Subí hasta nuestro piso, abrí la puerta Joe estaba en el sofá.
Narra Joseph.
Amelia: Hola, Erick esta abajo esperándote - pasó a la cocina por un vaso de agua.
Joseph: Hola Pecas - tomé mi celular y llamé a Erick - Hey amigo, lo siento, me cancelaron el plan, puedes irte, te pagaré de igual forma, si, si, lo siento y gracias, adiós - colgué.
Amelia me miró con suspicacia.
Joseph: Wesley siempre cancelándome a última hora - fingí enojo.
La verdad era que nunca tuve planes de ir con Wesley, simplemente quería tener a Amelia de vuelta en casa, alejarla de Erick y lo logré, si no hubiera venido igual iba a cancelar el supuesto viaje, pero me sentí victorioso por que había resultado todo tal como lo planee.
Amelia: ¿Ya cenaste?
Joseph: No, ¿Pido pizza? - pregunté animado.
Amelia: ¿Con piña? - sonrió.
Estábamos en buenos términos, ella había decidido estar con Erick y me partía el alma, pero lo respetaba, aunque siempre buscaba alguna excusa para alejarlos.
Joseph: Nah Pecas eres asquerosa, no puede gustarte la pizza con piña - hice una mueca de asco.
Amelia: Tú no sabes lo que es bueno - me mostró su dedo medio.
Terminamos pidiendo pizza, mitad con piña, mitad pepperoni y pepinillos, nos sentamos a ver su serie favorita "Malcolm In the Middle".
Amelia: Iré a estudiar un poco. - se levantó del sofá.
Joseph: ¿Puedo ayudarte en algo? Quizás leer algún diálogo juntos - moría por pasar más tiempo con ella.
Amelia: No es necesario, gracias, buenas noches - se despidió y fue a su habitación.
Salí al balcón para fumar antes de irme a la cama, el cielo estaba muy nublado, se aproximaba una tormenta.
No tardé mucho en quedarme dormido, estaba durmiendo plácidamente hasta que me despertó la cercanía de Amelia, quien se metió a mi cama abrazándome desde atrás.
Joseph: ¿Pecas? - pregunté somnoliento, girando un poco la cabeza hacia su lugar.
Amelia: Lo siento no quería despertarte, me dan miedo las tormentas y los truenos ¿Puedo dormir aquí? - susurró en mi espalda.
Joseph: Mhum - respondí apenas, volviendo a dormir.
Volví a despertar ya que escuche a Amelia quejándose y sollozando, me giré hacia su lugar.
Joseph: Amelia, hey, hey, despierta, despierta - la removí un poco hasta que abrió los ojos.
Amelia: Joe - me abrazó sollozando.
Joseph: Shh, shh , tranquila Pecas, estoy aquí, estás conmigo, solo fue un mal sueño ¿si? - acaricié su pelo para tranquilizarla.
Amelia: ¿Sabías que me encontraron entre escombros durante el huracán Katrina? - habló en mi pecho.
Joseph: Si, lo sabía - susurré con un poco de tristeza.
Conocía su historia, pero no solíamos hablar de ello en casa.
Amelia: Me encontraron cuando tenía un año, nunca se supo que pasó con mis padres, quizás murieron o tal vez aún me buscan - volvió a romperse en lágrimas.
Joseph: Hey no pienses en eso ahora, tranquila - se aferraba a mí.
Amelia: Se que suena absurdo, solo tenía un año, pero a veces tengo recuerdos del huracán, recuerdo estar a oscuras bajo los escombros y a veces tengo sueños en donde escucho a mis padres llamándome.
Joseph: Pecas, no puedo imaginar lo que tuviste que vivir siendo tan pequeña, pero ahora estás aquí, a salvo - intentaba tranquilizarla.
Nos encontrábamos abrazados, yo acariciaba su espalda, ella había dejado de llorar, odiaba verla llorar, solo quería protegerla, que se sintiera a salvo.
Amelia levantó su mirada y me besó.
Joseph: Pecas, no, no podemos hacerle esto a Erick - susurré cerca de su boca.
Amelia: Lo sé, lo siento - bajó su cabeza.
Joseph: Quiero estar contigo Pecas, pero no así, primero debes aclarar tus sentimientos.
Moría de ganas por tenerla, pero no quería confundirla más.
Amelia: No sé cómo terminar las cosas con Erick - susurró.
Joseph: Sólo debes ser sincera.
Amelia: No quiero lastimarlo.
Joseph: Lo sé, pero mientras más tiempo pase, peor será, es mejor que hables con el pronto, se que encontrarás el momento, ahora duerme.
Amelia se giró, la abracé desde atrás, no pasó mucho tiempo antes de que ambos nos durmiéramos.
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Primos Quinn +18 Joseph Quinn.
RomanceJoseph: Sólo, no quiero que estés en la boca de nadie. Amelia: Podría estar en tu boca si no fueras tan cobarde. Estábamos a centímetros de distancia, podía sentir su respiración tan agitada como la mía, me acerqué un poco más, me abracé a su cuello...
Capítulo 14.
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