Capítulo 14. La tortilla (parte 2)

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18:05

Menos mal que me he ido y no doy clases con él.

18:05

Por cierto... ¡Mañana voy a la galería Uffizi!!

18:05

Yo

¡Qué bien!

18:05

Pero no sé si os dará tiempo a verlo entero.

18:06

Silvia

No, no. Vamos por la mañana ya para echar el día allí.

18:06

Yo

Así, fumándose la clase.

18:06

Silvia

¡Es por una buena causa!

18:06

Yo

¿Qué causa? Sorpréndeme.

18:06

Silvia

Es por mi arte. Necesito nutrir mi alma de inspiración.

18:06

Yo

Anda, qué teatrera, ja, ja, ja.

18:06

Voy a bañar a mi madre y ponerme con la cena.

18:06

Silvia

Ciao, mio caro!

18:07

Yo

Ma cosa dici, bambina.

18:07

Silvia

Ti voglio.

18:07

Yo

¡¡Te quiero!! Diviértete.

18:07

Con la nostalgia de tener a Silvia a más de mil quinientos kilómetros de distancia, traté de concentrarme, saqué el papel y comencé a escribir.

Cuando no veo tu sonrisa

Me imagino tiritar a la mañana...

—A la mañana... —pensé.

Nada. No se me ocurría cómo continuar. Ya no había espacio en la hoja para más ideas fallidas, así que repasé los versos inconexos para ver si alguno merecía ser rescatado. No. Arrugué el papel, hice una bola y la lancé a la papelera. En el móvil saltó la previsualización de un último mensaje.

Silvia

Chao, gatito.

18:09

Sonreí. Siempre hacía lo mismo: nos despedíamos y, para no darme la opción de que la llamara gatita yo a ella, esperaba a que me desconectara y me enviaba ese mensaje. Claro que podía conectarme de nuevo y contestarle, pero siempre lo dejábamos así, con el «Chao, gatito» como fin de la conversación.

Mientras me olvidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora