—Le dije a Hirving que yo te ayudaría, ¿Por qué no me esperaste?—

En cuanto escuchó esa voz tomó rápidamente la toalla para taparse el cuerpo completamente nervioso.

—H-Hola Lio... No escuché que entraras al departamento. Mucho menos al baño. Dios que vergüenza. Me estás mirando—

—Sí, ¿Que tiene de malo?—

—Que estoy espantoso —

—Eso jamás podrías. Eres hermoso. Dejame ayudarte solecito — Sonrió.
Lionel se acercó al rizado para tomar la crema, dejó caer un poco en sus dedos y se inclina ligeramente para pasarlo lentamente por las cortadas que tenía el alto. Se detuvo cuando esté se retorcía por el dolor, solo sonrió un poco y siguió colocando la crema—Listo, ahora debes vestirte — Le entregó la pijama— Te daré tu espacio...—

—Necesito ayuda, no puedo inclinarme tanto para vestirme — Pidió con total vergüenza en el rostro, tuvo que bajar la mirada cuando sentía que iba a llorar por la pena — Está bien si no quieres... Yo comprendo —

—No, para eso estoy aquí Memito. Dije que te iba ayudar — Le sonrió con ternura para tomar el boxer del mayor — Vení—Pidió Lionel.

Guillermo suspiró hondo sosteniendose de los hombros del más bajo levantando con cuidado el pie dejando que las manos del castaño deslicen el boxer de licra por sus piernas. Sentía las mejillas ardiendo de la emoción que estaba sintiendo en esos momentos.

—¿No te molesta si me agarro más de tu camisa? Siento que voy a perder el equilibrio —

—No, no me molesta Memo, adelante — Contestó Lio ahora colocandole el short al rizado, tomó la camisa de este y suspiró —Ahora levanta los brazos — Pidió viendo como este obedecía al instante, se acercó para colocarle la camisa con mucho cuidado de no lastimar ninguna parte del rizado, era tan frágil. Sentía que en algún momento lo podía romper —Ya, quedaste re divino Guillermo — Ríe suavemente.

—Muchas gracias por la ayuda — Le contestó con una leve risita, tomó el cepillo de cabello empezando a desenredar el poco cabello que tenía, suspiró triste quedándose en silencio.

Messi se acercó tomando el cepillo, empezaba acomodarle con cuidado el cabello hasta dejarlo peinado— Que lindo y fresco te ves. Con todo el afán de coquetear — Guiñó el ojo mirando como la cara del mexicano estaba completamente roja— Eres un tomatito cada vez que estás Sonrojado, no hay nada que no hagas bien — Sonrió Lionel.

—Basta, deja de decirme esas cosas solo para animarme. Se que me veo horrible — Susurró apenado— Ya no me veo igual, no tengo mis rizos — Chilló secándose rápidamente las lágrimas.

Lionel suspiró profundamente y lo abraza con delicadeza.

—Voy a pedir que dejes de tratarte de esa forma, eres muy hermoso. T-Te ves re atractivo ahora, no sabes cómo se me acelera el corazón solo de verte — Confesó con el rostro fuertemente rojo, sus labios se apretaban por los nervios que estaba sintiendo —Memo de verdad eres muy lindo, deja de tratarte de esa forma— Pidió abrazándolo con fuerza.

Guillermo sonrió apenado y corresponde ligeramente el abrazo permitiendo así mismo sentir lo suave y cálido que era Lio, se sentía tan reconfortante.

—Hueles a fresitas —

—Es que no me he bañado —Bromeó —Mentira, me bañé para poder venir a verte, siempre quiero entrar presentable

— Que galán es Lionel  —

Ambos chicos empezaron a reír suavemente, Memo dejó el rostro en el hombro del bajito tomando su mano con delicadeza estando emocionado internamente.

Messi rodea con sus brazos al rizado acariciando lentamente su cabello con cuidado, sentía su respiración más pesada al querer mantener esa posición por todo el tiempo necesario y que el menor no se alejara de él.

—¿Por qué eres amable conmigo? —

—¿Por qué no debería de serlo?—

— No lo sé, no me conoces ni nada — Se levantó de hombros manteniendo los ojos cerrados.

—Yo quiero conocer cada detalle de ti, lo más mínimo, quiero amar a alguien y dejar de sentir un vacío en el pecho — Contestó.

—¿Elegiste amarme a mí? — Preguntó

—No pude evitarlo —

—¿Por qué?—

—Porqué vos sos  el chico más hermoso que han logrado ver mis ojos —Tomó la mano del menor— Déjame amarte Paquito Memo, déjame sanar ese dolor —

Guillermo sintió como el su alma se estaba desprendiendo por esas palabras, sonrió emocionado y lo abrazó con fuerza.

—Esta bien Messi. Acepto — Sonrió.

Ambos se quedaron mirando por unos segundos. Ambos pegaron las frentes sintiendo como la respiración de ambos se combinaba.

Lionel sonrió y le dejó un beso en la frente para seguir meciendo al menor en sus brazos.

Que paz sentía en el corazón Guillermo, agradecía con devoción a cualquier santo que lo escuchara por haber colocado al Argentino en su camino.

Volvía a creer en el amor.





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Les pongo algo “lindito” cómo regalito por haber llegado a los 11k de vistas y 1.50k votos en Beautiful Boy
Muchas gracias por todo el apoyo que me han dado en mis historias, ustedes revivieron las ganas de escribir que no tenía desde hace mucho.

Espero y les haya gustado el capítulo, los quiero mucho.
No pelien por favor, me da cosita que los criaturas hermos@s se anden peleando >:(.

❝Labios Rotos; Messi y Ochoa(AU)❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora