QUEEN ~ La Emperatriz Divorciada

La promesa de dos niñas

No alcanzo a escuchar la respuesta de la albina, pues poco a poco la charla bajo de intensidad y le fue imposible seguir al tanto de lo que decían, aun así no se sentía cómoda tocando la puerta, eso llamaría la atención a su persona y eso era algo que ella odiaba con el alma, aun con su poder de invisibilidad no podría pasar desapercibida por completo, lo mejor seria esperar hasta que los invitados se fueran.

Ya era demasiado tarde, o mas bien era la madrugada cuando el lugar estuvo completamente vacío, pero no fue hasta que una de las sirvientas que servía a la amante salió que Terra se percato de que ya era hora de actuar.

-Kisu- Llamó con voz fuerte, inusual en ella mientras hacia señas a la mujer de cabello color menta que se acercara a ella- Llama a tu señora, de inmediato, quiero hablar con ella.

-Terra -Respondió con cierto tono de asco pero miedo la contraria, mirándola de arriba a abajo haciéndola sentir incomoda, nunca habia tenido problemas o enfrentamientos directos con ella, pero habia estado presente en cada una de las ocasiones en la que Clarity peleaba con Kisu y Cherily, seguramente solo la odiaba por estar allí y no hacer nada para detener a su compañera- ¿Por que quieres hablar con ella? ¿No te significaría eso una traición a tu sanguinaria princesita? -Aquello ultimo lo dijo en son de burla, haciendo a la vez una señal con sus manos simulando la hoja de una guillotina cortando su cabeza.

-No te atrevas a hablar de mi princesa, créeme que no me importara hacer que pierdas tu trabajo y posición de inmediato.

-¿Quien eres tu para hacer que me despidan? ¿Acaso te haz creído una miembro de la realeza? Esclava- La menor levanto la cabeza y el mentón manteniendo la mirada alta y sonrió soberbia ante sus palabras, tal vez para ella era obvio que era una actuación, algo que aprendió de su maestra de modales cuando llego al palacio y de lo que no solía hacer uso muy a menudo, pues sabia que nunca llegaría a ser tan intimidante como la señora a la que servía, pero seguramente algo estaba haciendo bien, Kisu se tropezó con la pared quedando pegada a esta y no le quedo mas remedio que bajar la cabeza para evitar sus ojos.

-Que tu vida no le importe a tu ama no es mi problema, o que no tenga el poder para protegerte en caso de quererlo no me interesa, pero creo que sabes lo suficiente de MI PRINCESA como para comprender que si digo una palabra ella no dudara en mover cielo y tierra para sacarte del palacio, sin importar si tu familia queda al borde de la pobreza, el hambre y la muerte, ¿Enserio crees que Rashta y el emperador no te reemplazaran de inmediato, kisu? Es demasiado riesgo solo por un insulto, ¿No crees? -No recibió respuesta y la de cabellos verdosos apretó sus labios como conteniéndose para no cometer mas errores, ahí estaba la verdad, Terra no era aterradora como Enio pero no por eso era menos peligrosa, ella hacia uso de las palabras, el futuro y el miedo para acabar a los demás, por eso se mantenía relevante en el sequito- Ahora trae a Rashta, de inmediato. 

-¡Terry! ¡Si viniste a verme! -El grito no fue lo suficientemente fuerte como para alarmarla en una primera instancia por lo que para cuando se dio cuenta estaba apresada en los brazos de la albina en un abrazo fuerte que la estaba dejando sin respiración.

-¡No me toques! -Se soltó del agarre tan pronto como pudo, dando un par de pasos atrás como si el tacto de la contemporánea hubiera ardido y quemado su piel, movió la cabeza insistentemente de un lado a otro y al verificar que nadie noto aquel gesto se volteo a verla con odio, para luego pasar a reprenderla- Ya te he dicho que no me llames así, tampoco quiero que me abraces, recuerda que tu y yo no somos amigas. 

-Oh, esta bien, Rashta lo siente, no volverá a pasar- Observo como la mas joven bajaba la mirada y sus labios temblaban anticipando llanto, Terra chasqueo la lengua fastidiada, no la recordaba de esa forma, con una actitud tan irritante- ¿Has traído noticias para Rashta? ¿Por que estas aquí?