sin entender todo este ambiente extraño.

El silencio volvió a reinar.

Volví a observar a Keigo, estaba de brazos cruzados mirando sus zapatos.

- ¿Hola, no? - Dije sarcástica.

- ¿Qué hay entre Aizawa y tú? - Preguntó directamente.

- ¿A qué te refieres? - Pregunté - Solamente somos amigos y ya.

- ¿Segura? Porque parecía otra cosa cuando llegué - Dijo mirando el cielo.

- No es lo que tu crees, estábamos bromeando y ya Keigo - Dije acercándome a él.

- Pues a mí no me dió gracia, así que no entiendo - Dijo sin moverse un centímetro.

- ¿Cuál es tu problema? No entiendo porque estás así conmigo, soy yo la que debería estar enojada contigo porque no me avisaste nada - Dije enojada.

- Ni es de tu incumbencia - Respondió seco.

Sentí como si me apuñalaran directamente al pecho.

- Vuelve por dónde viniste si te vas a poner así Takami Keigo - Dije antes de irme directamente a mi habitación.

Cerré la habitación con llave y busqué con rabia mis medicamentos.
Tengo que dormir antes de que explote el maldito edificio con mi quirk.

15 gotas de clonazepam.

Listo, ya es cuestión de minutos para que pueda dormir el día entero.

Aún así está mierda duele.

No entiendo.

No es justo.

Odio esto.

¿Por qué todo tiene que irse a la mierda en un segundo?

¿Por qué?

¿Qué hice?

¿Realmente no soy merecedora de una explicación y una maldita disculpa?

Quiero irme.

Quiero morir.

Ya no puedo más...